Logo
NEWSLETTER #36
En esta edición hablamos de:

Asertividad y comunicación consciente


DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO

LA ASERTIVIDAD EN LA COMUNICACIÓN: ¿PASIVO, AGRESIVO O AMBAS?

Norma Campos
Por Mario Córdova
@mca.cordova.98

Asertividad y comunicación consciente

Todos tenemos un amigo cercano que siempre tiene problemas con su manera de comunicarse; lo digo porque también podemos ser nosotros, pero es más fácil verlo en otras personas. Este amigo siempre está haciendo juicios de cualquier situación que se le presenta y responsabilizando a los demás, usa frases como: “Permíteme, estás mal, las cosas no son como piensas, no me entiendes.” Y siempre es mal recibido su comentario, y la persona que lo escucha reacciona normalmente en confrontación con él.

Existe, también, otro estilo de personas que nunca sabes lo que están pensando, tratas de que te dé pistas sobre lo que quiere y nada; incluso, lo cuestionas para que te platique su visión ante algo, y sus respuestas son algo así como: “Me adapto a lo que decidan, a mí me da igual, no tengo opinión sobre eso.” Y en algunas ocasiones solamente no hablan y voltean a ver a otra persona para ceder, sin decirlo, su derecho a expresarse.

Estos dos estilos de relacionarse son los extremos en cuanto a expresarnos; al primero, se le cataloga como comportamiento social agresivo; y, al segundo, como comportamiento social pasivo. Está demostrado que todos tenemos en algún momento ambos, pero uno es el que predomina, depende de nuestra personalidad y de los pensamientos que fabricamos.

En los años de 1950 a 1960 se empezó a mencionar y construir un concepto denominado como Asertividad. Inicialmente, la asertividad se veía como un rasgo de nacimiento, pero con el tiempo se reconoció que es una habilidad que puede ser desarrollada y entrenada. La asertividad se define hoy en día como la capacidad de expresar de manera honesta, directa y respetuosa pensamientos, sentimientos y necesidades, encontrándose en un punto medio entre la pasividad y la agresividad: somos seres sociales.

La gente desarrolla diferentes estilos de comunicación basados en sus experiencias de vida. Tu estilo puede estar tan arraigado que ni siquiera eres consciente de cuál es. La gente tiende a mantener el mismo estilo de comunicación a lo largo del tiempo. Pero si quieres mejorar ese estilo, puedes aprender a comunicarte de forma más saludable y eficaz.

Ser asertivo mejora tu autoestima, resuelve conflictos, ayuda a expresar tus sentimientos, crea relaciones sinceras y contribuye a tu bienestar.

Las herramientas más conocidas para desarrollar tu asertividad son: primero, evaluar tu manera de ser social, y, segundo, hablar en primera persona, no dejar de expresar lo que piensas pero siempre poniéndote en el lugar del otro y tratando de encontrar fórmulas de ganar-ganar; como cualquier tema de bienestar emocional, es un músculo que se va desarrollando poco a poco, con voluntad y conciencia.

En pocas palabras, Mario opina que: 

“Comunicarme mejor es un camino de conciencia. Ser asertivo me permite expresar lo que pienso y siento, cuidar mis relaciones y crecer en bienestar. Como todo, se entrena con voluntad y práctica.”



ATISBOS DE CONCIENCIA

ASERTIVIDAD Y COMUNICACIÓN

Norma Campos
Por Norma Campos
@normacamposmx

Asertividad y comunicación consciente

¿Te cuesta trabajo decir que NO cuando quieres decir que no? ¿Te has descubierto aceptando solicitudes que realmente no quisieras aceptar? Cuando alguien hizo algo o dijo algo que te ha molestado, o te ha dolido, ¿puedes comunicárselo a la persona?

Cuando hablamos de asertividad considero muy valioso comprender que es una especie de indicador de inteligencia emocional; una habilidad que, como esta última, puede desarrollarse. Para ello es necesario un reconocimiento de los obstáculos que nos impiden ser asertivos, así como el trabajo interior para superarlos. Sin ese reconocimiento, sin ese trabajo personal, se dificulta incorporar este rasgo a nuestra personalidad.

La asertividad es una parte esencial de nuestra vida desde el momento en que nacemos, pero la vamos perdiendo, vamos alejándonos de esa parte esencial y entonces desarrollamos ciertos mecanismos con los que obtenemos algo y cubrimos necesidades. Un bebé que necesita algo, llora. Un niño que prueba una comida que no le gusta, lo muestra con su cara de asco y voltea la cabeza para evitar comerla. Un niño de dos años no quiere prestar su juguete y lo dice mostrando su molestia si se lo quieren quitar. Esto es asertividad. Pero en aras de dar gusto, de no perder la mirada amable de los demás, de preservar una imagen, vamos sacrificando nuestros verdaderos deseos o necesidades. 

