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NEWSLETTER #32
En esta edición hablamos de:

Emociones y Regulación Emocional


DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO

REGULACIÓN EMOCIONAL, ¿ANTES O DESPUÉS DE LO QUE SIENTO?

Norma Campos
Por Mario Córdova
@mca.cordova.98

Emociones y Regulación Emocional

Me invitó a comer un amigo, nos conocemos desde que éramos chicos; a él lo considero una persona de ésas que están en tu vida y en las que siempre puedes confiar; nos ha tocado pasar por diferentes etapas juntos: la escuela, la fiesta, las tristezas y las nostalgias; pero en esta ocasión pasó algo diferente, él siempre me ha comentado sus cosas, desde el reclamo, como si existiera una deuda entre lo que le sucede y lo que él quisiera que le sucediera, se le notaba muy angustiado, temas personales y laborales lo hacían que se sintiera muy presionado, me platicaba que no estaba pudiendo dormir, que las ganas de hacer cosas se habían ido, y que como siempre la vida no era justa con él.

Me interesó investigar sobre lo que me platicó y cómo podría, con un consejo, ayudarlo. Me encontré con un concepto muy interesante: la regulación emocional. Éste trata sobre el aprendizaje que podemos desarrollar para gestionar lo que siento, y posterior a eso, por tanto, lo que pienso.

Todas las personas tenemos nuestra realidad —la que sucede y la imaginaria—, y en ella, casi idénticas unas con otras, podemos encontrar alegrías y tristezas, preocupaciones y certezas, cariño y resentimiento. Como dice una amiga, "No hay corazón desocupado", pero entonces qué hace diferente que algunas personas vayan mucho más conformes con lo que les sucede, parecería que lo que pidieron se les concedió.

Entonces, y estudiando el tema de la regulación emocional, me doy cuenta de que esas personas que están más tranquilas tienen algo en común: toman herramientas desde mucho antes de que les ocurra la situación por la que pudieran angustiarse; previo a cualquier acontecimiento de la realidad, antes de darle juicio, sentir y pensar, ellos ya presentan una conversación de posibilidad: en lugar de una de carencia, su mente la nutren de cosas que les dan tranquilidad, como el agradecimiento y la aceptación; normalmente son personas que tienen hobbies, cualquiera que sea; y cuando les platicas algo, no te quieren decir todo lo que piensan sobre las distintas maneras en que te podría salir mal, al contrario, te acompañan en el camino.

No quiero decir que no les ocurran cosas que los hagan sufrir, les pasan a lo mejor, y en la mayoría de los casos, las mismas que a los demás, pero previo a cualquier pensamiento negativo logran compensar con positivos; sin duda, también los encuentra la frustración, pero trabajan de manera permanente en su bienestar mental. El tema a trabajar en nosotros es hacer consciente —en muchos momentos del día— conversaciones que nos hagan sentir satisfechos, para que cuando lleguen acontecimientos de otro tipo estemos mejor preparados. En la fábrica de pensamientos de cada quien, podemos generar mucho de nuestro bienestar.

Le platiqué todo esto a mi amigo, y ha decidido hacerse consciente, buscar ayuda profesional y elaborar un plan; lo he visto, cada vez, mejor.

En pocas palabras, Mario opina que: 

“La regulación emocional trata del aprendizaje que podemos desarrollar para gestionar lo que siento, y posterior a eso, por tanto, lo que pienso.”



ATISBOS DE CONCIENCIA

AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL VERSUS REPRESIÓN EMOCIONAL

Norma Campos
Por Norma Campos
@normacamposmx

Emociones y Regulación Emocional

¿Te ha pasado que has sentido mucho coraje y has tratado de evitar tu reacción? ¿Reprimiste el coraje o te autorregulaste? Poder distinguir la diferencia entre la represión y la autorregulación de las emociones es clave para el desarrollo de la inteligencia emocional, y ésta, a su vez, es la clave para el bienestar y la salud integral.

Por este medio hemos venido hablando sobre las emociones, su naturaleza y el impacto que tienen en nuestra vida. También hemos revisado cómo la represión de emociones obstaculiza nuestro sano desarrollo, y cómo se vuelve indispensable desarrollar la inteligencia emocional. En este artículo nos enfocamos en el valor que tiene aprender la gestión de las emociones, es decir, cómo manejarlas cuando surgen; porque podemos sacar provecho de ellas, pero también pueden perjudicarnos en áreas de toma de decisiones, de nuestras relaciones o de nuestra salud. Para mí, el mayor recurso con el que podemos contar es la conciencia.

