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En Navolato Jorge Luis es el zapatero que renueva pasos para la vida

Desde hace 42 años se ha dedicado a reparar calzado y mejorar el mundo a tus pies.

13 febrero, 2023
En Navolato Jorge Luis es el zapatero que renueva pasos para la vida

Sentado en un banquito, y con herramienta en mano, Jorge Luis golpea firmemente la suela de unas botas vaqueras. Es evidente que ya no servirían, pero él debe devolverlas a la vida y  alargar  los pasos en el vestir.

Tiene que darse prisa, el cliente está por llegar para recoger su calzado. El exceso de trabajo le había impedido iniciar la reparación de esas botas.

Jorge Luis Montoya es un hombre que dedica sus días al oficio de zapatero. A sus 59 años, es un restaurador de calzado más que comerciante. Es consejero, que dejando a veces de lado su ganancia, cada día ve la necesidad ajena y decide según el calzado si conviene o no hacer el arreglo.

Al ser bueno en su oficio, lleva 42 años rodeado de clavos, agujas y martillos. Ese característico olor a cuero y pegamento, es, en el que Jorge Luis se ha visto rodeado desde entonces.

“Empecé limpiando los zapatos y atendiendo a la gente. Después me senté a ver al zapatero arreglando zapatos. Así aprendí”, recuerda.

Es que cuando Jorge Luis a penas era un jovencito de 17 años, buscó la forma de ayudar en casa. Consiguió un trabajo con un vecino de la colonia Michoacana y ahí aprendió el oficio.

Poco a poco, fue aprendiendo la técnica. Primero con un pequeño par de zapatos, y los consejos “del viejo” que lo ayudaron a perfeccionar cada día.

“Llegué y me senté frente a él y observé lo que hacía. Me dio chance de arreglar un zapato, él me iba explicando como hiciera, hasta que reparé mi primer par de calzado”, recuerda con gratitud.

A Jorge Luis, se le negó la oportunidad de terminar la secundaria. Asegura que era bueno para la escuela, pero necesitaba trabajar y aprender un oficio.

Tomó la decisión que no quería, dejó la escuela, y encontró ese trabajo, que sin saberlo, se convertiría en su fuente de ingreso permanente.

Sin dejar el empeño, los años pasaron y ahí, envuelto en ese mundo ha logrado ser considerado como uno de los tres zapateros de oficio del pueblo.

Los días no siempre han sido sencillos para él. Su motivación para salir adelante son sus dos hijas y una nieta que le da las alegrías, que con frecuencia le pintan una sonrisa en el rostro.

“Tengo 2 hijas y una nieta de 15 años. Mis hijas son mi motivo para seguir luchando cada día. La menor, acaba de graduarse de maestra. Eso me llena de orgullo y mi nieta terminó la secundaria. Ella es otra alegría más”, dice con honra.

Y es que para José Luis, su familia es lo más importante. Asegura que con su trabajo honrado y dedicado logró sacarlas adelante. Reconoce que la ayuda de la mamá de sus hijas le ha sido de gran respaldo.

Ahora, José Luis golpea con brazo firme los clavos que harán que su trabajo sea impecable.

Establecido por la Jesús Almada, casi frente a la clínica del Seguro Social, hace 23 años que tiene su pequeña reparadora de calzado.

Asegura que ser zapatero es un trabajo sencillo, pero que lo fundamental es hacer su trabajo con dedicación y paciencia.

Este trabajo parece fácil, pero eso sí, hay que hacerlo con dedicación, porque si usted tiene un oficio que no le gusta, no lo va a hacer bien. Hay que encontrarle el gusto a todo lo que haga para que salga bien. Por eso a la gente le gusta mi trabajo, porque disfruto lo que hago”, dice con profunda satisfacción.

Ahí, Jorge Luis, pasa sus días pegando, cociendo, parchando, descociendo, cambiando suelas, poniendo tapitas y cambiando el color al calzado.

Pero no solo a los zapatos les renueva la vida. Él mismo renueva sus ilusiones cada día que descubre que es un buen restaurador.

“La gente me conoce. Tengo mucho trabajo gracias a Dios. Aunque hay competencia, solo habemos tres reparadores en Navolato, pero el sol sale para todos”, dice con razón.

Así, diariamente se levanta antes que el sol. Desde las 5:30 horas, José Luis ya está en su negocio. “Es que siempre hay algo que hacer”, reconoce.

Ahí, en su reparadora de calzado, Jorge Luis trabaja con fervor. Le da golpes a la suela para sortear los golpes de la vida. Terminando con las botas vaqueras sigue otro género de calzado en su repertorio.

Con regocijo dice “Yo soy zapatero”. Reparando calzado renueva pasos para la vida. En Navolato se esmera para mejorar el mundo a tus pies.

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