Myrna Casanova, mujer de Culiacán, de tenacidad y fe que convierte cada etapa de la vida en una nueva oportunidad para soñar y nunca rendirse

Desde hace 15 años, Myrna Casanova conquista a sus clientes con atole, avena, chocolate y deliciosas gorditas en Culiacán, un oficio que refleja su esfuerzo diario y su pasión por salir adelante

Por: Juan Madrigal

Culiacán, Sinaloa.- Myrna Casanova Vera es un ejemplo vivo de que la fuerza interior, el trabajo honesto y la determinación pueden cambiar cualquier destino. Desde muy pequeña aprendió, gracias a sus padres Ángel y María (QEPD), que el esfuerzo es un gran aliado para abrirse paso en la vida.

Con 58 años y una voluntad inquebrantable, Myrna Casanova demuestra que siempre es tiempo de empezar. Foto: Juan Madrigal

Una vida de lucha y fe: el camino valiente de Myrna hacia sus metas en Culiacán

A los siete años ya ayudaba en el negocio familiar de birria, pelando ajos después de salir de la escuela, sin imaginar que esas primeras enseñanzas serían el motor que más tarde la impulsaría a construir sus propios sueños y a sacar adelante, con un orgullo inmenso, a sus siete hijos.

La vida nunca le puso las cosas fáciles, pero Myrna convirtió cada reto en una oportunidad para crecer. Fue madre por primera vez a los 15 años, sin embargo, lejos de detenerse, se aferró a sus metas con valentía y creatividad.

Dice con firmeza que “el que es perico donde sea es verde”, y esa frase define la esencia de su espíritu emprendedor: una mujer que no le teme a ninguna venta, a ningún negocio y a ningún comienzo, por difícil que parezca.

Myrna, ejemplo de tenacidad: siete hijos, mil oficios y un corazón que nunca se quiebra. Foto: Juan Madrigal

A los 20 años emigró a Tijuana en busca de una mejor calidad de vida para sus hijos, enfrentando sola el desafío de sostener un hogar. Durante más de dos décadas trabajó en todo tipo de comercios y oficios, incluso vendiendo papas y dulces en el circo Chino de Pekín.

Lo hizo con dignidad, sabiendo que cada peso ganado significaba alimento, educación y un futuro más estable para sus pequeños. Con el tiempo, y pese a las adversidades, formó una fortaleza emocional que hoy irradia en cada palabra y cada paso que da.

Hace más de 15 años decidió regresar a su tierra natal, Culiacán, para iniciar una nueva etapa marcada por esperanza y renovación. Empezó vendiendo tamales y champurrado sobre el bulevar Agricultores, negocio que no prosperó, pero que le dejó valiosas lecciones y hasta su primer cliente, un taxista que aún conserva.

Myrna Casanova, vendedora del bulevar Agricultores que inspira con su trabajo y resiliencia. Foto: Juan Madrigal

De ahí nació una nueva inspiración: vender atole, avena, chocolate y gorditas de noviembre a enero, mientras en paralelo elaboraba piñatas con sus propias manos.

Su disciplina es admirable: inicia su jornada a las dos de la madrugada porque quiere que todo sea fresco, del día, y porque sabe que un buen producto habla por sí solo.

Su calendario de trabajo es una muestra perfecta de ingenio y adaptación. En febrero vende detalles del Día del Amor y la Amistad; después productos de playa, luego ciruelas, agua de horchata de coco y ropa de segunda mano en los tianguis de la ciudad; y al acercarse noviembre, comienza la elaboración de coronas y arreglos para Día de Muertos.

“Gracias a Dios, ya sé lo que voy a vender todo el año”, afirmó con seguridad, dejando claro que cuando hay organización, voluntad y fe, nada detiene la carreta.

Además de trabajar sin descanso, Myrna comparte un mensaje para los padres: inculcar en sus hijos, desde pequeños, la importancia de no rendirse, de levantarse cuando algo no sale bien, de valorar el esfuerzo y el ahorro, y, sobre todo, de confiar en ellos mismos.

Myrna Casanova: la mujer que transforma cada estación en una oportunidad para salir adelante. Foto: Juan Madrigal

El puesto donde Myrna ofrece atole, avena, chocolate y sus tradicionales gorditas se encuentra sobre el bulevar Agricultores, justo en el puente de la calle Eulogio Parra. Atiende de lunes a domingo, de 5:00 a 10:00 de la mañana.

Desde el bulevar Agricultores, esta mujer incansable demuestra que el comercio no solo es un oficio, sino un camino de crecimiento personal, libertad y dignidad.

En cada temporada, con cada producto, Myrna Casanova Vera celebra su capacidad de reinventarse y deja ver que, en un Culiacán lleno de desafíos, también hay historias luminosas que inspiran, transforman y llenan de esperanza.