La Revolución y sus principios

Culiacán, Sinaloa.- El próximo 20 de noviembre del presente año, se cumplirán 113 años del inicio de la revuelta armada llamada “Revolución” en nuestro país. Éste hecho histórico iniciaba el fin de una época, cuyo orden político –el llamado Porfiriato-, social, cultural y económico
daría presencia y estabilidad a nuestro país.

Sin embargo, como todo proceso de cambio, dichos ajustes o avances dejarían de lado a una inmensa mayoría de la población, de disfrutar de los beneficios de esa llamada Modernidad. Lo cual, daría como justificación un cambio o giro –revolución- de este sistema, para buscar uno más acorde a las necesidades o realidades de la población.

La llamada “Revolución mexicana”, no fue un solo movimiento unificado de tipo político, social armado; más bien fue, una serie de movimientos distintos que exigían cambios radicales acordes a las necesidades regionales que la diversidad del país tenía. Sin embargo, los puntos en común que todos estos grupos –zapatistas, orozquistas, carrancistas, villistas, por mencionar algunos- era la libertad y la justicia garantizadas en leyes para un mejor país.

Como ya sabemos, la paz llegó al finalizar la lucha armada –en la década de los Veinte- y se inició la necesaria reconstrucción del país, trayendo de manera lenta algunos avances en materia política, económica, social y cultural al pueblo en general, sin embargo los dos ideales de libertad y justicia aún esperan en su pleno cumplimiento.

Hoy en día, se habla de construcción de sociedades igualitarias, democráticas y equitativas en donde los ciudadanos son protegidos por leyes, en donde sus derechos y obligaciones se garanticen dentro de un marco legal de convivencia llamado “Estado de derecho”, es decir, que se protegen sus derechos y se hacen efectivas sus obligaciones.

Dicho “Estado de derecho”, al igual que los viejos ideales de la Revolución no han sido concretados en su totalidad; quizá porque nosotros como Sociedad no hemos hecho la parte activa que nos corresponde, es decir, como individuos y como familias, no hemos vivido o practicado dichos principios.

Nuestros gobernantes y líderes civiles en el orden social, económico y cultural no se formaron o de-formaron de manera espontánea, todos ellos pertenecen a una familia, la cual –quizá- no practicaban dichos valores. Hoy en día, las revoluciones no se hacen a punta de fusil, las revoluciones hoy en día se hacen a punta de esfuerzo en practicar o vivir los valores –libertad, justicia, equidad, respeto, legalidad y responsabilidad- de manera individual y como familia.

Recordemos siempre: La sociedad es el fiel reflejo fiel de sus familias, y no al revés.

Gracias.

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