Con su saxofón Silverio llega a Culiacán para trabajar

A don Adolfo Silverio Jiménez, la vida no le ha sido sencilla. Originario de Huacuápan de León, Oaxaca, llegó a Culiacán hace unos días en busca de una opción laboral.

Es músico de profesión y un artista de corazón. Desde que era muy joven aprendió a tocar el saxofón, formó su banda musical y se ha dedicado al oficio para sacar adelante a su familia.

Hace tres años, perdió a su esposa. Se quedó solo con sus cinco hijos a quienes dejó en Oaxaca para buscar una oportunidad en Culiacán.

“Me vine a Culiacán porque allá, trabajando como músico nos pagan muy poquito. No alcanza el dinero para bien vivir. Hace 20 años vine a trabajar a Culiacán y nos fue muy bien”, dice con el anhelo de tener una mejor vida.

Adolfo está seguro de que en Culiacán hay gente muy buena que además lo contratarán y pagarán mejor por su trabajo.

“Ahora que estoy aquí en Culiacán, estoy seguro que me irá muy bien. La gente es muy amable, lo recibe a uno con respeto y además aquí seguro pagan mejor por el trabajo. Allá en Oaxaca nos pagan 170 pesos la hora de música. Pero venimos a probar suerte. A buscar chamba”, dice con esperanza.

Entre sus razonamientos, Adolfo señala que entre otras cosas optó por venir a la capital sinaloense porque tiene la intención de trabajar, pero que a su vez, se siente solo. Dice que la vida sin su esposa no ha sido sencilla y que permanecer en su lugar de origen, solo le causa pena.

“Cuando uno se queda sin esposa, es un sufrimiento. Uno anda sólo como un animal que no tiene dueño. Ya cuando tienes esposa y familia, todo es diferente. Quedarme en casa, solo me deprime y por eso me vine a trabajar lejos de mi tierra. Aquí todo es más bonito”, reconoce.

Para Adolfo esta aventura de encontrar trabajo en una banda sinaloense, no será sencillo, pero con su determinación, seguro encontrará alguna oportunidad que le regresará el ánimo para seguir vagando al ritmo de la música de su saxofón. Las notas musicales, se llevan sus penas y le traen alegrías.