Ángel Enrique escribe sueños y fomenta valores con su cuento “Los Gemelos y la Granja” en Culiacán

A los 12 años, Ángel Enrique González Zamorano descubrió en la escritura una herramienta para compartir ilusiones, principios y esperanza, tocando corazones y transformando realidades en Culiacán

Por: Juan Madrigal

Culiacán, Sinaloa.- En un mundo donde a veces olvidamos el poder de la imaginación y los valores, Ángel Enrique González Zamorano emerge como una luz de esperanza y creatividad. A sus 12 años, ha logrado destacar no solo por su excelente desempeño académico, sino también por su talento para contar historias que inspiran.

Ángel Enrique comparte su cuento y enseña valores

Al estudiante de la primaria Héroes de Chapultepec que se ubica en la colonia Amistad, su creatividad de escribir cuentos lo llevó a brillar en el concurso “Cuéntamelo Otra Vez”, organizado por el Instituto Municipal de Cultura Culiacán (IMCC). Allí, más que presentar un cuento, regaló una lección de vida escrita con emoción y compromiso.

Su admirable talento lo llevó a destacar en el concurso “Cuéntamelo Otra Vez”, organizado por el IMCC, donde no solo compartió un cuento, sino una lección de vida.

La chispa creativa de Ángel Enrique se encendió gracias a su maestra Carmen Cecilia, quien, al descubrir su habilidad para contar historias, lo animó a participar en el certamen. “Tú tienes mucho talento y creatividad”, le dijo con convicción, sembrando en él la confianza para dar el primer paso.

Ese impulso, acompañado del respaldo incondicional de su mamá Rosa Isela, dio vida al cuento “Los gemelos y la granja”, donde plasmó una valiosa lección: A veces las dificultades nos enseñan a valorar el esfuerzo de los demás. El trabajo en equipo, la empatía y el compromiso hacen posible superar cualquier obstáculo y alcanzar los sueños compartidos.

Ángel Enrique no solo escribió una historia, la vivió. Se preparó, ensayó y participó con dedicación, dejando huella en el certamen. Hoy agradece con cariño a quienes lo han acompañado en este viaje: sus vecinos, su mamá, su hermano Ricardo, su abuelito Enrique, su directora Maritrini Guzmán y su querida maestra Carmen Cecilia.

Aunque aún no decide qué quiere ser de grande, Ángel Enrique tiene claro que seguirá escribiendo. Cree en el poder de los cuentos para inspirar, imaginar y soñar. Y mientras llena cuadernos de nuevas aventuras, también entrena con entusiasmo en el campo de fútbol, soñando —¿por qué no? — con convertirse algún día en futbolista profesional.

Ángel Enrique, a los 12 años, descubre el poder de contar historias para cambiar vidas. Foto: Juan Madrigal

En un mundo que a veces olvida lo valiosas que pueden ser las palabras, Ángel Enrique nos recuerda que cada historia puede sembrar una semilla de cambio. A su corta edad, este contador de sueños ya inspira a quienes lo rodean a soñar sin miedo, a creer en uno mismo y a construir un futuro con imaginación, amor y valentía.

Su mensaje para otros niños y niñas está lleno de inspiración: “Sigan sus sueños, hagan lo que les haga felices, porque cuando creen en ustedes mismos, todo es posible.”

Porque cuando un niño escribe con el corazón, no solo crea cuentos… crea caminos. Y el de Ángel Enrique apenas inicia, con una mirada decidida, alma de soñador y el firme deseo de que sus palabras lleguen lejos, muy lejos, hasta donde habitan los sueños que se cumplen.

Con imaginación y valores, Ángel Enrique escribe cuentos que inspiran y transforman vidas. Foto: Juan Madrigal

“Los Gemelos y la Granja” inspira sueños y valores

Autor: Ángel Enrique González Zamorano

Había una vez unos hermanos gemelos, que heredaron una granja que sus padres les dejaron antes de morir, aunque eran gemelos eran muy diferentes. Pepe era un chico muy trabajador, inteligente y amaba a los animales, mientras Felipe es desordenado, flojo y no le gustaba levantarse temprano, pero tenían algo en común el amar la granja.

Sus animales favoritos eran el caballo Tiro al Blanco, el burro Orejón, el pato Juan, los pollitos Pio y Pía y el favorito de Pepe la cabra Loca.

Una noche hubo una tormenta inesperada donde los truenos y relámpagos asustaron a los animales, la cabra Loca huyó asustada hacía el monte, a la mañana siguiente Pepe y Felipe se percataron que la Cabra no estaba en el corral, desesperados montaron a Tiro al Blanco y a Orejón para salir en búsqueda de la cabra.

Niños y niñas disfrutan y aprenden valores con la historia de la granja mágica. Foto: Juan Madrigal

En el camino sobre la orilla del río se encontraron un enorme cocodrilo con enormes dientes afilados, asustados Pepe cayó del caballo y se lastimó un pie, Pepe no podía pararse y Felipe no sabía que hacer ya que siempre el que solucionaba todo era Pepe, de repente el cocodrilo atacó también a Tiro el Blanco.

Felipe al ver herido a su hermano y a su caballo, luchó contra el cocodrilo con todas sus fuerzas, lo atacó con una piedra que estaba a la orilla del río, el cocodrilo que estaba muy herido no le quedó de otra que regresar al río y los hermanos tristes y lesionados a la cabaña.

Pasaron los días y Felipe se hizo cargo de alimentar a los animales y curar a su hermano enfermo, gracias a todo lo que pasó, Felipe valoró a Pepe y de dio cuenta del trabajo duro que hacia su hermano todos los días.

Una tarde a lo lejos miraron a la cabra Loca, estaba herida y muy flaca, rápidamente Felipe corrió la cargo hasta el corral, la curó y se hizo cargo de ella. Pepe se recuperó y juntos trabajaron duro para seguir comprando más animales y cumplir sus sueños.

Cada página del cuento de Ángel Enrique inspira principios y fomenta la imaginación. Foto: Juan Madrigal

Moraleja de “Los gemelos y la granja”

A veces las dificultades nos enseñan a valorar el esfuerzo de los demás. El trabajo en equipo, la empatía y el compromiso hacen posible superar cualquier obstáculo y alcanzar los sueños compartidos.