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En esta edición hablamos de:

Relaciones Saludables


DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO

RELACIONES SALUDABLES, ¿AUTOCONOCIMIENTO O APEGO?

Norma Campos
Por Mario Córdova
@mca.cordova.98

Relaciones Saludables

Hace unos días platicaba con un grupo de amigos y uno de ellos planteaba cómo su hija no tenía habilidades sociales, es decir, no era buena para construir relaciones, con amigos, con una pareja, o con la familia, que siempre como que la relegaban, y ella terminaba por aislarse y que desde hacía un tiempo estaba yendo a terapia y que las cosas iban mejorando, me interesó el tema y quise saber un poco más.

¿Qué tan importantes son en una persona las relaciones?, al estudiar te das cuenta de que mucho. Los seres humanos, desde que nacemos somos seres sociales, no podemos estar solos; de hecho, al principio no sobreviviríamos sin alguien que nos cuide, en todas nuestras etapas requerimos de los demas para poder validarnos, algunos en mayor o menor medida, y aquí encontramos un término importante en todas las personas, el Apego, que en psicología hace referencia al vínculo primario que se establece entre una criatura y sus cuidadores principales durante los primeros años de vida. 

Estas primeras experiencias dejarán una huella que influirá fuertemente en el hecho de sentir seguridad a la hora de vincularse; es decir, si sentimos que vincularse con otras personas es seguro o no, pero también está demostrado que esta experiencia primaria no es determinante para definir mi forma de relacionarme, hay muchos ejemplos de individuos que vienen de situaciones complejas en cuanto a sus primeras relaciones y después interiorizan nuevos patrones, cambian de modelo, haciendo un trabajo interno y se vuelven contructores de relaciones muy saludables, lo que podemos asegurar es que como muchos de los temas que tienen que ver con lo que siento y pienso, lo primero que tengo que hacer para atenderlo es autoconocerme, aceptar lo que me pasa, y hacer un plan al respecto; el tiempo por sí solo no soluciona, somos nosotros y el trabajo diario, el que poco a poco tiene disponible hacer una historia que nos deje tranquilos y conformes, que al final es el objetivo de la psicologia positiva.

La hija de mi amigo va mejorando, hoy ya siente que puede relacionarse de manera sana con los demás, y lo que puedo reconocer es que empezó a hacer un plan y actividades específicas, a partir de que aceptó que debía trabajar en eso. Para todos existe la posibilidad de cambiar algo que nos desagrada en nuestra personalidad, pero es algo íntimo que empieza en nuestros pensamientos.

En pocas palabras, Mario opina que: 

“Construir relaciones saludables tiene que ver con lo que siento y pienso, aceptarme y manejar mis expectativas, respeto y confianza, empezando conmigo.”



ATISBOS DE CONCIENCIA

CLAVES PARA CONSTRUIR RELACIONES SALUDABLES

Norma Campos
Por Norma Campos
@normacamposmx

Relaciones Saludables

No creo posible hablar sobre las relaciones interpersonales sin hablar de la comunicación. Y no veo posible imaginar una relación saludable sin considerar el gran valor de la vulnerabilidad de cada una de las partes de la relación para lograr la conexión verdadera. Y es que una relación es un espacio vincular, y si en ese espacio las personas se sienten seguras y se atreven a abrirse y mostrarse como realmente sienten y piensan, entonces podemos reconocerla como una relación saludable. 

¿Qué es, pues, una relación saludable? Es ese espacio seguro entre dos personas que puede ser ocupado por cualquier contrariedad, desacuerdo entre ambos o un fuerte sentimiento ante la conducta del otro, con la confianza de que los asuntos serán resueltos de manera que las dos partes se sientan bien, con necesidades cubiertas, lo que permite alcanzar el bienestar y la armonía. En una relación saludable podemos confiar en hablar de sentimientos y exponernos, ser vulnerables, con la certeza de que no seremos lastimados de ninguna manera, sino que, por el contrario, se fortalecerá el respeto mutuo y crecerá la mutua admiración.

¿Son las relaciones saludables una utopía o parte de un mundo mítico? De ninguna manera. Es posible construirlas, y la clave es la comunicación, esa a la que llamamos comunicación eficaz y que no es otra que la comunicación emocional. Por eso, se necesita:

  1. Conciencia. ¿Cómo puedo comunicar lo que siento si no soy consciente de cómo me siento?
  2. Autoconocimiento. ¿Cómo puedo abrirme al otro y comunicarme honestamente si no sé quién soy, cómo pienso y cómo siento, qué quiero y qué necesito?
  3. Deseo de vincular. ¿Cómo vincular si solo deseo ganar una lucha de poder?
  4. Vencer el miedo a la vulnerabilidad. ¿Cómo lograr abrirse al otro cuando hay miedo de ser lastimado o traicionado?

