“Gracias por enseñarnos a nadar”: una sorpresa llena de amor para la maestra Diana
Gesto inolvidable: Con alegría y gratitud, los pequeños celebran a la maestra de natación Diana Soriano Camacho


Culiacán, Sinaloa. - Durante la clausura de la Escuela de Natación en el Parque Culiacán 87, la maestra Diana Soriano Camacho vivió un momento lleno de emoción e inesperada alegría.
Diana Soriano Camacho, maestra que enseña a nadar… y a brillar en la vida
Sus niños y niñas, con quienes comparte risas, brazadas y aprendizajes día a día, la sorprendieron para celebrar su cumpleaños y, sobre todo, agradecerle por su dedicación y vocación.

“Gracias, maestra Diana, por enseñarnos a nadar”, expresó la pequeña Fernanda en nombre de todos sus compañeros, mientras abrazos, sonrisas y felicitaciones llenaban la alberca.
Para Diana, enseñar natación es mucho más que movimientos y estilos; es transmitir confianza, seguridad y valores que acompañarán a los niños toda la vida.
“Estoy muy agradecida con los niños, las niñas y los padres de familia por esta bonita sorpresa, no me la esperaba”, compartió emocionada.
Los padres reconocen su labor: no solo enseña a nadar, sino que brinda seguridad, autoestima y experiencias que se reflejan semana tras semana.
“Desde la primera clase se ven los resultados, y cada semana se refuerza su aprendizaje y confianza”, señalaron.

Con más de 17 años de experiencia, Diana forma no solo nadadores, sino personas seguras, disciplinadas y felices. Entre sus enseñanzas destacan la resiliencia, la disciplina, el trabajo en equipo, la salud, el bienestar y, sobre todo, la alegría de aprender y divertirse en el agua.
“Cosas mágicas suceden cuando los niños creen en sí mismos. Cada uno brilla a su manera, aprende a su ritmo, y mi trabajo es acompañarlos para que cada brazada y cada salto al agua se convierta en una lección de esfuerzo y perseverancia”, expresó Diana.
La sorpresa fue completa: pastel, flores, regalos y notas llenas de cariño como “Muchas gracias, maestra”, de Karlo Mathias; “Para la maestra Diana, muchas gracias”, de Juan José; y un detalle lleno de gratitud de Ricardo Daniel, hicieron de este momento un recuerdo inolvidable.
Diana Soriano Camacho no solo enseña a nadar; siembra en cada niño y niña la confianza, la resiliencia y la alegría de aprender. Cada brazada junto a ella se convierte en una lección de vida, un impulso para creer en sí mismos, superar sus miedos y brillar más allá de la piscina.

Diana Soriano Camacho no solo enseña a nadar; siembra en cada niño y niña confianza, resiliencia y alegría por aprender. Cada brazada a su lado se convierte en una lección de vida, un impulso para creer en sí mismos, superar sus miedos y descubrir que pueden brillar mucho más allá de la piscina, llevando siempre consigo la certeza de que son capaces de alcanzar cualquier sueño que se propongan.





































