Con su pastelería Mi Cielo, Blanca Estela emprende en Alturas del Sur
Blanca Estela encontró en la repostería un espacio para crecer como mujer, mamá y emprendedora.

Antes de ver a Blanca, ya sabes que llegaste a su casa en Alturas del Sur. El aire cambia en cuanto das vuelta por la Cima del Nevado de la Horqueta.
Huele a vainilla, a chocolate recién horneado, a flan tibio. Huele como esas pastelerías famosas del centro... pero esto es una casa común y corriente, una cocina de hogar en Alturas del Sur, donde los sueños se hornean a fuego lento y con mucho cariño.
¡Recibe las últimas noticias!
La mejor terapia ocupacional

Blanca Estela Cebreros Zamora tiene 37 años y desde hace seis, su horno no ha dejado de encenderse.
Lo que empezó como una forma de desconectarse un poco de la rutina de ser ama de casa, terminó convirtiéndose en “Mi Cielo Pastelería”, un pequeño pero exitoso negocio que le ha dado independencia económica, satisfacción personal y el cariño de todos sus vecinos.
“Así me dice mi esposo, 'mi cielo'. Por eso decidí ponerle así a mi pastelería”, cuenta sonriendo para Tus Buenas Noticias mientras acomoda unas perlas comestibles sobre un pastel con betún rosa pastel.
Una idea pequeña se convirtió en un emprendimiento

Cuando Blanca inició, su plan era sencillo. Hacer pastelitos pequeños, decorativos, para centro de mesa. Tomó un curso de galletas decoradas, empezó a experimentar con videos de YouTube y a probar recetas con su familia. Su primer pastel tres leches “parecía un cartón con leche”, recuerda entre risas.
Pero no se rindió. Con su esposo como el crítico más duro “si no le gustaba, me lo decía sin adornos” y su familia como catadores honestos, fue puliendo técnicas, sabores, y sobre todo confianza.
La repostería no es fácil: un paso mal hecho y se arruina todo. Pero a Blanca, los retos no le asustan. “Así soy, si se me mete una idea, la hago”, dice con mucha confianza.
Sin esperar, se habia convertido en exitosa empresaria

Un día, subió una foto de muestra a redes. Le llovieron mensajes... pero no para pastelitos: le pedían pasteles grandes, de cumpleaños, con personajes, temáticos. Así, sin planearlo, nació la pastelera de Alturas del Sur.
“Mi maestro fue YouTube y mis ganas de aprender. Pero sin duda lo que más me ayudó fue que creí en mí”, asegura con una sonrisa.
“Baby Pastelitos” fue el primer nombre del proyecto, pero con el tiempo Blanca sintió que necesitaba algo más profesional, más suyo. Cambió a “Mi Cielo”, y diseñó un logo con una nube y un pastelito. Hoy, su página en Facebook es su vitrina, y su casa, su repostería.
Los pedidos no paran. Pasteles de cumpleaños, de boda, de cumplemes. Galletas, pays, flanes, brownies, empanadas, besitos de nuez y hasta macarons. “A veces no me salen, porque son difíciles, pero si me los piden, los intento. Todo tiene su ciencia”, dice.
El secreto, señala, está en los ingredientes de calidad, el amor que les pone y ese olfato para saber qué quiere cada cliente.
Su primera clienta, una señora que le pidió el pastel de primer cumplemes de su bebé y desde entonces, seis años después, no ha dejado de encargarle los pasteles de sus eventos.
Una madre responsable y exitosa emprendedora

Además de pastelera, Blanca es mamá de Diego y Natalia. Sus hijos son sus promotores estrella: en la escuela presumen sus pasteles, y cuando alguien los prueba, siempre hay un nuevo cliente. “Me llena mucho que ellos estén orgullosos de lo que hago”, señala con una voz cargada de honra.
Estudió Administración de Empresas, pero nunca imaginó que la vida le iba a llevar por otro rumbo.
Hoy, se siente feliz de no depender totalmente del sueldo de su esposo y de poder también contribuir a los gastos del hogar. “Es difícil para una sola persona sostener todo. Ser autosuficiente como mujer se siente muy bien”, reconoce.
Blanca no tiene un local, pero no le hace falta. Su cocina huele mejor que cualquier pastelería. Su horno no descansa, y sus vecinos la reconocen. Aquí, en su casa, no solo hornea pasteles. Blanca hornea sueños.
Y mientras acomoda una charola de bollitos calientes, dice con humildad lo que muchos ya saben:
“Lo mío es hacer cosas ricas, que alegren. Que quien pruebe mi pastel, se le quede el sabor… y las ganas de volver”.