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La cultura de la paz se rompe cada vez que se dispara un arma: César López

El creador de la “Escopetarra” pide que todo artista tenga un gran compromiso social, que sean conciliadores y que sus letras incluyan mensaje de paz.

21 septiembre, 2022
La cultura de la paz se rompe cada vez que se dispara un arma: César López

Primera de 2 partes

César López, es un músico latinoamericano que recorre el mundo con la “escopetarra”, una ametralladora AK47, de las conocidas como “cuerno de chivo” convertida en guitarra. Del instrumento ya no salen más balas, sólo salen mensajes de paz. Se inició en Colombia durante la guerrilla para proclamar la pacificación de los pueblos, y se ha convertido en un símbolo musical de paz. Su visita a Culiacán, Sinaloa, es un bálsamo para los sentidos.

 

Entrevistado por Tus Buenas Noticias abre su corazón para esbozar un nuevo pensamiento para la conciliación social. En un mundo de seres humanos y naturaleza llama a la coherencia, al respeto, el afecto, y a poner en alto el valor de la dignidad humana.

Pregunta ¿Qué significado tiene que un instrumento de guerra se convierta en un instrumento de paz?

El centro de toda esta experiencia humana que todos tenemos aquí es la vida. Nos podrán hablar de la vida digna, de la vida en todas sus formas. Todas las formas de vida importan. El no matarás, el no matarnos, incluso cuando nos decimos cómo te vas a ganar la vida. La vida está en le centro de las preguntas de las filosofías, de las ciencias sociales, de las prácticas espirituales, de las religiones, de las culturas ancestrales, y las artes son ese canal primario para extraer esa esencia de lo que nos mueve.

Cuando yo empiezo a trabajar en la “escopetarra”, que es un AK 47 convertida en una guitarra, realmente la intención era demostrar que algo que fue creado para matar, para dañar, para acabar con la vida, a través de un ejercicio de creatividad humana podría transformar su esencia de su naturaleza y servir para la vida, para crear música, para la vida. Y esto como una especie de manifiesto filosófico.

Con esa guitarra le hemos dado la vuelta al mundo tocando en conciertos que hablan de la no violencia, que hablan de la esperanza, de la bondad. Y tratando de responderle preguntas a la gente en los barrios, ¿por qué nos matamos? ¿qué significa la dignidad de una persona. Por qué podemos crear las cosas más hermosas y además tener índices de violencia tan altos ¿Qué es eso que nos hace tan complejos? Y mi labor ha sido a través de esa guitarra, a través de la música tratar de responder esas preguntas.

Pregunta. César López empezó en la música a los 12 años, ¿qué le hizo tomar el sentido de la música para la paz?

Yo crecí en una familia muy inquieta socialmente, con preguntas, que siempre sembró en mí, preguntas sobre el crecer en algún lugar específico, con algunos lugares con carencias, obstáculos o privilegios, que me parece una manera muy acertada de guiar la educación de nuestros hijos. Si tienen la posibilidad de vivir en una casa, si tienen la posibilidad de acceder a un estudio.

Hacer a los chicos y chicas conscientes de que eso que se está haciendo posible, no para todo el mundo es así, pensamiento decolonizado. Saber que recibimos influencias de distintas partes, culturas o civilizaciones, pero que nosotros tenemos nuestra propia cultura. Vivir en coherencia con esa ancestralidad también, hace parte de aceptar nuestra forma de ser, y yo me fui creando en esta manera de pensamiento, mientras aprendía a tocar el piano y la guitarra.

Y luego vinieron preguntas más importantes como: ¿para qué sirve la música?, ¿para qué sirve ser músico? ¿Para tocar muy bien un piano, una guitarra o cantar muy bien y mostráselo a los demás? ¿O tiene el artista una función dentro de su sociedad, en su comunidad? Eso que yo hago con la guitarra, con el piano, con una cámara, con un audiovisual, con un cuadro, con un poema, ¿les sirve a otros para vivir mejor?

Y responder esa pregunta es lo que a mí me mueve a diario es luchar para que las artes tengan un lugar, el lugar predominante que deberían tener, aunque nuestra educación ha relegado las artes, y no solo la educación, los presupuestos de la cultura, en fin, ha relegado las artes a un estado distinto. Nosotros creemos que el arte, históricamente en la humanidad, desde hace muchísimos siglos, puso la guia para que la gente viviera mejor y entendiera sus emociones, entendiera su razón de ser en el cosmos, y luego el entretenimiento la fue poniendo en otro lugar.

Yo creo que, si estas sociedades creyeran más en el arte, impulsaran más a los artistas, escucharan más a sus músicas y a sus productos culturales, seguramente serían más pacíficas, menos violentas.

Pregunta. En muchos países te conocen como artista y activista por la paz. Has regalado “escopetarras” a muchos artistas populares ¿qué pretendes con eso?

