Jim Carrey y las medidas de prevención contra el COVID

Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón.

A mediados de los noventas dos famosas películas coincidieron en las taquillas y en los premios Óscar: Forest Gump y La Máscara. Sobra decir que la segunda estuvo lejos de los galardones que el largometraje, protagonizado por Tom Hanks, obtuvo en todos los escenarios en que compitieron. Sin embargo, La Máscara si alcanzó para colocar a Cameron Díaz y a Jim Carrey como estrellas de Hollywood.

Independientemente de ese glamour y de sus recaudaciones monetarias, el tema ahora viene a cuenta a propósito de la celebración de Halloween y todo lo que ello conlleva. Una cantidad importante de niños y jóvenes están pensando en este momento qué tipo de disfraz elegir y tengo una sugerencia para ellos: una máscara.

La máscara de la película de Jim Carrey a la que hice referencia convierte a un empleado bancario en una especie de superhéroe caricaturesco. La máscara a la que me refiero como sugerencia para celebrar el Halloween es el cubrebocas.

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A finales de octubre de 2020, el año de la pandemia, estamos siendo amenazados por un posible rebrote de casos COVID19 en el mundo. Los gobiernos de Francia, Alemania y España anunciaron esta semana que regresaran a medidas de restricción de la movilidad y hasta de confinamiento, en algunos casos.

Mientras tanto, los resultados de diversos estudios siguen comprobando que en las comunidades que hacen del uso de cubrebocas un hábito los casos de COVID19 descienden claramente.

En uno de fecha reciente hubo un hallazgo aún más sorprendente: el cubrebocas no sólo evita la propagación, sino también ayuda a que los síntomas sean menores en caso de contagio. "Las mascarillas, que filtran la mayoría de las

partículas virales, pueden provocar una infección menos grave si contrae una", declaró Mónica Ghandi, la doctora que lidera el estudio y especialista en enfermedades infecciosas de la Universidades de California y John Hopkins.

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Ya en investigaciones previas, el premio nobel mexicano Mario Molina advirtió sobre las bondades de adoptar el uso del cubrebocas de manera generalizada. Publicó un artículo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) de Estados Unidos.

La publicación mostró evidencia de que el uso de cubrebocas redujo el número de infecciones por más de 78,000 casos en Italia y por más de 66,000 casos en la ciudad de Nueva York.

Los puntos comunes de quienes han dado seguimiento a los casos de manera científica es que: 1) el uso de cubrebocas en espacios públicos representa el medio más eficiente para prevenir la transmisión entre personas; 2) es una práctica “relativamente poco costosa”, que debe acompañarse del distanciamiento social.

Por todo lo anterior, es que en estas vísperas de Halloween no nos quebremos mucho la cabeza y seleccionemos un cubrebocas como disfraz. Sugiero que, al mismo tiempo, hagamos uso de nuestra creatividad y dibujemos la sonrisa del personaje favorito sobre la mascarilla. Así, nos ahorraremos unos pesos, nos protegeremos contra un posible contagio, nos divertiremos muy al estilo de Jim Carrey y seremos también muy buenos vecinos.