Con la edad de las ilusiones, a sus 15 años, la futbolista originaria de Villa Juárez firma con Mazatlán FC Sub-19 tras una sólida trayectoria nacional, convirtiéndose en orgullo de su comunidad y ejemplo para niñas y jóvenes del municipio.
Con apenas 15 años de edad, pero con una historia futbolística que comenzó prácticamente al mismo tiempo que dio sus primeros pasos, Karla Ramírez Acosta, originaria de la sindicatura de Villa Juárez, municipio de Navolato, ha dado uno de los pasos más importantes de su joven carrera.
Acaba del firmar contrato con el equipo Mazatlán FC, donde ya se encuentra registrada oficialmente en la categoría Sub-19 y participando activamente en la pretemporada.
El fichaje llega precedido de tres campeonatos nacionales, una trayectoria constante en competencias de alto nivel y un crecimiento deportivo que la ha colocado como una de las promesas del futbol femenil sinaloense.
Una pasión que nació en casa
Karla prácticamente nació jugando futbol. Comenta con orgullo para Tus Buenas Noticias, que, desde los dos años de edad, acompañaba a su papá y sus hermanos Carlos y Jonathan a los partidos, donde comenzó a patear el balón casi como un juego natural.
“Empecé desde que tenía dos años, saliendo a ver a mis hermanos y a mi papá jugar. Ellos me ponían a patear la pelota y me fue gustando, al punto de convertirse en uno de mis principales entretenimientos durante mi infancia”, recuerda.
En casa, el futbol siempre fue parte de la rutina familiar. Su papá, Carlos Guadalupe Ramírez Barraza, originario del Campo Clouthier en Villa Juárez, y sus dos hermanos varones han sido una influencia directa en su amor por el deporte.
Karla es la única mujer de la familia que juega futbol, pero eso nunca fue un obstáculo; al contrario, se convirtió en un impulso para destacar.
Cuando fue notorio su talento futbolístico, inició jugando con el señor Sergio Rayas del equipo Las Chivas, le agradece que haya sido uno de los entrenadores que la formó. Y de ahí se pasó a Ciffut con el profesor Chavira donde se involucró a jugar con equipo de niñas porque Rayas no tenía equipo femenil.
Defensa con carácter y visión
Dentro del campo, Karla se desempeña como defensa central y lateral, posiciones que exigen carácter, liderazgo, lectura del juego y disciplina táctica. Son cualidades que ha desarrollado con el paso de los años y que hoy la colocan como una jugadora confiable en la zaga.
Su constancia la llevó a competir durante tres años consecutivos en las competencias nacionales de la CONADE, donde junto a su equipo logró una medalla de plata y dos de bronce, en el último de la mano del profesor Aldo Polo, cuyos resultados reflejan no solo talento individual, sino trabajo colectivo y experiencia en escenarios de alta exigencia.
Estos encuentros se realizaron en distintas sedes del país, tanto en macroregionales como en nacionales, incluyendo ciudades como San Luis Potosí, Zacatecas, Tijuana, Colima, Villahermosa y Guadalajara, experiencias que fortalecieron su carácter competitivo y su adaptación a diferentes estilos de juego.
El llamado que cambió el rumbo
El salto al futbol profesional llegó tras una visoría cerrada, donde Karla fue observada por el cuerpo técnico de Mazatlán FC. “Me llamaron para participar y después entrenamos con las niñas que ya estaban ahí. Todo fue muy emocionante”, relata.
Actualmente, ya suma tres semanas de entrenamiento con el equipo y se prepara para el inicio de la temporada, cuya jornada arranca el 13 de enero. Mientras tanto, este lunes 22 de diciembre, el plantel viajará a Torreón, Coahuila, para disputar encuentros de pretemporada, incluyendo un partido frente a Santos.
Sobre su llegada a un club de impacto nacional, Karla se muestra entusiasmada:
“Me siento muy bien, con mucho entusiasmo. Vamos a seguir echándole ganas para lograr el objetivo del campeonato”.
Un sueño claro: llegar a Primera División
Aunque reconoce que aún es el inicio del camino, Karla tiene claras sus aspiraciones.
“Siempre he jugado con mucha pasión. Me siento orgullosa de que me hayan seleccionado a mí, habiendo otras jóvenes con méritos. Ahora que ya me contrataron, mi meta es llegar a la Primera División”.
En el plantel, Karla es la única jugadora proveniente de Villa Juárez, entre sus compañeras de Culiacán; la otra futbolista que ingresó junto a ella es originaria de Los Mochis, lo que convierte su logro en un motivo especial de orgullo para su comunidad.
Orgullo de Villa Juárez y ejemplo para nuevas generaciones
Karla no oculta el orgullo que siente por representar a su tierra.
“Sí, me siento muy orgullosa de representar a Villa Juárez y al municipio de Navolato”, afirma con firmeza.
Cuando se le pregunta qué consejo daría a niñas y jovencitas que aman el futbol, pero dudan de hasta dónde pueden llegar, su mensaje es claro y sencillo: “Que le echen muchas ganas, que todo se puede lograr”.
Familia, estudios y disciplina
Detrás del éxito deportivo hay un sólido respaldo familiar. Su mamá, Rosa Isela Acosta Ramos, originaria también de Villa Juárez, y su papá la acompañan casi siempre a competencias y torneos nacionales. “Siempre viajamos juntos”, comenta Karla, destacando el apoyo incondicional que ha sido clave en su desarrollo.
En lo académico, actualmente cursa el primer semestre de preparatoria en el Colegio de Bachilleres de Sinaloa (COBAES) de Villa Juárez. Aunque aún no define qué carrera estudiará, tiene claro que la educación seguirá siendo parte importante de su formación integral.
Para sus entrenamientos, combina sesiones en Villa Juárez y en Culiacán, particularmente en la cancha del Parque Constitución, donde continúa afinando su rendimiento físico y técnico.
Un futuro prometedor
La historia de Karla Ramírez Acosta trasciende lo deportivo. En un contexto en el que Villa Juárez enfrenta grandes retos para recuperar la paz y fortalecer la convivencia social ante hechos de violencia, su crecimiento como futbolista y su llegada a un club profesional representan un mensaje de esperanza, disciplina y construcción de futuro.
Ser una mujer joven destacada en el deporte, en medio de circunstancias adversas, significa demostrar que existen caminos posibles basados en el esfuerzo, el talento y el acompañamiento familiar y comunitario.
Karla encarna una narrativa positiva para su comunidad: la de una juventud que elige el deporte como herramienta de transformación social, que rompe estereotipos de género y que confirma que, aun en tiempos complejos, Villa Juárez también es semillero de talento, orgullo y ejemplos que inspiran a creer en la paz desde el trabajo diario y los sueños alcanzables.