Mucho por hacer en siniestralidad vial en Culiacán, enero con aumento de casos
Se registran 5 personas fallecidas en sitio. Son los automovilistas quienes ejercen mayor violencia vial en Culiacán.
De acuerdo a los resultados del Análisis de Siniestralidad Vial en Culiacán, aportado por el organismo Mapasin, el mes de enero del 2023 deja grandes retos, pues registró un incremento de hechos de tránsito y violencia vial con pérdidas humanas.
Este es el reporte completo de Mapasin:
Enero registró un total de 208 siniestros viales, disminuyendo un 9% la siniestralidad vial con respecto a diciembre del año 2022. Sin embargo, registró un aumento del 7% con respecto a enero del 2022 (comparación del mismo mes del año anterior); con respecto al promedio anual móvil se tuvo una diferencia del 8% a la baja.
Un aspecto interesante a notar es cómo se está creando una curva en ascenso en el promedio anual móvil, iniciando en noviembre y se mantendrá al menos para febrero de este mismo año, esto habla de cómo de apoco la siniestralidad vial de la ciudad va en aumento, aunque sea muy poco de diferencia entre los diferentes meses.
Víctimas de la violencia vial.
La violencia vial registrada en enero dejó como saldo un total de cinco personas fallecidas en sitio, y fueron todos usuarios vulnerables de la vía; tres personas peatonas y dos motociclistas. Lo que representa un inicio de año complicado para la ciudad en materia de seguridad vial.
De las tres personas peatonas que murieron a causa de atropellamiento, uno era un niño de 2 años, los otros dos eran personas adultas mayores de 60 años (una mujer y hombre).
Personas lesionadas registradas en enero.
De los 208 siniestros viales, 97 registraron lesionados, es decir; el 47% de los siniestros viales registran lesionados, sumando un total de 139 personas lesionadas. Lo anterior nos dice, que hay siniestros viales en los que no solo se registraron personas lesionadas, sino que también se registraron personas fallecidas en sitio.
Información a destacar:
Un niño de 2 años murió en el sitio, atropellado; no se sabe más de este siniestro vial.
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Esto nos habla de dos cosas, la primera, de los altos índices de impunidad que existen en la comisión de este tipo de delitos y la segunda; del diseño poco amigable que poseen nuestras calles y nuestro espacio público.
Criticamos mucho el hecho de que los niños de hoy no juegan en la calle y de que no disfrutan el espacio público, que se la viven encerrados interactuando únicamente con aparatos electrónicos; pero no volteamos a ver el espacio público que generaciones pasadas le han heredado a las generaciones presentes. Un espacio público hostil para que las infancias jueguen y se desarrollen sanamente.
No conocemos el contexto completo ni real de la familia que perdió a este pequeño, por tanto, nos limitamos a no hacer juicios o comentarios. De lo que, si sabemos, es sobre el contexto urbano en el que viven nuestras infancias, un entorno pensado únicamente en el automóvil y no en las personas…un entorno, que no considera la felicidad pero sobre todo la seguridad de las niñas y niños.
Una mujer peatona que murió siendo atropellada por un camión del transporte público.
Esta situación es un tanto parecida a la del pequeño, porque de nueva cuenta, vivimos en una ciudad que durante décadas ha centrado su diseño en el automóvil y no en las personas, menos en las necesidades de las mujeres. El modelo urbano de las ciudades carrocentristas también es un modelo androcentrista, es decir; un modelo de ciudad que solo considera las necesidades de varones jóvenes con cierta clase social y cuyo modo principal de desplazamiento es el automóvil.
Toda persona fuera de estas características es excluida por este modelo de ciudad, y es por ello que dos de las tres víctimas de la violencia vial eran mujeres y niños.
En cuanto a la tercera víctima, se trataba de un hombre adulto mayor, del que los únicos datos que tenemos sobre su perfil, es su género y su edad, no conocemos su clase social. Sin embargo, con los únicos dos datos que tenemos, se puede dejar en evidencia lo poco amigable que es la ciudad para los adultos mayores sin importar su clase social.
Un modelo de ciudad centrado en el auto es un modelo que resta vidas.
Las ciudades carrocentristas además de excluir a las mujeres, a las infancias y a las personas adultas mayores, también excluyen a las clases sociales que no pueden tener acceso a un vehículo particular. 
Este problema de exclusión es un tema mucho más complejo y profundo, al grado de que se le han dedicado tesis enteras y años de investigación. Lo que nos deja mucho que pensar y mucho que analizar, pero con lo que nos gustaría despedirnos, es diciendo que el modelo de ciudad centrado en el automóvil, además de acentuar las desigualdades sociales, es un modelo que resta vidas humanas.
Con información de: Mapasin/Ricardo Rodríguez-Gloria Morales
