Silvia Verónica: la maestra que educa con pasión en Culiacán y saca adelante a sus tres hijas
Silvia Verónica Jiménez se jubilará tras 30 años de servicio en la educación pública en Culiacán; transformó vidas y formó generaciones en la primaria Jorge González.


En la Primaria Jorge González Lara, ubicada al nororiente de Culiacán, una maestra recorre sus últimos días escolares con el mismo entusiasmo con el que empezó su camino hace tres décadas.
Silvia Verónica Jiménez García, docente apasionada y madre de tres hijas, se prepara para cerrar un capítulo que ha marcado no solo su vida, sino la de cientos de niños y niñas que han pasado por sus aulas.

¡Recibe las últimas noticias!
El último reto en la carrera de la maestra Silvia
Desde hace algunos meses, Silvia ocupa un nuevo rol como responsable del área de Tecnología Educativa, un cambio que llegó justo en la recta final de su carrera. Si bien ya no se encarga directamente de un grupo, su compromiso con la formación de los estudiantes sigue intacto.
Me costó adaptarme, pero ahora puedo decir que los niños disfrutan mucho esta clase. Es un reto distinto, pero también enriquecedor", comenta para Tus Buenas Noticias.
Su historia no es común. En una familia rodeada de médicos y enfermeros, Silvia fue la única que eligió el camino de la docencia. “Mi mamá fue enfermera, mis tías también. Pero desde la primaria, yo ya decía que quería ser maestra”, recuerda entre risas.
En aquel entonces, motivada por un deseo de justicia y equidad, soñaba con tener su propio grupo para darles a los estudiantes el trato que a veces ella no vio en su propia experiencia escolar.

Primer paso en la docencia; de vuelta a la primaria en que se formó
Su trayectoria comenzó precisamente en la misma primaria donde estudió. “Cubriendo un interinato, tuve la dicha de regresar a donde me formé. Fue como cerrar un ciclo”, narra.
Desde ahí, su carrera la llevó por diversos rincones del estado: Guamúchil, El Capule, Pericos y finalmente Culiacán. En cada escuela, Silvia no solo dio clases, también crio a sus tres hijas, a quienes llevaba consigo a las escuelas donde trabajaba.
Criar a tres niñas mientras se mantiene una carrera en la docencia no es tarea fácil.
“A veces las dejaba en guardería, otras me las llevaba. Pero siempre estuvieron cerca de mí. Fue cansado, pero no me arrepiento. Ser maestra me permitió sacar adelante a mis hijas”, afirma con orgullo.
Hoy, sus hijas tienen 27, 25 y 22 años, y si bien no todas siguieron sus pasos, Silvia siente que su esfuerzo ha valido la pena.

Una vida entre retos y satisfacciones
Una de sus mayores satisfacciones ha sido ver a sus alumnos avanzar. Recuerda con emoción cuando enseñaba primero y segundo grado, y podía escuchar por primera vez a un niño leer.
“La escritura se da casi por naturaleza, pero cuando un niño empieza a leer… es algo mágico. Ahí te das cuenta de que sirves para esto”.
Silvia ha sido testigo de una transformación profunda en la educación a lo largo de 30 años. “Antes todo era mecánico: planas, copiar, memorizar. Cuando llegué con ideas de investigación y búsqueda, algunos me criticaban. Pero con el tiempo, entendieron que era una manera más rica de aprender”.
La tecnología ha sido uno de los mayores desafíos, pero también una oportunidad: desde Enciclomedia hasta las plataformas actuales, nunca ha dejado de aprender.
“Yo no era cibernética, pero me tocó meterle mano, perder el miedo, y picarle aquí y allá hasta entenderle,” comparte con sinceridad.
Los preparativos para su retiro
Su paso al aula de medios no fue casual. Gestionó un cambio que le permitiera atender mejor una necesidad personal: apoyar a su hija mayor.
"Ella estudió dos años de enfermería y ya no quiso seguir. Mi idea es poder ayudarla cuando me jubile, y para eso tenía que dejar el grupo. Ser descargada me dio ese espacio", admite.
Pero, aunque ya no esté frente a un grupo tradicional, su amor por los niños sigue expresándose de formas creativas. En fechas especiales, Silvia se ha disfrazado de superhéroe, de Catrina, de Santa Claus... lo que sea con tal de ver sonreír a sus alumnos.
“Una vez fui Iron Woman”, recuerda entre carcajadas. “Los niños se emocionan muchísimo. Esa alegría vale todo.”
Sueña con una formación integral
Sobre el futuro de la educación, Silvia sueña con una formación más integral, donde la tecnología se use con propósito y los maestros estén mejor preparados para enfrentar los cambios.
“Hay muchos programas buenos, pero hay que enseñarles a los niños a usarlos bien. No se trata solo de proyectar videos, sino de despertar su curiosidad”.
Con la jubilación a la vuelta de la esquina, Silvia no se despide con nostalgia, sino con gratitud.
“No me equivoqué de camino. Esta profesión me dio la oportunidad de crecer, de ser madre, de cambiar vidas. Y aunque ya no estaré en el aula, sé que lo que sembré seguirá dando frutos.”