Unidad Deportiva Agustina Ramírez: espacio para talentos y motor de unión familiar
En la Unidad Deportiva Agustina Ramírez, niñas, niños, jóvenes y hasta mamás entrenan, formando comunidad y transformando vidas a través del fútbol


En la colonia Agustina Ramírez, en Culiacán, florece una oportunidad que va más allá del deporte: un espacio de formación, convivencia y esperanza para niñas, niños, jóvenes... ¡Y hasta mamás!
Se trata de la Unidad Deportiva Agustina Ramírez, donde el fútbol se convierte en vehículo de transformación social bajo la guía del profe Johnny, la maestra Chiquis y el profe Jasiel.
“Lo iniciamos en noviembre del año pasado”, cuenta Humberto Alejandro Herrera Lerma, más conocido como el profe Johnny. Desde entonces, el crecimiento ha sido constante: ya son más de 70 jugadores entre categorías infantiles y juveniles.
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Una opción que fortalece valores
Este proyecto, que migró desde Colinas de la Ribera, encontró en este parque un nuevo hogar para impulsar el deporte amateur y los valores comunitarios.
La maestra Gloria Niebla, popularmente conocida como “La Chiquis”, es árbitra y ahora también entrenadora. Junto al profe Jasiel, conforman un equipo comprometido con mucho más que enseñar a patear un balón.
“Es una forma de apoyar y formar personas. Vemos cómo está la situación hoy en día, y lo que podamos aportar, por poco que parezca, puede ayudar a mejorar la sociedad”.
Los entrenamientos están organizados por edades y horarios: de lunes a miércoles, los más pequeños entrenan de 4:30 a 6:00 p.m., y los juveniles, de 6:00 a 7:30.
Pero el entusiasmo ha ido más allá: hace poco más de un mes, se sumó el grupo de “mamá fútbol”, donde las madres de familia también entrenan los miércoles por la tarde. “Aquí todos son bienvenidos, sin importar la edad”, enfatiza Johnny.
Un espacio para la comunión deportiva
Gracias al esfuerzo de la comunidad y el respaldo del municipio, la cancha —antes abandonada— hoy cuenta con buena iluminación y actividad constante. Además, está en marcha una solicitud para instalar pasto sintético, lo que promete elevar aún más la calidad del entrenamiento y atraer a más participantes.
Este proyecto es un ejemplo vivo de cómo un espacio deportivo puede cambiar realidades. Como dice el profe Johnny con convicción: “Si se quieren unir más niños, jóvenes o mamás, que vengan. Aquí los vamos a esperar con mucho gusto”. Y en cada pase, cada gol y cada carcajada, se construye una comunidad más fuerte.