Con frutas y verduras, Víctor Manuel edifica una vida mejor para su familia en Culiacán

En Alturas del Sur, Víctor Manuel y su familia enfrentan desafíos diarios con dedicación y sueños de prosperidad, inspirando a la comunidad.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

La historia de Víctor Manuel Ramos Santiago es la de un hombre que trabaja de sol a sol, con la fe puesta en el esfuerzo y en la familia.

Originario de Oaxaca, la vida lo trajo a Culiacán, donde se quedó después de enamorarse. “Pues aquí me enamoré, me casé con una de acá de Culiacán y aquí me quedé”, cuenta con una sonrisa para Tus Buenas Noticias.

Su esposa, Laura Elena Valdés López, ha sido el motor detrás de cada paso. “Gracias a mi esposa que me ha empujado a hacer muchos proyectos, como poner la frutería, como tener ya una casita propia… ella siempre me da el jalón”, reconoce Víctor con gratitud.

Una vida de esfuerzo y trabajo

Víctor Manuel Ramos Santiago saca adelante a su familia con la venta de frutas y verduras en Alturas del Sur.

De madrugada trabaja en el Mercado de Abastos, de 3:00 a 10:00 de la mañana. Después, llega a Alturas del Sur, donde, en la esquina de bulevar Corneta y Cima de San Pablo, atiende su carreta de frutas y verduras que abre desde las 8 de la mañana y cierra hasta las 8 de la noche.

Cuando se puede duermo”, dice entre risas, consciente de lo pesado que resulta su rutina.

Pero no está solo. Sus hijos también forman parte de este esfuerzo familiar.

“Tengo cuatro hijos: la mayor tiene 13, el que sigue 11, otro niño de 8 y la chiquita que va a cumplir 3. Ellos me ayudan, mi esposa me ayuda… ¿qué más puedo pedir?”, dice orgulloso mientras Susy, su hija mayor, acomoda frutas.

El negocio empezó de la nada. “Antes de tener la carreta vendíamos bolsitas de plátano, tomate… dos años así, en una mesita. Ya con la carreta voy a cumplir un año, gracias a Dios”, recuerda. Una carreta conseguida con el apoyo de amigos en el Mercado, pagada poco a poco, como todo en su vida.

Una carreta de frutas y verduras muy aclientada

Con buen ánimo, Víctor Manuel atiende a sus clientes y les da buen precio.

No ha sido fácil. “Todo está caro. Un sueldo mío no alcanza, uno de mi esposa tampoco alcanza. Entonces esto más que nada es para los gastitos extras de los niños. Poco a poquito, gracias a Dios, ahí vamos”, dice mientras acomoda jitomates y plátanos.

A pesar del cansancio, Víctor Manuel se siente agradecido con los vecinos del fraccionamiento. 

“La gente de aquí de Alturas me ha recibido muy bien. Muy buena, la verdad, mi respeto para la gente de aquí. Ya tenemos nuestro clientecito”, comenta con honra.

Su sueño no es para él solo. “A mí me gustaría tener una frutería grande, pero también para ayudar a las personas que como yo a veces no tenemos. Porque se trata de ayudarnos entre nosotros”, afirma convencido.

Con apenas 7 años viviendo en Alturas del Sur, ya logró junto a su esposa comprar su departamento, justo donde hoy trabaja frente a la carreta. “Gracias a mi esposa, porque siempre me ha estado ahí apoyando. Todos juntos”, dice con ternura.

La vida de Víctor Manuel no es sencilla, pero sí es una muestra de constancia. Seguro no es fácil madrugar a las tres de la mañana, atender hasta la noche, cuidar a sus hijos y construir poco a poco un futuro más estable. Todo con la certeza de que cada esfuerzo vale el sacrificio.