¿Qué tendríamos que hacer para convertirnos en personas más asertivas? En primer lugar, trabajar en nuestra autoestima. Saber que somos valiosos, que merecemos, que nuestros deseos cuentan, que nuestras necesidades importan. Con una autoestima suficientemente elevada podemos priorizarnos a nosotros mismos por encima de los demás. Algo que también nos impide ser asertivos es actuar desde nuestras necesidades sin resolver. Porque si venimos cargando con una gran necesidad de reconocimiento, por ejemplo, nuestras actitudes y respuestas estarán orientadas a complacer a los demás. 

¿Qué es lo contrario a la asertividad? Por supuesto la NO asertividad, pero también la agresividad. Me ha tocado escuchar a personas que se ufanan de divulgar que son personas que dicen lo que piensan. Dicho así, suena asertivo, pero habrá que ver la forma como lo hacen. Y es que la asertividad implica comunicar lo que siento, lo que pienso, lo que necesito, lo que deseo, pero de una forma que no resulte agresiva o atente contra los demás, descalificando otras opiniones o demandando acciones a otros.

Es aquí donde juega un papel tan importante la comunicación. Es necesario conocer pautas de comunicación asertiva que nos permitan dar a conocer lo que realmente queremos o necesitamos; y, así también, el trabajo interior que nos impulse de manera natural a comunicarnos. Porque no se trata de aprender a comunicarnos mediante la técnica, sino a incorporar naturalmente una forma de expresar nuestro mundo interior.

En pocas palabras, Norma opina que:

“La asertividad es la capacidad de responder a nuestras circunstancias y en nuestras relaciones honrando nuestro mundo interior, basado en un saludable nivel de autoestima.”



CREER PARA VER

CREO FIRMEMENTE EN EL PODER DE LAS PALABRAS

Norma Campos
Por Kush Espinoza
@kushep

Asertividad y comunicación consciente

Siempre he creído que las palabras tienen un gran peso. Una simple frase puede cambiarte el día, para bien o para mal. Lo he visto en mi vida personal, en mi trabajo y en cada relación que construyo. Las palabras se pueden convertir en medicina o en veneno, todo depende de cómo las uses.

Un diálogo puede acercar o alejar. Puede sanar heridas o volver a abrirlas. Lo interesante aquí es que, muchas veces, no somos conscientes de ese poder. Hablamos desde la reacción o desde el enojo (como se dice coloquialmente, “hablar con el estómago”), y no medimos el impacto de lo que decimos.

Con el tiempo he entendido que la comunicación consciente es una gran herramienta para la construcción de relaciones interpersonales. A mí me ha pasado en juntas de trabajo, en conversaciones con amigos o en discusiones en casa: cuando conecto lo que pienso con lo que siento, el mensaje fluye distinto.

Y aquí quiero compartirte algo que he aprendido en este camino: la comunicación consciente, como lo hemos visto con otras emociones, también se practica. No siempre fluye de manera natural, pero hay herramientas que hacen una diferencia real en cómo nos hablamos unos a otros:

Aprende a escuchar. No se trata de estar pensando qué vas a responder mientras la otra persona habla, sino de poner atención plena a lo que dice.

Habla desde lo que sientes. No es lo mismo decir “tú siempre haces esto” que decir “yo me siento así cuando pasa esto”.

Cuidado con el tono. A veces no es lo que decimos, sino cómo lo decimos. Una pausa a tiempo cambia toda la conversación.

Dale su espacio al otro. Reconoce lo que la otra persona siente, aunque no estés de acuerdo, y abre un espacio de confianza.

Enfócate en soluciones. Pregunta “¿qué podemos hacer diferente?”, en lugar de “¿quién tuvo la culpa?”

Creo firmemente en el poder de las palabras porque las he visto transformar momentos complicados en reconciliaciones, discusiones en acuerdos y hasta silencios incómodos en aprendizajes compartidos. Esa es una herramienta que todos tenemos, solo que pocas veces la usamos a conciencia.

Así que la próxima vez que hables, no importa si es en una junta, en casa con tu pareja o con un amigo, recuerda esto: tus palabras tienen un gran poder. ¿Qué vas a hacer con ellas?

Gracias por estar aquí. Te abrazo.

