Doña Laura vende burritos solidarios frente al Hospital General de Culiacán: “La necesidad me hizo emprender”

Frente al Hospital General de Culiacán, Doña Laura ofrece burritos y guisos tradicionales a bajo costo. Su historia es ejemplo de esfuerzo, sazón y solidaridad para quienes enfrentan momentos difíciles.

Por: Francisco Castro

Frente al nuevo Hospital General de Culiacán, a orillas de la carretera a Imala, el olor a tortillas recién hechas y guisos tradicionales se mezcla con las historias de cientos de personas que, como la señora Laura Karina Núñez, decidieron enfrentar las dificultades con trabajo y sazón.

Laura, de 43 años, montó su propio negocio, “Burritos y Tortillas de Harina Laura”, en marzo pasado, motivada —como ella misma dice— por la necesidad.

El pequeño puesto de “Burritos y Tortillas de Harina Laura” se ha convertido en una parada habitual para personal médico, familiares de pacientes y trabajadores del área.

“Durante seis años trabajé en cocinas económicas, pero desde marzo decidí independizarme. No fue un lujo, fue una decisión para sobrevivir”, afirma.

La calidez es el sello en su atención

El menú que ofrece es tan cálido como su trato: machaca con papa, chicharrón verde y rojo, rajas con crema, pollo en crema chipotle, huevo con chorizo, frijol puerco, entre otros.

Su promoción actual —cuatro burritos por 75 pesos (tres de guiso y uno de frijol)— se ha convertido en un verdadero alivio para muchas familias que, con escasos recursos, acompañan a sus seres queridos internados en el hospital.

“Hay personas que vienen de lejos: de Rosario, de Los Mochis, de Mazatlán. Se quedan días o semanas enteras aquí, sin saber si comer o pagar un medicamento. Esta promoción es para ellos”, explica Laura a Tus Buenas Noticias.

Por YouTube aprendió a hacer tortillas de harina

Su jornada inicia a las 3:00 de la mañana, cuando comienza a preparar los guisos y a amasar la masa para las tortillas en su casa.

“Aprendí a hacer tortillas de harina viendo videos en YouTube hace seis años. Antes no sabía. Fue por necesidad. Hoy, muchos me dicen que parecen las de Sonora”, dice con orgullo.

Su instalación no fue sencilla. Al principio, enfrentó restricciones por no contar con un permiso fijo y por el tamaño del carrito donde transportaba sus insumos.

Hoy, gracias a la perseverancia, trabaja en un estanquillo prestado. “La esperanza no la pierdo. Sé que esto tiene que mejorar. Solo hay que echarle ganas”, comenta mientras despacha con agilidad.

Los hijos son la motivación de Laura

Madre de tres hijos —una ya con carrera, otra próxima a entrar a la universidad y un tercero que terminó la preparatoria—, Laura cuenta con el apoyo diario de su madre, quien le ayuda a atender el puesto.

Sus hijas colaboran desde casa, pero ella lleva todo el peso del negocio con determinación y esfuerzo diario.

“A mí lo que me queda es que se vayan satisfechos, con la panza llena y el corazón tranquilo. Y que sepan que aquí hay alguien que entiende por lo que están pasando”.

En cada tortilla recién hecha, Laura sirve mucho más que comida: sirve dignidad, fortaleza y empatía. Su historia, como la de muchas mujeres emprendedoras, nos recuerda que a veces los mejores ingredientes vienen del alma.