“Don Tiburón”, tiene 40 años vendiendo pescado en la Toledo

José Ernesto empezó en el negocio cuando a penas era un niño de 10 años. "Don Tiburón" es un ícono de su sector.

“La mejor mojarra, pargo, botete, marlin o camarón, lo encuentra con Don Tiburón” dice de sí mismo José Ernesto García, quien desde hace 40 años es vendedor de productos del mar.

José Ernesto, o Don Tiburón, como todos lo conocen en la Toledo, empezó a vender pescado desde los 10 años de edad. Incursionó en este noble oficio junto con su familia. Desde entonces, le ha dado para el sostén de su hogar.

Con un peculiar acento costeño, Don Tiburón madruga para recibir a los clientes en su” localito” y preparar es pescado fresco que le traen diariamente desde Altata, Dautillos o El Castillo.

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El comerciante asegura que ese no es ningún trabajo sencillo. Hay que estar en pie desde temprano para atender a los clientes. “Al pescado hay que quitarle la escama y tasajearlo para exhibirlo y venderlo”, dice mientras sostiene un gran cuchillo en su mano.

“Vea qué bonitos están los filetes, son frescos, tienen buen color y están listos para freírlos”, dice mientras muestra con gran orgullo un gran pargo de dos kilos. Según José Ernesto el pescado es perfecto y todo depende de qué tan buena sea la cocinera para preparar el ejemplar.

Luis Enrique recuerda que aún era un niño cuando sus papás se aventuraron a iniciar con este negocio de la venta de pescado y asegura que, aunque en un principio fue complicado para él adaptarse a su nueva vida como comerciante, con el paso de los años entendió que es uno de los más nobles que podía ejercer.

“De aquí hemos sacado para darle estudio a los hijos, me ha tocado darle de comer a mi familia. Aunque en un principio me parecía un negocio muy pesado, uno le va agarrando amor a los mariscos y si te da mucha satisfacción ver todo lo que puedes lograr con un trabajo honrado”, señala.

Ahora, en el negocio trabajan dos de sus hijos, quienes según Don Tiburón son los herederos del emporio pesquero.

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“Uno tiene que darle paso a las nuevas generaciones. Ahora son las “chopillas” estas a las que les toca entrarle al negocio. Uno ya va para abajo, ellos apenas están llegando a la buena edad de trabajar”, dice con orgullo mientras ve a sus hijos de 23 y 25 años, respectivamente, que con ahínco trabajan diariamente para construir un futuro procedente de los productos marinos.

Para José Ernesto es un orgullo traer el sabor del mar a la colonia, pero representa mayor satisfacción tener 40 años en el negocio y enseñar a sus hijos a trabajar y que sean herederos de esta honra familiar.

Don Tiburón le pone olor y sabor del mar a la Toledo. Son muchos peces para un solo tiburón.

Periódico Sector Sur Culiacán Enero 2022

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