En Okinawa, el bingata, una técnica de teñido tradicional con siglos de historia, revive gracias al esfuerzo de artesanos que buscan preservar este arte único, símbolo de identidad, belleza y resiliencia cultural.
Por: Jesús Moreno
Un tesoro nacido del antiguo Reino de Ryukyu
El bingata es una técnica artesanal de teñido de telas que combina colores vivos y patrones inspirados en la naturaleza. Su origen se remonta al Reino de Ryukyu (1429–1879), cuando Okinawa mantenía intensos intercambios culturales y comerciales con China, Japón y el sudeste asiático.
Estos vínculos influyeron en los diseños y técnicas, creando un arte único que representa la identidad de la región.
Durante siglos, el bingata fue un símbolo de estatus, utilizado principalmente por la nobleza y en ceremonias importantes. Sin embargo, con la anexión de Okinawa a Japón y posteriormente con la Segunda Guerra Mundial, muchas de estas tradiciones se vieron amenazadas.
El renacimiento del bingata en el siglo XXI
A pesar de las adversidades, el bingata no desapareció. Hoy en día, familias artesanas como los Chinen y Shiroma han dedicado su vida a rescatar y enseñar esta técnica.
Este renacer no es solo un acto artístico, sino también un gesto de resistencia cultural. En sus talleres, estos maestros transmiten el conocimiento a nuevas generaciones, asegurando que el arte siga vivo. Además, la producción actual busca adaptarse a los tiempos, aplicando el bingata a nuevos productos como bolsos, bufandas y decoración para el hogar.
¿Cómo se crea una pieza de bingata?
El proceso es largo, minucioso y requiere gran paciencia y destreza:
- Diseño y bocetado: El artesano dibuja a mano el patrón, inspirado en flores, pájaros, olas o elementos simbólicos.
- Plantillas de papel: Se crean stencils a mano con cortes muy precisos para guiar el teñido.
- Teñido por capas: Los colores se aplican en capas, dejando secar entre cada una para lograr tonalidades intensas.
- Detalles y retoques: Se añaden pinceladas y sombras que dan vida y profundidad al diseño.
- Lavado final: El tejido se lava cuidadosamente para fijar los colores.
Cada pieza puede tardar semanas o incluso meses en completarse, dependiendo de su complejidad.
Más que arte: identidad y sostenibilidad
El bingata no solo embellece la vida cotidiana; también es un vehículo de memoria y orgullo regional. Mantener esta tradición significa conservar una parte esencial de la historia de Okinawa.
En tiempos recientes, los artesanos han incorporado prácticas más sostenibles:
- Uso de tintes naturales para reducir el impacto ambiental.
- Producción a pequeña escala, priorizando la calidad sobre la cantidad.
- Rescate de técnicas antiguas que favorecen la durabilidad de la tela.
El futuro del bingata
Gracias al esfuerzo de las familias artesanas y al creciente interés turístico y cultural, el bingata está ganando visibilidad internacional. Ferias de arte, exposiciones y colaboraciones con diseñadores contemporáneos han abierto nuevas oportunidades para este legado textil.
Okinawa, con su historia marcada por el mestizaje cultural, encuentra en el bingata un espejo de sí misma: colorido, resistente y profundamente conectado a sus raíces. Este arte, nacido hace siglos, sigue tiñendo de belleza y orgullo a quienes lo crean y lo portan.