Recorre el Faro de Mazatlán: una caminata con vistas inolvidables

El Faro de Mazatlán combina historia, naturaleza y aventura en una experiencia imperdible. Ya sea que busques una caminata tranquila o un momento para tomarte la foto perfecta, este sitio es ideal.

Por: Pablo Jossmar Reyes Martínez

Ubicado en la cima del cerro del Crestón, el Faro de Mazatlán es uno de los puntos más emblemáticos del puerto y uno de los faros naturales más altos del mundo.

Su sendero escénico ha sido renovado con escalinatas y barandales, permitiendo a visitantes de todas las edades disfrutar del ascenso rodeado de naturaleza.

Durante el trayecto, se puede observar el océano Pacífico en todo su esplendor, junto a la vibrante ciudad de Mazatlán, extendiéndose a lo lejos. La caminata, que dura entre 20 y 30 minutos, es ideal para quienes disfrutan del ejercicio ligero y los paisajes impresionantes.

El mirador de cristal: un reto para valientes

Uno de los grandes atractivos del Faro es su mirador de cristal, suspendido sobre un acantilado. No todos se atreven a pararse sobre él, pero quienes lo hacen disfrutan de una vista panorámica única que combina mar, cielo y ciudad en un solo ángulo.

Es, sin duda, uno de los lugares favoritos para selfies y fotos familiares.

Además, este punto se ha vuelto icónico en redes sociales por la sensación de “flotar” sobre el mar. Si buscas una experiencia que combine adrenalina y paisajes únicos, este lugar te encantará.

Espacio para todos

El acceso al Faro es gratuito, aunque el mirador tiene un costo simbólico.

También hay visitas guiadas, estaciones de descanso, miradores intermedios y venta de bebidas naturales para refrescarte al llegar a la cima. Lo mejor: es pet friendly, por lo que puedes hacer el recorrido acompañado de tu mascota.

Ya sea que vayas con tu familia, en pareja o en plan deportivo, este lugar se adapta perfectamente a cualquier plan.

Vista del atardecer desde la cima del Faro de Mazatlán.

¿Por qué vale la pena conocerlo?

El Faro de Mazatlán no solo es un símbolo de la ciudad, también representa una experiencia donde la historia, la naturaleza y la modernidad convergen. Desde su construcción en el siglo XIX hasta la reciente incorporación del mirador, este sitio sigue evolucionando para cautivar a locales y turistas.

Visitar el Faro es una forma de reconectar con el entorno, disfrutar de vistas espectaculares y conocer una parte esencial de la identidad mazatleca. Una visita que, sin duda, recordarás por mucho tiempo.