La empresa, "caja chica" de la familia
La práctica de deducir con cargo a la empresa los gastos personales, además del pecado fiscal, pone nerviosa a la familia.
Hay etapas en la evolución de la Empresa Familiar, sobre todo al inicio de ésta, en que el flujo de dinero en el negocio se convierte en una tentación financiera para el dueño, y de esa caja se pagan los gastos del supermercado para la casa, libros de texto y uniformes escolares, la gasolina para los hijos, la carne asada del fin de semana… en fin, una serie de gastos personales y familiares. Te puedes sentir muy justificado al pensar: ¿y? ¿Es dinero mío; o no?
Pues no; no es dinero tuyo, es dinero de la empresa. Solo será tuyo si al final del ejercicio ese dinero es remanente, después de gastos, impuestos y separando un prudente fondo de la inversión.
Y luego, ya que tu empresa creció, me han contado que todavía hay contadores que se quieren lucir aconsejando a su patrón: “jefe; esos gastos, si bien no son de la empresa, los podemos deducir”.
¡Error! Sin necesidad de advertirte del riesgo fiscal que corres y tu ya conoces, el uso y abuso de la caja chica en la empresa familiar es una bombita de tiempo a mediano plazo; pues además de que provoca opacidad y confusión financiera, afecta mucho en la percepción de los familiares respecto al aprovechamiento que de esa caja chica hacen quienes se benefician de ella.
No he visto registros contables lo suficientemente claros, como para aplacar la percepción de inequidad que produce en los hermanos o primos, que al otro hermano o primo le compren o paguen gastos personales, con cargo a la empresa.
La práctica de deducir con cargo a la empresa los gastos personales, además del pecado fiscal, pone nerviosa a la familia.
Contacto: Díaz Salazar y Asociados, S.C.
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