Conoce a Fidel: El rarámuri que recorre siete horas por la sierra para estudiar ingeniería
En un reportaje realizado por El Sol de Parral se dio a conocer la historia de Fidel, un joven rarámuri que cada domingo sale de su comunidad con rumbo a Guachochi para estudiar la ingeniería en Manejo Forestal en la Universidad Tecnológica de la Tarahumara


A través de un reportaje publicado por El Sol de Parral se conoció la historia de Fidel Bustillos, un joven rarámuri de 19 años quien ha decidido mejorar su vida al estudiar una ingeniería. Pero en su caso, debe caminar una odisea que le cuesta 7 horas todas las semanas.
Saliendo desde su casa en la comunidad de Cumbres de Silveiro hasta la universidad en la cabecera del municipio de Guachochi, Fidel estudia la ingeniería en Manejo Forestal con una clara convicción: proteger los bosques de La Tarahumara y que sus recursos sean aprovechados por la misma comunidad.
Aunque para los pueblos originarios que habitan las regiones serranas del país estudiar ha sido una labor históricamente complicada, se ha invertido en infraestructura con el tiempo, como lo es la Universidad Tecnológica de la Tarahumara (UTT), que da servicio a rarámuris, ódamis y más habitantes.

La institución, formada hace más de diez años, ofrece diversas carreras universitarias acordes al sistema productivo de la región, como:
- Desarrollo Sustentable
- Manejo Forestal
- Administración
- Enfermería
Asimismo, para prevenir la deserción escolar, se ofrecen becas académicas de hasta el 100%. Un ejemplo de ello es el caso de Fidel, quien cada domingo prepara su maleta y mochila cargada de útiles escolares, para caminar siete horas hasta llegar a la Casa del Estudiante en Guachochi, donde se aloja una semana.
La lucha por un mejor futuro
La vida de Fidel, similar a la de otros rarámuris, ha estado marcada por las dificultades. Nació en 2006 en Guachochi, pero se crio en Cumbres de Silveiro, una comunidad indígena que se encuentra internada entre las montañas, lugar donde servicios de telefonía, internet o incluso energía eléctrica son limitados.

La educación preescolar, primaria y secundaria es de más fácil acceso debido a las oportunidades que hay en las demás localidades; pero continuar los estudios es más complicado. Eso no detuvo a Fidel, quien decidido a tener un futuro mejor se sobrepone a las dificultades, convirtiéndose en un símbolo de resistencia.
Según contó al citado medio, la preparatoria fue el primer obstáculo porque eran cinco horas de caminata para ir y regresar a su hogar. El joven siempre fue dedicado con el estudio, por lo que se propuso seguir aprendiendo y capacitándose para generar mejoras hacia su comunidad.
Debido a la sequía que enfrenta la sierra, quiso estudiar la ingeniería en Manejo Forestal, en parte gracias al consejo que le dieron sus asesores. “Entré a la UTT porque unos profesores de la preparatoria me la recomendaron, y sí está muy interesante y completa, pero está a 7 horas de distancia hasta mi casa”.

Para un mejor rendimiento armó un plan de estudio, quedándose en la Casa del Estudiante durante la semana, y regresando a su hogar los fines de semana.
“Los domingos llego a Guachochi después de varias horas caminando, aunque a veces también corro para intentar llegar un poco más rápido e intentar estarme menor tiempo bajo el sol, pero es cansado”.
Cada domingo temprano comienza a alistarse con todo lo necesario para la escuela: guarda en su mochila libretas y libros junto a su esperanza de superarse. Posteriormente, va su ropa, eligiendo su mejores prendas, según explica. En general, se lleva pantalones de mezclilla, playeras, ropa íntima y suéteres que lo ayuden con el frío.
Desde Cumbres de Silveiro inicia su travesía, pero debe ser cuidadoso, ya que el camino montañoso puede ser engañoso, además de que la presencia de serpientes o insectos que puedan morderlo es otro riesgo. No obstante, eso no lo detiene, y siete horas después puede descansar en una cama cálida, tomar un café o chocolate caliente, ducharse y acostarse para tomar energía para el día siguiente.
Una misión digna
La localidad Cumbres de Silveiro es una de las mil 200 que existen en el municipio de Guachochi, siendo su principal actividad económica la ganadería y agricultura. Sin embargo, de acuerdo a Fidel en los últimos años se han visto afectados por la sequía, destacando que se necesita un plan alterno que permita salvaguardar los bosques y crear nuevas estrategias de siembra.

Para cumplir con su misión, Bustillos ha asistido no solo a las clases universitarias, sino también a talleres y capacitaciones en torno al tema, lo que ha fortalecido su currículum y su memoria académica.
“Me gusta mi pueblo y mi comunidad. Son casitas hechas artesanalmente con nuestras propias manos y con el sudor de nuestra frente, así hemos hecho todo lo que tenemos. Ahora lo que nos atemoriza es la falta de lluvias y los bosques están en riesgo pues cualquier chispa de fuego, por más mínima que sea, puede acabar con ellos”, narró.
Una vez que termine su carrera, buscará hacer algo por su pueblo para que puedan tener una vida digna. “Quiero ser profesional para crear proyectos sustentables tomando a consideración lo que hay o lo que queda en mi comunidad, no quiero que quede en el olvido por falta de formas para habitarlo”, concluyó.
Al igual que Fidel, muchos jóvenes de pueblos originarios salen cada día a trabajar por un mejor futuro para sus localidades, en su mayoría a través del estudio. Por eso, es importante conocer estas historias y apoyar centros como el UTT, lugares que crean profesionistas humanistas preparados para contribuir al bienestar social.