Pues sobre todo artistas que tengan un gran compromiso social, que sean conciliadores, que busquen en sus letras y en sus mensajes la construcción de la paz, o museos, o instituciones donde sabemos que se está promoviendo este tipo de mensajes. Este es un trabajo que es de largo aliento, que se necesita hacer entre muchísimas organizaciones. Muchísimas ideas, proyectos y líderes. Y es precisamente cuando se genera toda esta red es que se puede hablar de una cultura de paz. Cuando hay mucha gente trabajando estas mismas preguntas, elaborando un discurso común, podemos decir hay una cultura de la paz.

Y la cultura de la paz se rompe cada vez que una arma suena, cada vez que un arma se dispara, cada vez que al interior de un hogar un hombre agrede a una mujer o a sus hijos, cada vez que hay una violencia estructural  de alguien que no tiene acceso a una educación o a una salud. Cada vez que alguien está teniendo hambre por no tener un trabajo se rompe la cultura de paz. Entonces todo lo que hacemos a diario es tratar de que ese tejido no se rompa y que ese tejido se mantenga activo.

Pregunta. A este mundo le sobran agentes de violencia y le faltan conciliadores sociales. ¿Qué se necesita para ser un Conciliador Social?

Todas las personas tienen el potencial de ser conciliadoras. Todas las familias tienen por lo general a alguien que ayuda a conciliar. Y esa conciliación, si te fijas está muy ligada a lo femenino. Esa sensibilidad de lo femenino. Esa capacidad de crear, esa capacidad de curar, esa capacidad de cuidar, que viene en lo femenino, que viene en las mujeres, y que todos los hombres tenemos, más cuando nos encontramos con nuestra parte femenina, es potencialmente conciliador.

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Hemos encontrado que uno de los grandes obstáculos de la conciliación es el tipo de hombres o masculinos en que nos hemos convertido en nuestras sociedades latinoamericanas, que están muy asociadas a la competencia, a la rivalidad, al oponer y medir nuestras fuerzas, porque la sociedad misma en su conjunto nos valida y nos mide qué tan hombres somos, dependiendo si somos capaces o no de oprimir o de neutralizar otro hombre, a otro masculino, o a otra persona.

Entonces te diría que para aprender a conciliar hay de por sí una tarea que tiene que ver con la deconstrucción de ciertas prácticas masculinas, sobre lo masculino, que son muy importantes. Por su puesto ahí entran en juego muchas cosas y yo diría que una persona que es conciliadora es una persona que se hace preguntas permanentemente, que se ha hecho preguntas sobre la vida, sobre el dolor, sobre la dignidad, sobre el dinero, sobre el éxito, sobre mi relación con otras especies o con la vida en general en el planeta. Y esos te permite tener unos juicios de valor, que cuando entras a una discusión o a un conflicto, te ayudan a dirimir ese conflicto. Que a veces es tramitarlo, que a veces es transformarlo, que a veces es terminarlo. No necesariamente para conciliar hay que dar por terminado un conflicto, que es lograr llevarlo a un buen puerto para que el conflicto siga, pero de manera sana.

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Y por último te voy a decir lo que yo creo que es la clave de la conciliación social es poner en nuestra pirámide de prioridades el trabajo de las emociones. Somos ante todo seres emocionales. Cuando hablas con un muchacho en una cárcel, que ha cometido un crimen, que ha matado a alguien, o alguien que ha lesionado a otra persona, te va a decir que tenía claro que esas acciones tienen implicaciones legales, jurídicas, penales, pero es cuando estamos presos de una rabia, celos, deseos de venganza, resentimiento. Cuando estamos atravesados por una emoción que no controlamos, que somos generadores de un conflicto, nuestra habilidad para contener esas emociones, para detenerlas, para modificarlas en tiempo real, cuando estrás siendo presa de esa ira, determina que un conflicto se escale o se disuelva.

Entonces qué necesitamos, crear o educar seres humanos en las escuelas, en las universidades, en las oficinas, capaces de tramitar sus emociones de manera correcta. Una persona que es capaz de tramitar su emocionalidad de manera correcta necesariamente será una persona menos conflictiva, menos violenta y más conciliadora.

Pregunta. Cuando la producción mercado y consumo de drogas es tema en todo territorio, ¿Qué es el valor de la vida?

La experiencia siempre nos muestra una cosa que es muy bella, y es que estamos hechos de un mismo material, incluso aunque seamos de dos equipos de futbol, o de dos partidos políticos distintos, o de dos maneras de entender la realidad opuesta, estamos hechos del mismo material, de los mismos elementos naturales, la misma música, la misma alimentación, el mismo paisaje.

Luego si nosotros hiciéramos más énfasis en lo que realmente nos constituye como sujetos culturales, nos daríamos cuenta de que estamos más cerca de lo que vemos de la otra persona que aparentemente es mi oponente. Y transformar el lenguaje ha sido muy importante. Es muy importante, cuando nombramos a alguien de una manera, él es mi enemigo, estamos creando un muro que nos impide necesariamente la conciliación.

Continuará…

 

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