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Pagaba por cortarles el pelo, ahora vive de ello. La historia de Ismael Álvarez y su barbería en Villa Juárez

De jornalero agrícola a emprendedor, el joven de Villa Juárez transformó su pasión por cortar cabello en un negocio que hoy le da sustento y orgullo.

28 mayo, 2025
Ismael Álvarez encontró su vocación entre máquinas, tijeras y sonrisas frente al espejo
Ismael Álvarez encontró su vocación entre máquinas, tijeras y sonrisas frente al espejo

Ismael Álvarez Carrera, pasó de trabajar en los campos agrícolas a construir su propio negocio de barbería en Villa Juárez. Primero pagaba a sus primos y amigos para que le permitieran cortarles el pelo y hoy tiene un oficio que le cambió la vida.

Ismael es un joven de 28 años que encontró su vocación entre máquinas recortadoras, tijeras y sonrisas frente al espejo. Es el orgulloso propietario de la Barbería Ismael Álvarez, ubicada en la colonia José Vasconcelos, en la sindicatura de Villa Juárez, Navolato.

“Realmente yo empecé a cortar el pelo desde morrillo, como a los 18 años, pero tengo el negocio bien plantado desde hace como ocho meses”, comenta Ismael para Tus Buenas Noticias.


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“Les pagaba a mis primos y amigos para que se dejaran cortar el pelo conmigo”, cuanta entre risas, recordando sus inicios. Aquellos primeros intentos, más por curiosidad que por oficio, se convirtieron en una pasión que con el tiempo maduró hasta consolidarse como un proyecto de vida.

Una barbería que gana prestigio entre jóvenes y niños
Una barbería que gana prestigio entre jóvenes y niños

En 2019, decidió formalizar su interés y se trasladó a Culiacán para tomar un curso profesional en Lumberman, una academia especializada en barbería. Aunque la capacitación le dio herramientas técnicas, la vida aún lo llevaría por otros caminos.

“Seguí con mi vida normal, en trabajos comunes, pero la barbería me seguía gustando, aunque no lo veía como algo para vivir de eso”.


Su paso por Estados Unidos le dio otra visión

El punto de quiebre llegó durante una temporada como migrante en Estados Unidos. Ahí, el contacto con barberías profesionales lo hizo replantearse todo.

“Me di cuenta lo perrón que estaba el oficio ese. Y ya cuando regresé, dije: voy a poner una barbería a ver si pega. No tenía clientes, no tenía nada, y aun así me lancé”.


Con apenas dos clientes al día al principio, hoy la historia es otra: “Gracias a Dios, ya tengo mucho trabajo. Me mantengo con esto. La gente me ubica, viene hasta acá”.

Su clientela es variada, aunque predominan niños y jóvenes que buscan cortes modernos y detallados. Además, ha comenzado a vender productos especializados como pomadas, meloxidiles y otros productos, ampliando su visión de negocio.

La barbería está en su hogar, justo encima de una boutique y papelería que atiende su esposa, también emprendedora. “Los dos somos emprendedores, ella además de la ropa imprime fotos y otras cosas. Yo arriba tengo la barbería”.

Más allá del negocio, Ismael también ha demostrado tener un gran corazón. El pasado Día del Niño ofreció cortes gratuitos a niños vulnerables, una acción que promovió en redes sociales y que incluso inspiró a uno de sus clientes a financiar otros dos servicios para que más pequeños pudieran beneficiarse.

“Me gustó mucho que una simple acción buena pueda impulsar a otra persona para también querer hacer algo bueno”.


Hijo de migrantes —su madre originaria de Veracruz y su padre de Sinaloa de Leyva—, Ismael conoce bien el esfuerzo. Su infancia y adolescencia transcurrieron entre campos agrícolas, vivió en unos 15 campos distintos junto a su familia.

“También yo era jornalero. Trabajé en el campo, amarrando, cortando tomate rojo, cherry, bola… Creo que anduve en todas las actividades del campo”.


Hoy, con orgullo, Ismael transforma aquella experiencia de lucha en una vida digna y con propósito. Su historia es prueba de que, con pasión, esfuerzo y voluntad, los sueños se pueden cortar, remarcar… y convertir en un estilo propio.


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