Don Pedro en el sector Bachigualato lleva 27 años vendiendo cocos en Culiacán

En el sector Bachigualato, donde los vecinos reconocen el sonido del machete al amanecer, Pedro Lara acomoda su carreta como lo ha hecho desde hace 27 años

Por: Victoria Herrera

En Bachigualato, donde los vecinos reconocen el sonido del machete al amanecer, Pedro Lara acomoda su carreta como lo ha hecho desde hace 27 años. Con sus hijos ya grandes, su idea nació mientras trabajaba en una frutería.

“Me gustaría vender coco”… “Si te pones a trabajar por tu cuenta, ya no vas a volver con ningún patrón”

Su historia comenzó casi por impulso. Compró un triciclo, lo adaptó y aprendió a elegir los cocos observando a otros vendedores en el Mercado de Abastos.

Antes de lanzarse solo, pidió apoyo a un comerciante experimentado. Aprendió a identificar coco sazón, mediano y tierno, y practicó con clientes reales. Al volver de vacaciones, ya no regresó a su antiguo trabajo.

“Gané más vendiendo coco que lo que pagaba allá… y ya no volví”, recuerda con firmeza.

A Pedro le gusta trabajar por su cuenta porque le da libertad y control de su tiempo. Puede comer, descansar o irse cuando quiere.

Vive cerca, “nomás dos calles para allá”, y es muy conocido: “Vamos con Don Pedro por los cocos”, dicen vecinos y clientes.

Además de cocos y agua de coco, ahora ofrece horchata. A sus 67 años, ya pensionado, asegura: “Es muy bueno tomar agua de coco en ayunas”.

Un consejo claro

De su carreta ha salido apoyo para sus hijos. Siempre les ayuda cuando lo necesitan, y recuerda que empezó cuando ellos ya eran grandes.

Para quienes quieren emprender, es claro con su consejo y motivación: “Por su cuenta le va más bien a uno… trabajando con patrón uno le da a ganar al patrón”, menciona para que las personas se animen a emprender si así lo desean.

Nunca ha tenido problemas en la calle y mantiene una rutina firme: trabajar de lunes a sábado, de 10 de la mañana a 5 de la tarde, incluso en momentos difíciles como en la pandemia.

Su consejo final es contundente: “Trabajar por su cuenta deja más… cuando trabajé con patrón siempre debía dinero; por mi cuenta, nunca más tuve deudas”.

Pedro vuelve a su rutina diaria: el machete, el coco y su misma esquina, donde su constancia lo ha sostenido casi tres décadas.