Conoce el Huanacaxtle centenario que da sombra y orgullo a Navolato. Es el guardián del Centro.

En la esquina de Hidalgo y Macario Gaxiola se alza un árbol imponente que ha visto pasar generaciones enteras.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

En una pequeño lugar de la colonia Centro de Navolato, en la esquina de las calles Hidalgo y Macario Gaxiola, se encuentra un árbol que parece desafiar al tiempo.

Es un huanacaxtle centenario que, con su tronco ancho y sus ramas extendidas, ha dado sombra y resguardo a miles de personas a lo largo de generaciones.

Un árbol que forma parte de la vida de los navolatenses

El gran Huanacaxtle forma parte de la historia del Centro de Navolato.

"Este árbol ha estado aquí desde que yo era niño, y ya lo mirábamos igual de grande", comenta don Javier, vecino de la zona. "Es parte de nuestra vida, aquí nos juntábamos a platicar, a descansar, y hasta a esperar el camión".

El huanacaxtle es conocido por su majestuosidad. Sus raíces profundas y su copa frondosa han sido testigos del crecimiento de la ciudad, de los cambios en el centro y de la vida cotidiana de quienes lo rodean.

"Navolato puede cambiar, pero este árbol siempre está, firme, como recordándonos nuestras raíces", dice la señora Lupita, comerciante cercana.

El "guardián" del Centro

El guardián del Centro es un espacio de identidad compartida entre la gente de Navolato.

La gente lo llama "el guardián del Centro", porque más que un árbol, representa un punto de encuentro, un espacio de identidad compartida. Bajo su sombra han pasado enamorados, niños jugando y familias enteras buscando un respiro en los días calurosos.

Para los navolatenses, conservarlo es una forma de honrar su historia y su tierra. "Es un orgullo tenerlo aquí. Cualquiera que pasa por el Centro lo ve y se impresiona. Ojalá lo sigamos cuidando porque es parte de nosotros", agrega doña Rosa, vecina de toda la vida.

El huanacaxtle centenario de Navolato no solo embellece el paisaje urbano, sino que se ha convertido en símbolo de pertenencia y orgullo. En sus ramas se guardan recuerdos, y en su sombra, la memoria de un pueblo que lo reconoce como parte de su identidad.

Si este árbol hablar, contaría la historia de Navolato entera.