La Unesco reconoce la Pasión de Cristo de Iztapalapa como Patrimonio de la Humanidad
La Pasión de Cristo de Iztapalapa fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco por su tradición comunitaria de casi dos siglos, su impacto cultural masivo y su relevancia como una de las representaciones de Semana Santa más importantes del mundo.
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La Pasión de Cristo de Iztapalapa, considerada el viacrucis más grande y representativo de México, ha sido incluida oficialmente en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, un reconocimiento que confirma su enorme valor histórico, social y artístico. Esta celebración, que reúne a millones de espectadores cada Semana Santa, por su tradición comunitaria.
El nombramiento no solo simboliza un logro para la alcaldía y la Ciudad de México, sino también para el país, que encuentra en este evento una expresión profunda de identidad cultural. La representación no es únicamente un acto religioso: es una manifestación integral que combina una organización comunitaria única en el mundo.
Con la incorporación a la lista de la Unesco, la Pasión de Cristo de Iztapalapa entra en una nueva etapa de proyección internacional. Este reconocimiento asegura medidas de preservación, difusión y protección que fortalecerán su permanencia para las futuras generaciones, consolidando su papel como uno de los eventos culturales más importantes de la alcaldía.
La Pasión de Cristo de Iztapalapa reconocido por la Unesco
La Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Iztapalapa fue incluida por la Unesco en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, dándole al viacrucis más grande de México una categoría mundial.
"Se trata de una manifestación que trasciende lo religioso. Es un acto de unidad, fe, resiliencia, que convoca a miles de personas en un ejercicio colectivo de memoria, identidad y participación", subdirectora de Patrimonio Inmaterial de México, Edaly Quiroz, durante la vigésima reunión del Comité Intergubernamental de la Unesco que se celebra en Nueva Delhi.
Asimismo, la celebración no solo mantiene componentes religiosos, sino también costumbres que cada año movilizan a los ocho barrios originales de Iztapalapa. En estos, los habitantes convierten el espacio urbano en escenarios bíblicos con el propósito de dramatizar las escenas del Nuevo Testamento.
¿Qué es el viacrucis de Iztapalapa y cuál es su impacto en México?
La representación de Semana Santa en Iztapalapa es conocida como el viacrucis más monumental de México. Cada año, más de medio millón de personas asisten para presenciar las escenas que recrean la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Su impacto es tal que su transmisión llega a varios países de América.
En México, la Pasión de Cristo es un símbolo cultural que trasciende lo religioso. A través de sus personajes, actuaciones y escenografía, se han formado generaciones de intérpretes y voluntarios que encuentran en la tradición un espacio de identidad y arraigo.
Esta tradición nace en 1833 como un voto comunitario para pedir el fin de una epidemia de cólera que diezmaba a la población. Pero fue hasta 1843 cuando por primera vez fue puesta en escena, una tradición que ha acumulado 180 años de historia ininterrumpida.
Transformando a Iztapalapa, en una alcaldía que siempre ha estado marcada por retos relacionados con la seguridad y la densidad poblacional, en un lugar cuyo motor principal de cohesión social es esta representación cargada de religión y tradiciones.
¿Qué cambiará tras su inclusión en la lista de la Unesco?
El reconocimiento de la Unesco implica que la tradición ha sabido evolucionar, integrando en sus estatutos principios de igualdad de género y derechos humanos. El plan de salvaguardia que se aprobó incluye fortalecer los archivos históricos y consolidar al Comité Organizador de la Semana Santa en Iztapalapa (COSSIAC) como la autoridad legítima de dicha celebración.
Con la inclusión y reconocimiento de esta tradición, La Pasión de Cristo se suma a las expresiones icónicas como la cocina tradicional, el Día de Muertos, el Mariachi y el Bolero, ampliando el catálogo de manifestaciones mexicanas reconocidas por la Unesco.
