Ventajas y cuidados del esmalte semipermanente frente a otras técnicas
El esmalte semipermanente se ha convertido en una de las opciones más populares dentro del mundo de la manicura. Su durabilidad, brillo y facilidad de aplicación lo diferencian de otros métodos como el esmaltado tradicional o las uñas acrílicas. Sin embargo, para obtener lo mejor de esta técnica, es importante conocer sus ventajas, pero también los cuidados que requiere.

¿Por qué elegir esmalte semipermanente?
A diferencia del esmalte clásico, que suele durar solo unos pocos días antes de descascararse, el esmalte semipermanente puede mantenerse perfecto hasta por 2 o 3 semanas. Es ideal para personas activas, que no tienen tiempo para retoques frecuentes y quieren mantener una apariencia impecable sin esfuerzo diario.
Otra ventaja es su acabado profesional. El brillo permanece intacto durante días, y el color no pierde intensidad. Además, la variedad de tonos disponibles es cada vez mayor, lo que permite cambiar de estilo según la temporada, ocasión o estado de ánimo.
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Comparación con otras técnicas
Frente a las uñas acrílicas o de gel, el esmalte semipermanente es menos agresivo para la uña natural, siempre y cuando se aplique y retire correctamente. No requiere limado excesivo ni uso de productos químicos intensos. Es más ligero sobre la uña y más fácil de mantener en casa, lo que lo convierte en una opción más cómoda y saludable a largo plazo.
Además, mientras que el acrílico añade grosor y estructura, el esmalte semipermanente mantiene un aspecto más natural y flexible. Por eso, muchas personas lo prefieren para el uso diario o para el trabajo, donde se busca elegancia sin excesos.
Cuidados esenciales para prolongar el resultado
Aunque esta técnica es resistente, necesita ciertos cuidados para garantizar su duración. Es fundamental evitar el contacto prolongado con agua caliente, productos de limpieza agresivos y golpes directos sobre las uñas.
También se recomienda aplicar aceite para cutículas todos los días y mantener las manos hidratadas. Una correcta hidratación previene el levantamiento del producto y mantiene la elasticidad de la uña natural.
Cuando llega el momento de retirar el esmalte, no se debe raspar ni arrancar. Lo más adecuado es usar algodón con acetona y envolver los dedos durante unos minutos, permitiendo que el producto se ablande y pueda retirarse sin causar daño.