Sabemos que para que podamos tener grandes momentos de felicidad es indispensable rodearnos de personas con quienes sostengamos relaciones saludables. Por eso, vale la pena el esfuerzo y la atención que pongamos en construirlas. Porque no se trata de evitar que se presenten conflictos en las relaciones, sino que sabemos y confiamos en que podremos resolver, seguir adelante y ganar el gran beneficio de admirarnos y sentirnos más cercanos, más vinculados, y más seguros.

Podemos concluir que la energía y la atención que pongamos a construir relaciones saludables tienen un gran valor para nuestro bienestar. Sin embargo, algo es evidente: es necesario que sean las dos partes las que tengan el mismo deseo, la misma intención. Pero en el camino, vamos también renunciando a sostener esas relaciones que nos roban energía y bienestar. Y cuando las relaciones son con personas a quienes no vamos a renunciar, como son los hijos, podemos sostener la misma postura abierta, honesta y vinculante, a pesar de que el otro no aporte lo mismo. A la larga, con el trabajo personal y una voluntad firme y sostenida, sin claudicar, estoy convencida de que el bienestar se puede alcanzar.

En pocas palabras, Norma opina que:

“Una clave para el bienestar es contar con relaciones saludables, y una clave para ello es vencer el miedo a ser vulnerable.”



CREER PARA VER

LA CULPA ES DE NADIE

Norma Campos
Por Kush Espinoza
@kushep

Relaciones Saludables

Definitivamente escribir en este proyecto ha sido de gran enseñanza, y los conceptos que hay que desarrollar siempre caen en momentos que, de una u otra manera, me sacuden. 

Hoy tuve algunas diferencias con mi esposa —como todos las tenemos en las relaciones interpersonales—, y escribir sobre la comunicación efectiva y la resolución de conflictos en las relaciones me hizo detenerme a reflexionar sobre el tema, así que seguro este artículo será usado en mi contra ¡jajaja! no, no se crean, precisamente de esto quiero hablarles y es mejor echarme la soga al cuello y comprometerme para poder seguir creciendo juntos como matrimonio. Así que aquí vamos.

En medio de una discusión es muy fácil querer buscar un culpable. Sentir que alguien tiene que ser responsable de lo que está pasando. Pero, muchas veces, las discusiones no necesitan un villano, sino dos personas dispuestas a escucharse.

Anteriormente les compartí que hace tiempo tomamos un curso de parejas impartido por la psicóloga Pilar Cortés basado en el método de John Gottman, un psicólogo que ha estudiado durante décadas lo que hace que una relación funcione. Una de las cosas que más me quedó grabada fueron los “Cuatro Jinetes del Apocalipsis” que él describe, y que son esas actitudes que pueden desgastar cualquier relación:

  1. La crítica. Señalar fallas del otro de forma constante y con dureza. En lugar de hablar del problema, todo se vuelve en atacar a la persona.
  2. El desprecio. Burlarse, mostrar superioridad o sarcasmo hacia el otro. Genera humillación y rompe el respeto en la relación.
  3. La actitud defensiva. Responder con excusas o culpar al otro para evitar responsabilidad. Bloquea el diálogo y escala el conflicto.
  4. La evasión. Desconectarse emocionalmente y dejar de responder. Es cerrar la puerta a la conversación cuando más se necesita hablar.

Darnos cuenta de estos patrones no es fácil, pero reconocerlos puede marcar una diferencia importante para detener un conflicto antes de que se haga más grande.

En el curso aprendimos algunas herramientas que hoy quiero compartirte, porque pueden ser útiles para cualquier relación, no solo en pareja, sino también con familia, amistades o en el trabajo:

  1. Hablar desde lo que sentimos, no desde lo que el otro “nos hace”. En lugar de “tú siempre _______”, intentar decir “yo me siento _______ cuando pasa esto”.
  2. Validar lo que la otra persona siente, aunque no estemos de acuerdo. Escuchar sin interrumpir ni planear la respuesta mientras el otro habla.
  3. Pedir una pausa si las emociones se descontrolan, con el compromiso de retomar la conversación. A veces nada más no es el momento adecuado para continuar platicando.
  4. Recordar que en la relación no hay bandos contrarios. La meta no es ganar la discusión, sino entendernos mejor.
  5. Buscar soluciones en lugar de culpables, preguntando: “¿Qué podemos hacer diferente la próxima vez?”, en lugar de “¿Quién tuvo la culpa?”.

Estas herramientas no son garantía de que las discusiones desaparezcan, pero pueden ayudarnos a comunicarnos de forma más honesta, a entendernos mejor y a construir relaciones más sanas.

