El conflicto entre Irán, Israel y EE.UU. podría disparar el precio del petróleo, generando ingresos extra para México, pero también riesgos fiscales
Por: Francisco Castro
En un mundo cada vez más interconectado, los conflictos internacionales no sólo impactan en los titulares: también mueven las finanzas públicas de países como México. Este es el caso del reciente conflicto bélico entre Israel, Irán y Estados Unidos, que amenaza con cerrar el Estrecho de Ormuz —una arteria vital para el comercio mundial de petróleo— y que ya genera movimientos en los mercados energéticos internacionales.
En medio de esta tensión internacional, México podría experimentar un inesperado impulso fiscal. De acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), por cada dólar que suba el precio del petróleo, el país podría recibir 13,100 millones de pesos adicionales en ingresos. Tomando en cuenta que el precio estimado para este año era de 57.8 dólares por barril, un aumento considerable podría representar miles de millones de pesos extra para las finanzas públicas.
Al 18 de junio, el precio de la mezcla mexicana ya había alcanzado 70.23 dólares por barril, y ante la posibilidad de un cierre en el Estrecho de Ormuz, analistas como el IMEF estiman que la mezcla podría escalar hasta 100 dólares. Esto pondría en la mesa una derrama fiscal potencial de cientos de miles de millones de pesos para el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Sin embargo, como todo en economía, hay matices.
¿Más ingresos? Sí. ¿Más gasolina cara? También.
Jorge Cano, coordinador del Programa de Gasto Público de México Evalúa, advierte que este escenario tiene doble filo. Si bien los ingresos petroleros se incrementarían, el precio de la gasolina también subiría, lo cual podría detonar estímulos fiscales para amortiguar el impacto en los consumidores. Esto, lejos de ser un alivio fiscal, podría convertirse en un boquete presupuestario, y así lo subraya en su análisis el Economista.
Y ya ha ocurrido antes: en 2022, pese a recibir 269 mil millones de pesos extra por ingresos petroleros, el costo de los estímulos fiscales a los combustibles fue de 397 mil millones. El saldo final: pérdida neta para las finanzas públicas.
¿Quién gana seguro? Pemex.
Aun en el peor escenario para el fisco federal, Pemex saldría ganando. Gracias al esquema actual del Derecho Petrolero del Bienestar, el 70% de la renta petrolera va directamente a la petrolera estatal, y sólo el 30% al gobierno federal. En otras palabras, si hay que subsidiar gasolinas, el costo lo asume Hacienda, pero los beneficios del petróleo caro los absorbe mayoritariamente Pemex.
Y no es poca cosa. La empresa, una de las más endeudadas del mundo, ya ha utilizado el 59% del presupuesto asignado este año para su rescate financiero. Un entorno internacional con precios altos podría darle un respiro... siempre y cuando la producción no se desplome más.
¿Y la producción? Ahí está el detalle...
Con todo y el alza en los precios, hay un problema estructural que persiste: México está produciendo menos petróleo del esperado. A abril, la plataforma diaria era de 1.69 millones de barriles, 9.4% por debajo de lo estimado. Es decir, si el precio sube, pero no hay suficiente petróleo para vender, el beneficio se reduce.
El dilema: aprovechar la coyuntura o repetir los errores del pasado
En el mejor de los casos, el alza petrolera ayudaría a México a reducir el déficit fiscal, actualmente estimado en 3.9% del PIB. Pero si se siguen los patrones de años anteriores —donde se compensa el ingreso extra con subsidios masivos a los combustibles— el resultado podría ser neutro o incluso negativo.
La historia reciente ya nos dio un ejemplo. La pregunta es si, en este nuevo ciclo, México podrá romperla.
¿Crees que el alza del precio internacional del petróleo beneficiará a México?
a) Sí, mejorará las finanzas públicas.
b) No, se perderá con los subsidios a la gasolina.
c) Depende de cómo lo administre el gobierno.
d) No estoy seguro/a.