En el ámbito de la terapia, me gusta explicar el desbordamiento emocional distinguiendo entre una conducta adulta y una conducta infantil. Pero no es sólo por un tema de edad ni de madurez, sino de nuestra capacidad para darnos cuenta de que las emociones que sentimos son el resultado de la interpretación que hacemos de nuestras circunstancias. Y voy a dar un ejemplo sencillo pero ilustrativo: un niño que a los tres años de edad vivió la experiencia de haber sido agredido por un perro, con sus ladridos o hasta con una mordida; esto ha marcado su vida de cierta manera y cuando se convierte en adulto es probable que al ver a un perro su reacción sea evitarlo o volver a sentir un miedo que lo sobrepasa. Ésta es una reacción infantil.

La mayoría de nuestras reacciones que se salen de control tienen que ver con la huella que dejaron en nosotros experiencias tempranas; también están relacionadas con el formato que vivimos con nuestros primeros modelos —padres o cuidadores—, de cómo gestionaban ellos sus emociones; es decir, son el resultado de lo que en nuestra historia guardamos o de cómo aprendimos a manejarlas. Sea por una o por otra razón, se consideran reacciones infantiles. Es así que distinguimos entre una reacción y una respuesta: el niño reacciona, el adulto responde.

Cuando el niño reacciona de muchas maneras va aprendiendo que sus reacciones no son aceptadas; es ahí cuando comienza el proceso de represión que, aún al ser adulto y tener la capacidad de autorregularse, corre el riesgo de desbordarse si no desarrolla su inteligencia emocional.

La autorregulación emocional consiste en reconocer nuestras emociones, comprenderlas y gestionarlas de una manera adaptativa a la situación. Comprenderlas consiste en darnos cuenta de que quizás eso que sentimos obedece a una interpretación que hacemos, marcada por nuestra historia, o bien, que estamos apegados a un patrón aprendido. Por ello, conocer el origen de nuestras reacciones es el primer paso para aprender a autorregularnos.

Respirar conscientemente, nombrar las emociones, contar hasta 100, practicar la gratitud o salir a caminar, sin duda ayudan; pero irse a la raíz y hacernos conscientes puede llegar a ser, sin duda, lo más importante.

En pocas palabras, Norma opina que:

“El mayor recurso para el desarrollo personal es la conciencia. La autorregulación emocional requiere, antes que todo, hacernos conscientes de la raíz de nuestras emociones desbordadas.”



CREER PARA VER

TODO VA A ESTAR BIEN

Norma Campos
Por Kush Espinoza
@kushep

Emociones y Regulación Emocional

Me gusta mucho investigar el significado detrás de las canciones, e inclusive interpretarlas a mi manera. Hoy te quiero compartir el análisis de una gran pieza musical de Coldplay llamada Speed of Sound. Inicio con esta línea traducida al español:

“¿Cómo vas a saber que todo está bien, si siempre estás mirando hacia abajo?”

Se me hace una línea poderosa. A veces estamos tan atrapados en lo que sentimos —el estrés, la ansiedad, el cansancio emocional— que dejamos de ver el panorama completo. Gestionar las emociones no significa ignorarlas, ni disfrazarlas de optimismo. Significa aprender a reconocerlas sin quedarnos atrapados en ellas.

Durante años, yo mismo creí que sentirme triste, ansioso o confundido era señal de debilidad. Y entre más intentaba reprimirlo, más fuerza tomaban. Como si mi cabeza estuviera en “modo ruido”, como si todo lo que sentía fuera amplificado como el eco en un enorme cuarto vacío.

En la canción, Chris Martin canta otra línea muy buena:

“Todo ese ruido y todo ese sonido…”.

Y es justo eso lo que pasa cuando no aprendemos a regular lo que sentimos: el ruido interno se vuelve más fuerte que cualquier voz externa. Y cuando eso pasa, es muy fácil que la ansiedad, la tristeza o incluso la desesperanza tomen el volante.

No soy psicólogo, pero en este camino personal he aprendido algunas cosas que me han funcionado para regular mis emociones (o al menos no dejar que ellas me manejen a mí):

  • Nombrar lo que siento. Porque lo que no se nombra, se acumula. A veces, sólo decir “hoy me siento frustrado” ya abre ese espacio para entenderme.
  • Respirar profundo (aunque suene a cliché). Tres respiraciones lentas y conscientes cambian el ritmo de mi cuerpo. A veces eso basta para no perder el control.
  • Buscar el momento, no forzarlo. No todo se resuelve de inmediato. A veces necesitas quedarte quieto, como esperando que pase la tormenta.
  • Hablar con alguien. No para que me den soluciones, sino sólo para ser escuchado.
  • Escribirlo. Cuando escribo lo que siento, empiezo a entenderlo.

