La compra de una notebook es una decisión que requiere un análisis técnico cuidadoso para garantizar que el dispositivo cumpla con las necesidades específicas que se demande realmente sin incurrir en gastos innecesarios.
Por: Faviola Manjarrez
Los avances tecnológicos, como los procesadores de 13ª, 14ª y la nueva generación Ultra de Intel, los chips M3 y M4 de Apple y las GPU NVIDIA RTX 50 y AMD RX9000, han diversificado las opciones, pero también han complicado la elección. Analicemos varias técnicas a fin de poder seleccionar una notebook que ofrezca un rendimiento adecuado y maximice su utilidad, desmitificando así la idea de que la gama alta es siempre la mejor opción.
Desmitificando la preferencia por la gama alta
La creencia de que las notebooks de gama alta son siempre la mejor opción es un mito que puede llevar a gastos innecesarios. Los modelos de gama alta, como el MacBook Pro 16” o el ASUS ROG Zephyrus G16, ofrecen procesadores i9, GPUs RTX 5090 y pantallas 4K, pero su precio, que supera los 2.500 dólares, no siempre se justifica. Un hecho a destacar es que las laptops de gama media, como la notebook dell Latitude 5540 o Lenovo Yoga 7, con precios accesibles, satisfacen al 85% de los usuarios que demanden tareas cotidianas y profesionales. Estas máquinas ofrecen un equilibrio entre rendimiento, portabilidad y precio, con especificaciones como 16 GB de RAM y SSD de 512 GB que cubren la mayoría de los casos de uso. La gama alta es ideal solo para nichos específicos, como gaming de alto nivel o edición de video, pero para la mayoría, una gama media bien configurada maximiza el valor y el aprovechamiento.
Evaluar las necesidades reales
El primer paso para elegir una notebook es identificar el propósito principal del dispositivo. Los usuarios que realizan tareas básicas, como navegar por internet, gestionar correos o usar aplicaciones de ofimática, no requieren una laptop de alto nivel. Por ejemplo, un procesador Intel Core i3 o AMD Ryzen 3, combinado con 8 GB de RAM y un SSD de 512 GB, suelen satisfacer estas actividades. En el caso de los usuarios que trabajen en remoto y requieran utilizar herramientas online (Teams, Google Docs…), jueguen ocasionalmente o son estudiantes, un portátil de gama media con CPU Core i5 o Ryzen 5, 16 GB de RAM y 1 TB SSD M.2 de almacenamiento será más que suficiente. Para usuarios que editan videos, juegan frecuentemente o desarrollan software, se recomienda un procesador Intel Core i7 o Ryzen 7, 16 GB de RAM, una GPU NVIDIA RTX 4800 o AMD rx 78000 y un SSD de al menos 2 TB SSD M.2.
En el caso de los creadores de contenido audiovisual que trabajan con software como Adobe Premiere Pro o Blender, necesitarán además que la laptop venga equipada con GPUs dedicadas potentes, como la NVIDIA RTX 4090 o AMD rx7900, las cuales ofrecen hasta un 30% más de rendimiento en renderizado frente a GPUs integradas. Es importante evaluar las necesidades reales a fin de evitar gastar en hardware que no se va a aprovechar del todo, como, por ejemplo, los procesadores i9 los cuales vienen diseñados para necesidades especiales de virtualización.
Pantalla y gráficos para una experiencia óptima
La calidad de la pantalla es fundamental, especialmente para los profesionales creativos y usuarios que consumen multimedia. Una resolución Full HD (1920x1080) es adecuada para la mayoría de los usuarios, pero los diseñadores gráficos, editores de video y jugadores profesionales se benefician de pantallas 2K o 4K con paneles OLED, que ofrecen un 100% de cobertura sRGB y mayor precisión de color. La frecuencia de actualización de 120 Hz mejora la fluidez en juegos y animaciones, pero no es esencial para tareas de oficina o ver series y películas en directo. En cuanto a los gráficos, las GPUs integradas, como Intel Iris Xe o AMD Radeon, son suficientes para tareas ofimáticas y juegos ligeros, mientras que una GPU dedicada como la RTX 4080 o AMD rx 7800 es ideal para el gaming o renderizado 3D, con un rendimiento hasta 40% superior en títulos AAA. Elegir una pantalla y gráficos acordes al uso evita costos innecesarios en funciones que no se van a aprovechar.
Batería, portabilidad y conectividad
La duración de la batería es un factor vital para los usuarios que requieran movilizarse frecuentemente con el ordenador. En este punto, las notebooks con chips ARM, como el Apple M4 o Qualcomm Snapdragon X Elite, ofrecen hasta 20 horas de autonomía en tareas ligeras, superando a los chips Intel y AMD, que promedian 12-15 horas. Para maximizar la portabilidad, se debe optar por ordenadores portátiles que tengan un peso inferior a 1,5 kg y un grosor menor a 18 mm. La conectividad también es clave: los puertos USB-C con Thunderbolt 4, Wi-Fi 6E y Bluetooth 5.3 son estándares modernos que garantizan una buena velocidad y compatibilidad. Por ejemplo, Wi-Fi 6E tiene la capacidad de optimizar las velocidades hasta un 30% en comparación con Wi-Fi 6. Priorizar estos aspectos según el estilo de vida del usuario, optimiza la experiencia sin necesidad de recurrir a modelos prémium.