El padre Francisco Juárez Barrera bendijo un espacio en honor a Santa María de Guadalupe y San Juan Diego, símbolo de devoción y confianza en Dios en Culiacán
Por: Juan Madrigal
Culiacán, Sinaloa.- Desde hace más de tres décadas, la parroquia Divina Providencia, ubicada en la colonia Emiliano Zapata, ha sido un punto de encuentro donde se fortalecen los valores morales y espirituales.
Celebración y fraternidad en la Divina Providencia: un ejemplo de unión y esperanza
En este espacio, la comunidad se mantiene unida por la fe y el compromiso de tender la mano a quien más lo necesita, sembrando solidaridad y construyendo día a día el bien común.
Durante una emotiva misa dedicada a pedir consuelo y fortaleza por las víctimas de la violencia y a elevar una plegaria por la paz, el presbítero Francisco Juárez Barrera compartió un mensaje que tocó los corazones de los asistentes.
Con voz serena y palabras llenas de sabiduría, recordó que toda obra duradera se levanta sobre bases firmes, y que, en el alma humana, ese cimiento es la fe: la fuerza silenciosa que sostiene, guía y renueva la esperanza incluso en los tiempos más difíciles.
“Una persona sólida es aquella que tiene una fuerte cimentación en Dios. Cuando llegan los problemas y las pruebas, la fe es la que nos sostiene. Hoy vivimos momentos tristes de violencia, pero Dios nos invita a mirar hacia dentro, a poner cimientos nuevos desde abajo, enseñando a los niños los valores cristianos para que cuando crezcan no hagan la guerra, sino que hablen de paz en sus hogares”, dijo el sacerdote.
Sus palabras resonaron en quienes, mantienen viva la esperanza. Recordó también que la fe no es algo abstracto, sino visible en cada persona que lucha por su familia, que trabaja con amor, que perdona y que ayuda a los demás.
“A pesar de todo lo que ocurre, seguimos siendo gente que celebra, que lucha, que agradece a Dios cada día. Las malas noticias hacen mucho ruido, pero también debemos exaltar lo bueno: lo que nos da razones para seguir adelante. Eso es lo que Dios quiere de nosotros: que seamos luz en medio de la oscuridad.”
Uno de los momentos más esperados fue la bendición del rincón que resguarda las imágenes de Santa María de Guadalupe y San Juan Diego, símbolos de amor, fe y esperanza.
“Que este lugar sea signo de nuestra devoción mariana y de los cimientos fuertes de nuestra fe”, expresó el padre Francisco Juárez durante la bendición.
La jornada culminó con un ambiente de alegría y fraternidad. Hubo música, kermés y un concurso de disfraces lleno de color, donde el pequeño bebé Tiago se llevó el primer lugar.
Todo esto formó parte de la celebración por el 215 aniversario de la Independencia de México, una ocasión perfecta para reafirmar que la verdadera libertad y paz inician en el corazón.
Así, la comunidad de la Divina Providencia en la colonia Emiliano Zapata continúa edificando, ladrillo a ladrillo, un legado de esperanza y valor ante el porvenir. En tiempos difíciles, su ejemplo nos enseña que los cimientos más firmes no son de cemento, sino de solidaridad, cariño y amor en Dios. Porque donde hay unión y corazón entregado, siempre habrá motivo para creer en un mañana mejor.