Desde hace tres años en Culiacán, Elías Uribe Peña sobre el bulevar San Ángel con su camioneta cargada de árboles y plantas, cultiva no solo vitalidad, sino también entusiasmo y alegría entre quienes lo conocen
Por: Juan Madrigal
En la ciudad de Culiacán, hay historias que florecen con la misma fuerza que los árboles que alguien cuida.
A sus 73 años, Elías Uribe Peña sigue llenando su camioneta de plantas y árboles frutales y sale cada mañana a venderlos sobre el bulevar San Ángel, a la altura de la escuela de Veterinaria de la UAS.
“Decidí vender plantas y árboles porque a mi edad, ya no te dan trabajo”, comentó con sencillez, mientras acomoda unos limoneros, naranjos y almendros. De lunes a sábado, de 7:00 a.m. a 1:00 p.m., Elías convierte su espacio en un pequeño oasis de naturaleza y encanto.
Elías a sus 73 años, sigue sembrando vida y enseñando a valorar la naturaleza
- Su oferta es amplia y variada:
Toronja
Limón
Mandarina
Naranja
Lima
Cidra
Guayabo
Higo
Uva
Aguacate Hass
Tabachines para sombra
Rosales de distintos colores
Palmas
Plantas de ornato.
Incluso si no tiene la planta que el cliente busca, asegura: “Se la consigo”.
Además, comercializa hierbas medicinales como romero, ruda, albahaca, hierbabuena y orégano, así como el árbol conocido como “cuadrado”, usado tradicionalmente para la limpieza de sangre.
Originario de Villa de Purificación, Jalisco, Elías lleva 15 años en Culiacán. Su vida siempre ha estado ligada al trabajo honesto: carnicero de abolengo, aprendió desde niño a destazar reses y puercos, labores que hizo tanto en México.
Durante los 12 años vivió en Estados Unidos. Un accidente lo hizo regresar al país, pero lejos de detenerlo, lo motivó a buscar nuevas formas de mantenerse activo y productivo.
“Cuando me mandaban a la tienda, veía sobre los bordos de las banquetas que había árboles, los arrancaba y me los llevaba a casa para trasplantarlos”, recordó con nostalgia.
Su amor por la naturaleza nace en su infancia, cuando en su pueblo veía cómo crecían árboles de frutas a partir de semillas que caían en las calles empedradas.
Incluso hoy, a su más de siete décadas de vida, Elías no solo vende plantas y árboles: rescata vidas verdes. Hace poco salvó un mango de un terreno destinado a una gasolinera, recordándonos que la pasión y el amor por la naturaleza no tienen edad.Cada árbol o planta que cuida o vende lleva un mensaje de esperanza y vida: que siempre podemos crecer, florecer y dejar un mundo mejor para quienes vienen detrás.
Elías Uribe Peña nos enseña que proteger la naturaleza es un acto de amor, y que preservar cada planta, cada árbol, es también proteger nuestro futuro. Su ejemplo nos invita a sembrar, a proteger y a valorar la vida que nos rodea.