El Informe de Seguridad y Paz de Culiacán Participa muestra señales de contención en delitos como robo a negocios, robo de vehículos y homicidios. Especialistas y líderes sociales llaman a sostener los avances y fortalecer la corresponsabilidad ciudadana
Por: Francisco Castro
Culiacán atraviesa uno de los periodos más complejos de su historia reciente en materia de seguridad. Sin embargo, en medio de una crisis que marcó un antes y un después, comienzan a aparecer señales que invitan a una lectura menos fatalista.
Lo anterior fue expuesto por Javier Llausás Magaña, presidente de Culiacán Participa IAP, durante una reunión con medios, en donde compartió el más reciente Informe de Seguridad y Paz, un ejercicio ciudadano que analiza el comportamiento delictivo desde abril de 2024 hasta noviembre de 2025.
Las gráficas confirman que la violencia escaló de forma abrupta en septiembre de 2024, sin ignorar un dato clave: que varios indicadores muestran una tendencia a la baja o, al menos, una desaceleración que rompe con la inercia más crítica de la crisis, precisó Llausás.
Robo a negocios: una caída que sorprende
Uno de los datos más relevantes del informe es el comportamiento del robo a local comercial en Culiacán.
Tras alcanzar picos superiores a los 200 casos mensuales durante la fase más aguda de la violencia, noviembre de 2025 cerró con apenas 67 robos denunciados, una cifra no solo muy inferior a los 233 registrados en noviembre de 2024, sino incluso menor a los niveles previos a la crisis.
“En robo a negocios no solo ya igualamos lo que había antes del conflicto, hoy estamos por debajo”, subrayó Llausás.
Atribuyó esta reducción al patrullaje intensivo y a los operativos de presencia permanente.
El dato no es menor: se trata de un delito que impacta directamente en la economía local y en la confianza de comerciantes y consumidores, recordó.
A nivel estatal, Sinaloa muestra una tendencia similar. Aunque las cifras siguen siendo altas, el ritmo de crecimiento se desaceleró, lo que apunta a un cambio estructural más que a una simple variación mensual.
Robo de vehículos: menos presión, pero deuda pendiente
El robo de vehículos sigue siendo uno de los mayores retos.
En Culiacán, noviembre cerró con 232 unidades robadas y un promedio diario de ocho vehículos. Si bien la cifra continúa siendo elevada y representa el 52% del total estatal, es menor a los niveles del primer año de crisis, cuando el promedio diario llegó a 12 unidades.
“Estamos a la mitad del pico más alto, hay una tendencia a la baja, pero todavía estamos al doble de lo que se robaba antes de la crisis”, reconoció Llausás.
La buena noticia es que el delito dejó de crecer y comienza a estabilizarse.
Un elemento clave es el aumento en la recuperación e incautación de bienes. Tan solo desde septiembre, las autoridades han asegurado drogas, armas, municiones y vehículos con un valor de mercado que asciende a miles de millones de pesos.
“Eso es dinero que se le quitó al crimen y vidas que potencialmente se salvaron”, enfatizó Llausás Magaña.
Homicidios: desaceleración en medio del dolor
El indicador más sensible también muestra cambios. En Sinaloa, los homicidios registran una ligera baja, mientras que en Culiacán —que concentra alrededor del 65% de los casos— el repunte reciente convive con una desaceleración respecto a los meses más violentos.
Noviembre de 2025 presenta uno de los promedios diarios más bajos del periodo reciente. No es paz, pero sí contención. “No estamos donde queremos estar, pero ya no estamos cayendo al mismo ritmo”, resumió Llausás.
Expectativas para el 2026
De cara a 2026, Javier Llausás subrayó que el reto en materia de seguridad no es únicamente resistir la crisis, sino aprender de ella. Afirmó que la verdadera resiliencia implica entender lo que está ocurriendo, identificar las oportunidades que surgen incluso en contextos adversos y tomar decisiones colectivas para enfrentarlas.
En ese camino, señaló que si sociedad e instituciones caminan juntas será posible sentar las bases de un nuevo Culiacán.
Reconoció que persisten desafíos importantes, como el aumento reciente en las desapariciones, de las cuales la capital concentra la gran mayoría, pero insistió en que el momento actual representa una oportunidad histórica para corregir el rumbo y construir condiciones de paz más sólidas y duraderas.
La paz como tarea colectiva
Como invitada y desde el sector empresarial, Martha Reyes Zazueta, presidenta de Coparmex Sinaloa, hizo un llamado a no soltar el esfuerzo. “Culiacán está de pie, se está reconstruyendo y somos mucho más los buenos que los malos”, expresó, subrayando la importancia de fortalecer el tejido social rumbo a 2026.
Por su parte, Alma Borjas, directora de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Sinaloa, recordó que la paz no se reduce a la ausencia de violencia. “Hablamos de una paz positiva y duradera, que ataque las causas raíz. Y ahí la educación es fundamental”, afirmó.
El mensaje es claro y, aunque incómodo, necesario: hay avances, pero también tareas pendientes. Reconocer lo que mejora no significa bajar la guardia. Significa entender que, incluso en los contextos más difíciles, los datos pueden marcar el inicio del camino de regreso.