Un día de fiesta y gratitud: Padres reconocen la pasión y compromiso de Juan, Humberto y Ángel en el fútbol
Papás y mamás organizan emotiva celebración sorpresa para los maestros que enseñan fútbol y valores a sus hijos en la colonia Buenos Aires en Culiacán


Culiacán Sinaloa.- En un gesto lleno de gratitud y cariño, madres y padres de familia sorprendieron a Juan Santiago y a sus hijos, Humberto y Ángel, con una emotiva celebración en el campo deportivo Buenos Aires, como muestra de agradecimiento por su dedicación como entrenadores y formadores de niñas, niños y jóvenes a través del fútbol.
Lo que parecía ser una práctica habitual se convirtió en una gran fiesta. Con entusiasmo, papás y mamás decoraron el lugar, organizaron alimentos y prepararon un ambiente festivo para agradecer no solo las enseñanzas deportivas, sino también la formación en valores que los entrenadores inculcan a sus pupilos.
Homenaje a quienes forman con el balón y el corazón
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Los asistentes compartieron una tarde de convivencia con tacos de sabrosos guisos, papas, refrescos y pasteles. La celebración estuvo marcada por la alegría y la sincera admiración hacia quienes, más allá de enseñar fútbol, han sembrado respeto, disciplina y compañerismo en cada entrenamiento.

“Esta celebración es un pequeño gran gesto para mostrarles cuánto valoramos todo lo que hacen. Nos llena de gratitud ver cómo entregan su tiempo y corazón mucho más allá de lo que reciben. La mensualidad que cobran es nada comparada con el amor y la dedicación que ponen en cada entrenamiento para nuestros hijos”, expresó emocionada Guadalupe Estefani Alarcón Sánchez.
Además de compartir una tarde llena de alegría, las familias unieron corazones y voluntades para realizar una cooperación voluntaria en efectivo, como un pequeño pero significativo gesto de gratitud hacia quienes, con pasión y entrega, han transformado vidas desde el campo de fútbol.
Para las familias, Juan, Humberto y Ángel no solo enseñan a jugar fútbol a sus hijos, sino a creer en sí mismos, respetar a los demás y nunca rendirse.
Su labor trasciende el deporte y se convierte en una verdadera escuela de vida. Cada entrenamiento siembra valores que harán florecer una generación más fuerte, solidaria y llena de esperanza.

El gesto comunitario no solo fortaleció los lazos entre entrenadores y familias, sino que también demostró que el deporte es un puente para construir entornos más solidarios y llenos de valores positivos. Cuando un colectivo se une para reconocer lo bueno, se multiplica la inspiración para seguir sembrando lo mejor en la colonia Buenos Aires.