El chef Valentín Colín Castro creó un espacio único en el corazón de Culiacán: un restaurante donde cada rollo tiene alma y cada objeto cuenta una historia.
Entre las calles Donato Guerra y Rafael Buelna, en pleno centro de Culiacán, hay un pequeño restaurante que parece detenido en el tiempo.
Afuera, nada anuncia lo que ocurre al cruzar la puerta; adentro, un mundo de objetos antiguos, música bohemia y aromas japoneses recibe a cada visitante con una calidez especial.
Se llama Maneki Neko Sushi, y detrás de este concepto único está Valentín Colín Castro, un chef que convirtió su pasión por la cocina y las antigüedades en una experiencia sensorial difícil de olvidar.
Vive la experiencia
“Aquí no solo se viene a comer sushi, se viene a vivir una experiencia”, dice Valentín, mientras muestra una antigua televisión que perteneció a su bisabuelo.
“Cada objeto tiene su historia, algunos me los heredó mi abuelo, otros me los he encontrado tirados o me los han regalado personas que quieren que sus recuerdos sigan vivos. Este lugar está lleno de historias y energía buena”, reconoce para Tus Buenas Noticias.
Desde los 13 años, Valentín se considera coleccionista y rescatista de antigüedades, una pasión que nació gracias a su abuelo, restaurador de objetos antiguos en Guadalajara.
“Él me enseñó a valorar las cosas viejas, no solo por lo que valen, sino por lo que significan. Me decía que cada cosa guarda la energía de quien la usó”.
Un lugar vintage en Culiacán
En cada rincón del restaurante hay radios, cuadros, consolas y hasta maletas viejas que han sido parte de muchas vidas antes de llegar ahí.
Su amor por la cocina japonesa surgió mientras estudiaba gastronomía. “Estudié cocina internacional, pero lo que me atrapó fue la precisión, la estética y la calma de la cocina japonesa”, cuenta.
Así nació Maneki Neko Sushi, un restaurante pequeño pero lleno de personalidad, donde los rollos de autor, como el de coco o el de ceviche, y las bebidas artesanales son protagonistas.
“Todo lo que servimos tiene nuestro toque, algo que no vas a probar igual en otro lugar”, asegura con orgullo.
Una cápsula del tiempo con sabor único
El horario es de la una a las ocho de la noche, y aunque el espacio es reducido, el lugar suele llenarse. “A veces la gente se queda esperando afuera, y eso me da mucha satisfacción, pero también me hace pensar que pronto tengo que crecer”, dice entre risas.
Su sueño es expandirse, sin perder el alma del concepto. “Quiero que la gente siga sintiendo que entra a una cápsula del tiempo. Eso no lo quiero perder nunca”.
Valentín reconoce que ser emprendedor en tiempos difíciles no ha sido sencillo.
“He tenido que mudarme varias veces, he pasado por crisis, pero siempre he contado con clientes que me siguen a donde vaya. Eso me motiva mucho”, reconoce.
Y es que Maneki Neko Sushi se ha convertido en un refugio para artistas, pintores y jóvenes creativos que encuentran ahí un espacio donde todo tiene valor: la comida, la música y la conversación.
Un sueño hecho realidad
“Aquí todos son bienvenidos”, afirma. “Me gusta platicar con la gente, contarles las historias de los objetos, enseñarles una radio vieja o una foto de hace cien años. La gente se emociona, se transporta. Y yo también”, dice.
Hoy, a punto de cumplir un año en su nueva ubicación, Valentín se siente agradecido con Culiacán y con la comunidad que ha hecho suyo el lugar.
“Este es mi sueño hecho realidad. Hago lo que amo: cocinar, compartir y rescatar lo que otros desechan. Todo tiene una segunda oportunidad, igual que las personas”.
Y tal vez ahí esté la magia de Maneki Neko Sushi: en recordarnos que el pasado, igual que un buen platillo, puede volver a brillar si se prepara con amor.