Don Pedro, el hombre de los raspados que cuida el campo deportivo en la colonia Toledo Corro en Culiacán

Pedro Carvajal Orihuela combina su carreta de raspados con el cuidado del espacio donde niños, jóvenes y veteranos conviven, sueñan y se sienten en familia en Culiacán

Por: Juan Madrigal

Culiacán, Sinaloa. - En la colonia Lázaro Cárdenas vive un hombre que ha hecho del trabajo y la gratitud un estilo de vida. Se llama Pedro Carvajal Orihuela, pero todos lo conocen como Don Pedro, el de los raspados, el de la sonrisa sincera, el que desde hace más de una década cuida con amor el campo deportivo de la colonia Toledo Corro.

Con trabajo, gratitud y una sonrisa sincera, Pedro Carvajal Orihuela mantiene vivo el espacio recreativo de la colonia Toledo Corro. Foto: Juan Madrigal

Don Pedro, el guardián del campo deportivo y del corazón de su comunidad

Nacido en Morelos, su camino lo llevó hasta Estados Unidos en busca de oportunidades, pero fue el amor y la esperanza de empezar de nuevo lo que lo trajo a Culiacán. Aquí, entre sacrificios y tropiezos, encontró en una carreta de raspados no solo un sustento, sino una manera de conectar con la gente.

Con 57 años, Don Pedro es mucho más que quien riega el campo, poda las ramas o enciende las luces: es el alma del lugar, el guardián de un espacio donde niños, jóvenes y veteranos conviven, ríen y sueñan.

En cada partido de fútbol o juego de softbol, sus raspados alivian el calor, pero es su calidez humana la que verdaderamente refresca los corazones.

El hombre de los raspados que convierte trabajo y gratitud en inspiración. Foto: Juan Madrigal

Con humildad, siempre agradece a quienes le tienden la mano y a quienes confían en él. Su trabajo honesto, la alegría y la perseverancia pueden transformar cualquier lugar y, sobre todo, tocar corazones.

“Mientras tenga fuerzas, aquí estaré; este campo y su gente son como mi familia, y yo me siento feliz de dar lo mejor de mí”, comparte Don Pedro con emoción.

Su ejemplo nos recuerda que no se necesita riqueza material para ser grande, basta con la entrega, el cariño y la voluntad de servir. Don Pedro no solo limpia un campo; siembra esperanza, unión y alegría en toda una comunidad.