En pocas palabras Kush opina que:

“Las palabras no son solo sonidos: son energía. Elegirlas con conciencia puede cambiar la forma en que nos relacionamos y abrir caminos de entendimiento en lugar de muros que dividen.”



ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER

HABLAR CON VERDAD Y SIN CULPA

Norma Campos
Por Andrea Valenzuela
@avrivas

Asertividad y comunicación consciente

Por muchos años me costó decir lo que realmente pensaba o sentía. No porque no lo supiera, sino porque me parecía egoísta ponerme primero. Había aprendido a cuidar, a priorizar a los demás, a suavizar mis palabras para no incomodar. Y aunque por fuera eso parecía bondad o generosidad, en el fondo era silencio. Silencio que me alejaba de mí misma.

Cada vez que callaba lo que me dolía, cada vez que aceptaba algo con lo que no estaba de acuerdo, algo dentro de mí se apagaba un poco. Y con el tiempo, ese hábito me pasó factura: resentimiento, cansancio, desconexión de lo que verdaderamente necesitaba.

Aprender a comunicarme con asertividad ha sido uno de los retos más grandes de mi vida. Porque la asertividad no es solo “decir lo que piensas”: es aprender a decirlo con respeto, sin agresión, pero también sin culpa. Y para mí, lo más difícil fue soltar la idea de que hablar claro lastima. En realidad, lo que lastima es esconder quiénes somos.

He descubierto que ser asertiva comienza con ser coherente conmigo misma. Reconocer lo que siento, nombrarlo, y después elegir cómo compartirlo. Y aunque a veces todavía me tiemble la voz, hoy sé que es mejor una verdad con amor que un silencio que me rompe por dentro.

Comunicación consciente significa escuchar al otro con apertura, pero también escucharme a mí misma. Significa no reaccionar desde la herida, sino responder desde la claridad. Significa recordar que el diálogo no se trata de ganar, sino de encontrarnos.

No ha sido fácil. A veces me sigo sintiendo culpable por pedir lo que necesito, por marcar un límite, por decir “esto no me hace bien”. Pero cada vez me dura menos esa culpa, porque me repito: si yo no estoy bien conmigo, tampoco puedo estar bien con los demás.

En este camino he ido encontrando pequeñas prácticas que me ayudan a hablar desde un lugar más sereno. Una de ellas es respirar antes de responder. Puede sonar simple, pero ese instante me permite reconocer si lo que quiero decir viene del miedo, del enojo o de la verdad que en realidad necesito expresar.

Otra ha sido cambiar la forma en que inicio una conversación difícil. En lugar de señalar al otro con un “tú siempre” o “tú nunca”, intento hablar desde mí: “yo siento”, “para mí es importante”, “cuando pasa esto me duele”. Al principio me costaba mucho, porque tenía miedo de parecer débil, pero descubrí que al hablar desde mi experiencia el mensaje llega más claro y con menos defensas del otro lado.

También me sirve recordar que no todo lo que pienso tiene que decirse de inmediato. La comunicación consciente me ha enseñado a elegir el momento y la forma. A veces, esperar un poco y hablar desde la calma es más poderoso que reaccionar en el calor del momento.

Estas técnicas no son fórmulas mágicas, pero me han permitido algo que nunca había tenido: sentir que mi voz importa, que mi verdad tiene un lugar, y que puedo compartirla sin necesidad de disfrazarla ni de lastimar.

Hoy, poco a poco, voy aprendiendo a hablar sin miedo y a escuchar sin juicio. Y en ese camino he encontrado algo que antes me parecía imposible: paz.

En pocas palabras, Andrea opina que:

“Asertividad significa escuchar al otro con apertura, pero también escucharme a mí misma. Significa no reaccionar desde la herida, sino responder desde la claridad. Significa recordar que en el diálogo no se trata de ganar, sino de encontrarnos.”



Juan Méndez
Mario Córdova
Casado, papá de 2 hijos.

Empresario, abogado y filántropo; escritor y conferencista acerca de temas de liderazgo y actitud positiva.
Juan Méndez
Norma Campos

Casada, 4 hijos, 8 nietos.

Terapeuta, diseñadora e instructora de cursos. Conferencista y asesora personal en temas de vida.

Juan Méndez
Kush Espinoza

Lic. en Diseño Industrial.

Esposo y papá de 2 niñas.

Creativo y empresario con más de 20 años de experiencia creando marcas.

Juan Méndez
Andrea Valenzuela

Mamá de Andrés.

Apasionada por la Educación para transformar personas y propulsora de la equidad de género.

15 septiembre, 2025
×