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Más de 450 personas se unen para limpian playas en Navolato. Lo hacen por amor a su tierra

Participación de niños y jóvenes en limpieza de playas de Navolato siembra conciencia ambiental para un futuro sostenible.

5 junio, 2025
Al menos 450 personas de todas las edades se dieron cita para limpiar las playas de Navolato.
Al menos 450 personas de todas las edades se dieron cita para limpiar las playas de Navolato.

La arena caliente, el sol de junio y el sonido del mar no fueron impedimento.

Al contrario, fueron el motor de más de 450 personas que, con escoba, costal y muchas ganas, salieron desde temprano a limpiar las playas de Altata, Aguamitas, Dautillos, El Tetuán y Avándaro, en una jornada que puso en alto el valor del trabajo en equipo y el compromiso social con el medio ambiente.

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Una jornada de limpieza con mucha participación

Los niños fueron los más interesados en participar en la limpieza de las playas.
Los niños fueron los más interesados en participar en la limpieza de las playas.

No hubo discursos largos ni poses para la foto. La verdadera noticia fue ver a familias enteras agachadas recogiendo botellas, redes abandonadas, envolturas, corcholatas.

“Esto no lo hacemos por obligación, lo hacemos porque aquí vivimos, aquí pescamos, aquí jugamos. Es nuestra casa, y la queremos limpia”, dijo don Manuel Ruiz, pescador de El Tetuán, mientras arrastraba un costal lleno de desechos plásticos.


Día mundial del Medio Ambiente


Como él, decenas de cooperativas pesqueras, jóvenes estudiantes y restauranteros se sumaron a esta cruzada por un futuro más verde. La jornada se realizó en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, pero para muchos, no se trata de un solo día.

“Cada vez que vengo a la playa me llevo una bolsa de basura que no es mía”, contó Mariana León, una joven estudiante que participó en la limpieza de la zona residencial de Altata. “Es chamba de todos. No se vale venir a disfrutar y dejar todo sucio”.

Es mejor una playa limpia

La comunidad se unió para lograr un gran cambio.
La comunidad se unió para lograr un gran cambio.

Además del impacto visual de ver limpias las playas, lo más importante fue lo que no se ve: la semilla de conciencia que quedó sembrada. Muchos niños participaron y preguntaban qué se podía reciclar o qué tardaba más en degradarse.

“Mi hijo me dijo que ya no quiere usar popotes. Que mejor usemos uno de metal que tiene en casa”, compartió Rosario, madre de familia que estuvo en la playa Avándaro con sus tres hijos.

Cariño por la comunidad

Sin importar edades ni profesiones, lo que movió a la gente fue el cariño por su comunidad y su entorno. “A veces uno piensa que no puede hacer mucho, pero mire nomás cuántos somos. Si todos hiciéramos un poquito, esto se vería siempre limpio”, opinó Rosa Isela, restaurantera de Aguamitas.

Y es que ese “poquito” se tradujo en toneladas de residuos recolectados que ahora tendrán un destino final responsable. Más allá de las cifras, lo que dejó esta jornada fue una muestra clara de que la esperanza también se barre, se levanta y se recicla.




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