Nadie es perfecto. Todos traemos nuestras historias, nuestras heridas, nuestras creencias y nuestros días buenos y malos. Solo recuerda que cuando dejamos de buscar culpables, dejamos espacio para la comprensión, la empatía y, sobre todo, para vivir en paz.

Gracias por estar aquí. Te abrazo.

En pocas palabras Kush opina que:

“Cuando dejamos de buscar culpables, abrimos la puerta al diálogo, a la empatía y al aprendizaje mutuo. Porque construir relaciones sanas no significa tener siempre la razón, sino aprender a crecer juntos, incluso en medio de las diferencias.”



ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER

ASÍ NOS CUIDAMOS

Norma Campos
Por Andrea Valenzuela
@avrivas

Relaciones Saludables

Hoy quiero hablar de algo que está presente en cada etapa de la vida: nuestras relaciones. Las que elegimos, las que construimos, las que sostenemos en lo cotidiano. Y no me refiero solo a relaciones de pareja; también hablo de las amistades, los vínculos familiares, las relaciones laborales, los equipos, las comunidades en las que vivimos. Porque al final, gran parte de nuestro bienestar emocional y mental se define en el tipo de relaciones que cultivamos. Tener relaciones saludables no significa vivir sin conflicto, ni estar siempre de acuerdo, ni sentirnos plenos todo el tiempo. Significa poder ser quienes somos sin tener que encajar, sin tener que disminuirnos para que el otro brille. Significa tener espacios donde podamos expresarnos con libertad, ser escuchados sin juicio y también asumir nuestra responsabilidad emocional sin cargar con la de todos los demás.

Las relaciones verdaderamente sanas no se construyen solas; se alimentan de presencia, de intención y de conversaciones honestas. Tienen que tener espacio donde hay lugar para el desacuerdo, pero no para el desprecio. Donde se vale incomodarse si eso significa crecer. Donde aprendemos a poner límites no para alejarnos del otro, sino para cuidar lo que somos juntos.

Uno de los grandes aprendizajes que he visto repetirse una y otra vez es que lo que más daña nuestras relaciones no es lo que se dice, sino lo que se calla. Los silencios acumulados, las palabras que evitamos por miedo a incomodar, las emociones que escondemos para no parecer "demasiado". El rechazo emocional se disfraza de armonía, pero por dentro va erosionando la conexión.

A veces creemos que el cariño o los años compartidos son suficientes para sostener un vínculo. Pero el cariño, sin comunicación clara y sin reciprocidad, se desgasta. Los vínculos más significativos no sobreviven por inercia. Se eligen y se cuidan todos los días.

Tampoco se trata de darlo todo sin medida. Parte de una relación sana es saber recibir, dejarse cuidar, pedir ayuda cuando la necesitamos. Sin duda, esta parte a mí me cuesta mucho trabajo; no me gusta pedir ayuda aunque tenga toda la confianza y cariño. La reciprocidad no significa que todo esté dividido en partes iguales, sino que ambas personas se sientan vistas, sostenidas y valoradas.

Y esto aplica en todos los espacios de nuestra vida: en casa, en el trabajo, con los amigos. Porque lo que aprendemos a hacer en una relación, lo replicamos en todas. La forma en que escuchamos, cómo decimos lo que sentimos, cómo reaccionamos ante el conflicto... todo eso va dejando huella en quienes nos rodean.

Entonces, si hoy estás pensando en mejorar tus relaciones, no te enfoques solo en “mejorar al otro” o esperar a que cambie. Pregúntate: ¿desde dónde estoy construyendo este vínculo? ¿Qué conversaciones he postergado? ¿Qué necesito nombrar, aunque me incomode? ¿Te atreves?

En pocas palabras, Andrea opina que:

“Lo que más daña nuestras relaciones no es lo que se dice, sino lo que se calla; los silencios acumulados, las palabras que evitamos por miedo a incomodar, las emociones que escondemos para no parecer 'demasiado'.”



Juan Méndez
Mario Córdova
Casado, papá de 2 hijos.

Empresario, abogado y filántropo; escritor y conferencista acerca de temas de liderazgo y actitud positiva.
Juan Méndez
Norma Campos

Casada, 4 hijos, 8 nietos.

Terapeuta, diseñadora e instructora de cursos. Conferencista y asesora personal en temas de vida.

Juan Méndez
Kush Espinoza

Lic. en Diseño Industrial.

Esposo y papá de 2 niñas.

Creativo y empresario con más de 20 años de experiencia creando marcas.

Juan Méndez
Andrea Valenzuela

Mamá de Andrés.

Apasionada por la Educación para transformar personas y propulsora de la equidad de género.

7 julio, 2025