Hay algo en Speed of Sound que me recuerda que todo tiene su ritmo. Que no siempre voy a tener el control, pero sí puedo tener la conciencia de cómo quiero navegar lo que siento. No se trata de sentir menos, sino de aprender a sentir mejor.

Y ya para cerrar, una última línea de la canción:

“Si tan solo pudieras verlo, entonces lo entenderías…”

Si aprendemos a ver nuestras emociones con compasión y no con juicio, quizás podamos empezar a entendernos mejor. Gracias por estar aquí. Te abrazo.

En pocas palabras Kush opina que:

“Gestionar las emociones no se trata de apagar lo que sientes, sino de aprender a escucharlo con más calma. Porque cuando bajas el volumen del ruido interno, todo empieza a tener sentido.”



ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER

SENTIR NO ES FALLAR: OTRA MIRADA A LAS EMOCIONES Y SU REGULACIÓN

Norma Campos
Por Andrea Valenzuela
@avrivas

Emociones y Regulación Emocional

Nos han enseñado que las emociones son algo que hay que “manejar”, que si estamos tristes tenemos que “salir de ahí rápido”, que si sentimos ansiedad el problema es nuestro. Pero… ¿y si el problema no es sentir, sino todo lo que nos dijeron que deberíamos sentir en lugar de lo que realmente sentimos?

La regulación emocional no se trata sólo de respirar hondo o hacer una pausa. A veces, lo más regulador es mandar un mensaje incómodo, cancelar una cita que no queremos tener, dejar de fingir que estamos bien o incluso llorar con coraje por lo que no sabemos cómo poner en palabras. Regular no es neutralizar. Regular es saber elegir lo que necesito sin perderme de mí.

Vivimos en una cultura que premia el control emocional, pero muy pocas veces enseña a legitimar la emoción que está detrás. La ansiedad, por ejemplo, no siempre es algo que se tiene que eliminar: muchas veces es la forma que tiene nuestro cuerpo de avisarnos que estamos en un lugar que ya no nos corresponde, que hemos estirado demasiado los límites o que estamos acumulando silencios incómodos. Y la depresión no es siempre debilidad. A veces es agotamiento emocional acumulado. A veces es un sistema que se detuvo y ya no funciona porque la exigencia ya era inhumana.

Una estrategia emocional poderosa, aunque poco hablada, es preguntarnos ¿qué parte de mí estoy obligando a callarse todos los días?, y, desde ahí, comenzar a dar lugar. No es lo mismo calmarme para seguir funcionando, que calmarme para escucharme mejor. Lo primero me mantiene en automático. Lo segundo me transforma.

No venimos a ser expertos en emociones ni a “hacerlo bien todo el tiempo”; venimos a sentir sin culpa, a equivocarnos con compasión, a darnos espacio incluso cuando no sabemos exactamente qué nos pasa; porque, al final, regular no es contenernos: es sostenernos. No se trata de ser invencibles, sino de conocernos mejor; de construir un espacio dentro de nosotros donde no tengamos que escondernos, ni justificar lo que sentimos, ni pedir perdón por estar tristes, sensibles o cansados.

Sentir es parte del viaje, no una interrupción; y regular no es silenciar lo que duele, sino acompañarlo con dignidad. Es recordarnos, incluso en los días más torpes, que merecemos estar completos, no perfectos; y que si hay alguna brújula confiable no está en el “deber ser”, sino en esa voz interna que a veces susurra bajito, pero sabe exactamente lo que necesitamos: un poco de ternura, un poco de verdad, y el valor de no abandonarnos, aunque sea lo más fácil.

En pocas palabras, Andrea opina que:

“Una estrategia emocional poderosa, aunque poco hablada, es preguntarnos ¿qué parte de mí estoy obligando a callarse todos los días?, y, desde ahí, comenzar a dar lugar. No es lo mismo calmarme para seguir funcionando, que calmarme para escucharme mejor. Lo primero me mantiene en automático. Lo segundo me transforma.”



Juan Méndez
Mario Córdova
Casado, papá de 2 hijos.

Empresario, abogado y filántropo; escritor y conferencista acerca de temas de liderazgo y actitud positiva.
Juan Méndez
Norma Campos

Casada, 4 hijos, 8 nietos.

Terapeuta, diseñadora e instructora de cursos. Conferencista y asesora personal en temas de vida.

Juan Méndez
Kush Espinoza

Lic. en Diseño Industrial.

Esposo y papá de 2 niñas.

Creativo y empresario con más de 20 años de experiencia creando marcas.

Juan Méndez
Andrea Valenzuela

Mamá de Andrés.

Apasionada por la Educación para transformar personas y propulsora de la equidad de género.

21 julio, 2025