De con Medrano: la historia familiar detrás de las nieves más queridas de Mazatlán
En el Centro Histórico de Mazatlán, un carrito de nieves de garrafa artesanales ha endulzado generaciones por más de 80 años. Las nieves “De con Medrano” son una tradición familiar que forma parte del alma del puerto.
Mazatlán, Sinaloa.- En la esquina de la calle 5 de Mayo y Ángel Flores, en el corazón del centro histórico de Mazatlán, es conocida por un pequeño negocio familiar que durante más de ochenta años ha hecho las delicias de mazatlecos y turistas, refrescándolos con las tradicionales nieves de garrafa “De con Medrano”.
En 1938 un jalisciense inició el negocio en el puerto, sin embargo, fue alrededor de 1960 cuando el mazatleco Gilberto Reyes Gamboa empezó a trabajar ahí. Con solo 12 años de edad, el joven aprendió el oficio y lo convirtió en su modo de vida.
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Un legado construido con trabajo y unión familiar
Para los años setenta, a sus 20 años, Gilberto compró el negocio y así inició un legado: un ejemplo de trabajo en equipo y unión familiar, que heredó a sus hijos y nietos, quienes ahora se encargan de preparar las nieves de garrafa y atender el carrito.
Ubicado aún en la misma esquina donde estuvo la “Ferretería Medrano” —comercio que le dio el nombre a las nieves— este negocio ha sido el sostén de toda la familia.
Don Gilberto, apoyado por su esposa, la señora Ramona Cisneros Loaiza, enseñó su oficio a sus cinco hijos, cuatro hombres y una mujer, y a algunos de sus dieciséis nietos que, orgullosos, siguen la tradición familiar.
“Todos aprendimos el oficio, gracias a Dios mi papá dejó buenos estudiantes, a todos nos enseñó, hijos y nietos, de ahí hemos vivido todos”, cuenta María de Lourdes Reyes , hija de Gilberto.
Continuidad y sabor tras la partida de Don Gilberto
En mayo de 2024 Don Gilberto falleció. Desde entonces, su esposa e hija se han hecho cargo del carrito, apoyadas por otros miembros de la familia. Algunos nietos ayudan atendiendo el negocio, mientras los hijos preparan las nieves.
“Cada quien tiene su rol, estamos divididos en dos equipos: a mí, a mi papá y a mi tío nos toca prepararlas (las nieves); a mi prima y a mi tía les toca venir a atender”, explica Luis Gerardo Reyes, nieto de Gilberto.
El sabor distintivo, y sin duda el amor que se pone en la preparación, han hecho perdurar este emprendimiento familiar. En un inicio, Don Gilberto solo preparaba nieves de vainilla, ciruela y guayaba; después fue experimentando y creando, y ahora hay más de diez sabores que varían por temporada.
Sabores que evolucionan sin perder su esencia
“Aquí vamos a encontrar a diario vainilla, ciruela, leche quemada, chocolate, limón y queso; aparte traemos cuatro sabores más que los vamos cambiando. Hoy, por ejemplo, traemos maracuyá, guayaba, cacahuate, nuez y así, lo que vaya pidiendo la gente más que nada”, comenta Luis Gerardo.
Aunque la fama de las nieves de garrafa “De con Medrano” ha traspasado las fronteras de Mazatlán y Sinaloa, la familia Reyes Loaiza asegura que su clientela sigue siendo mayormente “pata salada”. Cuentan con consumidores fieles “de hueso colorado” que durante décadas los han acompañado.
Más allá de la esquina: un sabor que llega a todos lados
Gracias a la visión de Don Gilberto, las nieves de garrafa no solo se venden en esta conocida esquina del centro de Mazatlán, también llegan a eventos sociales como bodas, bautizos y XV años. Además, algunos de los hermanos Reyes Loaiza han emprendido sus propios negocios y tienen carritos en otros puntos de la ciudad desde hace varios años.
Las nieves “De con Medrano” son un claro ejemplo de la constancia y el tesón de una familia mazatleca que sigue haciendo historia con un producto que se ha convertido en uno de los muchos sellos distintivos del puerto de Mazatlán.
Con cada garrafa de nieve, la familia Reyes Cisneros refrenda el valor de los oficios tradicionales y la fuerza de la unión familiar, dejando claro que las mejores historias de Mazatlán se escriben con trabajo honesto, sabor artesanal y la paz de quienes aman profundamente su tierra.
