Ruba es la mujer de Navolato que desafió al cáncer y levantó su propio café con fe, amor y coraje
Con una sonrisa que no se apaga y una fuerza que inspira, Rubí ha enfrentado el cáncer dos veces sin rendirse. Hoy es dueña de Nana’s Coffee.
A Milagros Rubí García Armenta la conocen todos en Navolato como Ruba. Así la nombraron desde joven, como un apodo que con el tiempo se convirtió en su sello.
Hoy, a sus 43 años, ese nombre encierra la historia de una mujer que no se dobla. Sobreviviente de cáncer, empresaria, alegre y valiente, Ruba ha sabido convertir las adversidades más duras en la fuerza que la mueve todos los días.
"Yo me crié con mis bisabuelos, don Francisco García Loera y doña Amada Armenta García. Ellos me enseñaron todo lo que sé de amor, de respeto y de responsabilidad", dice para Tus Buenas Noticias con voz segura.
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Sus padres migraron a Estados Unidos cuando ella era muy pequeña, y aunque mantiene buena relación con ellos, fue su tía Chepita quien la trajo de Culiacán a Navolato y la crió como si fuera su hija.
En Navolato decidió echar raíces
Ruba creció en la colonia Alcanfores y más adelante se mudó a la Ampliación Yamaguchi, donde actualmente vive. Ahí, cerca de la casa de sus bisabuelos, estudió, trabajó y decidió echar raíces.
"Yo estudié Administración de Empresas en la UAS de Navolato, pero la vida me tenía preparada otra escuela", confiesa con un timbre de voz sereno y con firmeza.
En 2013, cuando apenas tenía 29 años, Ruba se detectó sola una bolita en uno de sus senos mientras movía un mueble para recibir a unos amigos.
Fue ese momento el que le cambió la vida. "Ese día supe. Me senté y se me vino toda mi vida como película. No se lo dije a nadie, pero empecé a moverme por mi cuenta", confiesa.
Su valentía es ejemplo de resistencia
Fue un proceso rápido. Consultó con médicos, se hizo estudios por iniciativa propia y recibió el diagnóstico: cáncer de mama. "No lloré, no me quebré. Dije: 'yo me curo', y me aferré a la vida con todas mis fuerzas", recuerda. Y no estaba sola.
Amigos, familiares y hasta conocidos se unieron para apoyarla con lo que podían. Hicieron una colecta a la que llamaron el "Rubatón", y gracias a eso logró operarse y comenzar su tratamiento.
"No me dio pena. Nunca me aislé. Yo le decía a la gente que estaba viva, que no estaba muerta. Y así me mantuve fuerte".
Una actitud positiva fue decisiva para su recuperación
A pesar de las quimios, la caída del cabello y los momentos duros, su actitud nunca decayó. "Los doctores me decían que estaba muy joven, con buena actitud, que me iba a aliviar. Y así fue".
Estuvo ocho años libre del cáncer, hasta que en 2022 volvió, esta vez con metástasis en los huesos.
"Yo lo sabía, sentía que algo no estaba bien. Me hice los estudios por mi cuenta otra vez. Tenía cáncer. Vendí mi sala, un horno, para pagar las resonancias y hacer otros estudios. Y ahí salió: cáncer en la columna", reconoce.
Aunque los médicos dijeron que le quedaban tres meses de vida, Ruba no se dejó caer. "Tuve miedo, claro que sí. Pero algo en mí me decía que no era mi momento. Y aquí estoy, tres años después, viva, estable y con muchas ganas de seguir".
Recibió una oportunidad para emprender
Ruba no solo venció al cáncer una vez. También transformó ese proceso en una oportunidad para emprender.
En una noche de frío, después de haberse recuperado y sentirse fuerte, una prima le dijo: "Aquí hace falta vender atole". Esa frase encendió la chispa. "Le dije: 'jalo', y nos pusimos afuera de la casa de mi nana a vender bebidas calientes", cuenta con una sonrisa animosa.
Empezaron con una mesa, una tabla prestada y mucho entusiasmo. Vendían atole, chocolate, avena y croissants.
Así, nace Nana´s Coffee
Con los ahorros que tenía, Ruba compró una estufa industrial y unas mesas. Luego levantó un tejabancito sencillo que se convirtió en Nana’s Coffee, un negocio que honra a su bisabuela y que hoy es un punto de encuentro en Navolato.
"Ahora vendemos smoothies, frappés, crepas… y el famoso Keki Roll que yo inventé: una especie de rollito con fruta que le encanta a la gente. Lo que más me gusta es que todo ha sido con apoyo de mi familia, mis amigas, mi comunidad".
A Rubí no la han dejado sola en este proceso. Es una mujer llena de amor y rodeada de personas que la hacen sentir valiosa.
Nana’s Coffee abre de lunes a sábado por las noches, y aunque muchos no saben que su dueña vive con cáncer, los que sí lo saben la admiran aún más.
"No me gusta lucrar con mi situación, pero la gente que me conoce entiende que a veces tengo que descansar. Agradezco cada palabra de aliento, cada cliente que viene y regresa", reconoce.
Ruby se aferra a la vida
Ruba no se considera una heroína. Pero para muchos lo es. Es una mujer que enfrentó dos veces el cáncer, que se aferró a la vida, y que desde una pequeña esquina en Navolato le enseña a todos que se puede empezar desde cero con fe, creatividad y corazón.
"No se rindan, de verdad. Cuando uno cree en sí mismo, todo es posible. La actitud lo es todo. Ante las adversidades hay que decir: 'aquí estoy y voy a salir adelante'", aconseja.
Y así lo ha hecho ella, paso a paso, sonrisa a sonrisa, taza a taza. Ella ha vencido en las adversidades, siempre muestra su mejor sonrisa, al mal tiempo siempre la da una buena cara.
