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[VIDEO] Rosario:19 años consumiendo heroína en el remolino de la muerte

Robos, delitos graves y prisión es el tortuoso camino del que pocos pueden salir con vida

17 septiembre, 2019
[VIDEO] Rosario:19 años consumiendo heroína en el remolino de la muerte
[VIDEO] Rosario:19 años consumiendo heroína en el remolino de la muerte

Robos, delitos graves y prisión es el tortuoso camino del que pocos pueden salir con vida

Rosario quería experimentar en las drogas, nadie lo invitó, hasta los adictos lo rechazaban, pero él fue terco. Tenía 14 años cuando empezó a inyectarse heroína, fue el pase obligado para un desenfreno en medio de delitos y decepciones. Después de 19 años consumiendo heroína pudo salir del remolino de la muerte.

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Rosario sólo quería saber qué se sentía, vivía en un barrio de frontera donde sus compañeros se inyectaban todos los días. “Yo veía a esas personas cómo se quedaban dormidas con esa sustancia química… yo quería estar así. Muchas veces me lo negaron… me decían que no nos miras a nosotros cómo estamos sufriendo en esta vida…pero a mí no me importó, yo llegué a consumir la heroína por mi propio gusto”.

consumiendo heroína

Así fue su inicio: “La probé por primera vez y no fue de mi agrado, porque mi cuerpo como que lo quiso rechazar. Aunque no me gustó lo volví a consumir…tenía como 2 o 3 meses consumiéndola, quise parar a la sustancia esa y ya no pude. Ya fue cuando me empezaron a llegar esas famosas malías”.

El vicio a heroína que adquirió Rosario es el más caro, tan peligroso como todos los demás, pero se vuelve insostenible. “Porque es una sustancia cara que no te la regalan, ni mucho menos un adicto a la heroína te comparte esa sustancia, porque pues es una adicción muy fuerte”, dice con conocimiento de causa.

El siguiente paso fue robar. Las primeras víctimas fueron sus familiares, pero los reclamos en casa lo sacaron de control. Los asaltos en la calle pronto lo condujeron a los tutelares para menores.

Cuenta Rosario que probó toda clase de drogas, esperaba resultados diferentes. Consumió pastillas, jarabe, cocaína, marihuana y cristal. Su máximo riesgo fue mezclar heroína con cocaína y cristal… pero no logró nada. Porque la heroína es muy fuerte y muy celosa, afirma.

consumiendo heroína

Rosario reconoce que el consumo de heroína para los adictos está ligado a delitos diarios. Eso le llevó a la cárcel por 5 años, pero no paró. Al salir “seguía en mi mundo ficticio”. Le siguieron problemas en las calles, con su familia y en delitos graves.

Confiesa con pesar que incluso llegó al homicidio. Estuvo otros 7 años más en prisión. Saliendo de ahí se involucró en el tráfico de drogas como “burrero”, cargando bultos de droga en la espalda por las líneas de frontera. Pero nunca salió de pobre, ni siquiera pudo salir de la resaca.

Rosario se define como egoísta, a eso conducen las drogas, a sólo buscar su propio placer. “A mí no me importaba el sufrimiento de mi madre, de mis abuelitos. Mi madre se enfermó de diabetes y luego del corazón, de rodillas me imploraba que dejara eso. Pero a mí no me importaba sólo quería heroína para mí. Ellos me decían: hasta cuando vas a dejar de dañarnos…pero yo me gozaba incluso con el sufrimiento de ellos”.

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Aun con el vicio Rosario tuvo esposa y 4 hijos. Reconoce que nunca se hizo cargo de ellos. “Porqué en su momento yo prefería comprarme una sustancia de heroína, una sustancia química de esas para satisfacer mi deseo personal, en igual de arrimarle un taco a mis hijos”.

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Rosario siempre caminó en sentido contrario de la responsabilidad, no quería que sus hijos lo vieran drogado. “Aunque les contaban a mis hijos, que yo era un ratero, que yo era un drogadicto, que yo era un malechor, una persona malviviente”. Reconoce que les decían la verdad.

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Sus padres lo internaron muchas veces en centros de rehabilitación, pero Rosario nunca vio en eso una ayuda, sino un castigo. “En su momento yo pensaba que ellos no me querían. Yo pensaba que los que me querían eran los que me brindaban una dosis de heroína, una dosis de marihuana. Yo pensaba que mis padres me perjudicaban en su momento porque me encerraban una y otra vez en anexos fuertes donde me trataban mal”. Dice describiendo su mundo al revés.

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Un día llevaron a Rosario al centro de rehabilitación conocido como Comunidad Sinaí, ubicado en la sindicatura de Eldorado, en la costa de Culiacán. Llegó escéptico como a todos los demás centros donde estuvo antes internado. Pero encontró que ahí no había tanta protección, y que había tratamiento psicológico y clínico. Sintió un trato más humano, y dejó que las palabras hicieron el resto.

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Durante los 6 meses de tratamiento se mostró servicial, pero ya no quiso irse, decidió quedarse para ayudar a los adictos en recuperación. Lleva 3 años sirviendo. En ese lugar recibió el perdón de sus padres y de sus hijos ya grandes.

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De sus anteriores compañeros de vicio, dice que todos están en la tumba. Pasó 19 años consumiendo heroína. Rehabilitado ha vuelto a la vida, con nueva esposa y dos hijos, atrás quedaron dos décadas perdidas llenas de delitos y decepciones… Rosario vive para contarlo. Se escapó de la tumba saliendo de la heroína, el remolino de la muerte.

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Imagen y video:Christian López


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