A medida que creces como líder, poco a poco tus responsabilidades empiezan a cambiar.
Por: Ildefonso Avilez
Y llega un punto en tu carrera en el que dejas de hacer y empiezas a decidir. Es decir, dedicas menos tiempo ‘operando’ y más tiempo ‘decidiendo’.
Esa es la evolución natural del liderazgo... pero nadie te lo dice. Y ahí es donde muchos se quedan atorados: creen que, por haber fundado la empresa, también son los más capaces para todo.Y no es así.
Héctor Orrantia me lo dijo cuando lo entrevisté para GANAR Podcast: “Cuando crees que nadie lo hace mejor, ya hay —y siempre habrá— alguien que lo esté haciendo mucho mejor que tú.”
Si aspiras a ocupar posiciones de liderazgo es necesario aprender a dirigir personas. Eso significa aceptar, antes que nada, que no somos los mejores. Y esa es una de las paradojas del liderazgo que más trabajo nos cuesta entender. Y cuando un líder no evoluciona, no solo deja de aportar... estorba.
Porque si estás demasiado ocupado jugando “al jefe”, ¿quién va a pensar en el panorama completo? “El pez empieza a oler mal por la cabeza”, dice el dicho.Y no puede haber un cambio en tu empresa si tú, como líder, no cambias. Pues bien... tú eres la cabeza ahora.