Entre estudios y deportes el joven Jesús Armando Delgado se da un espacio para hornear pasteles que deleitan a sus vecinos
Por: Eunice Arredondo
A sus 15 años de edad Jesús Armando Delgado Valdez es un joven muy activo, inquieto y con afición a diversas actividades muy distintas entre sí. Jesús pertenece a una familia en la que la cocina es símbolo de unión, convivencia, trabajo en equipo y disfrute.
Su mamá y su papá disfrutan cocinar y aunque su papá se dedica a la herrería como su abuelo lo enseñó, también disfruta de hacer la comida y tiene buena sazón.
Su mamá se encarga de cocinar para la familia regularmente y se preocupa por hacerlo cada vez mejor, tanto, que le gusta tomar cursos y talleres de cocina para consentir a los suyos con platillos que solo ella les prepara con dedicación y amor.
De ahí el gusto de Jesús por la cocina, el joven recuerda que desde pequeño le llamó la atención aprender a preparar alimentos, primero para él y su hermana; y luego le tomó el gusto a cocinar para los demás.
“Me gusta la cocina, se cocinar lo normal como huevo con jamón para desayunar, espagueti, a veces hago estofado de marlín, desde los ocho años empecé a cocinar, hacía desayuno para mí y para mi hermana” asegura.
De la repostería a la comunidad: un camino de aprendizaje y creatividad
Cocinar en compañía de su mamá es un gusto para Jesús y su inquietud lo ha llevado a ser autodidacta en la repostería, demostrando sus habilidades en la cocina que ya son reconocidas por su familia, amigos y vecinos.
Cocinar permite a Jesús expresar su creatividad, experimentar con ingredientes, sabores y presentaciones.
“Me gusta la repostería primero veía videos de cómo hacer pasteles, empecé a hacer roles de canela, bollitos y pan de elote, los hago para que coman en la casa, a veces los hacemos mi mamá y yo y les damos a los vecinos”, platica.
A raíz de su gusto por la repostería Jesús y su mamá decidieron tomar un curso en el Centro Comunitario para el Bienestar de la Tercera Ampliación de Urías, que queda a unas cuadras de su casa.
El curso es de repostería y a Jesús le interesa aprender las recetas y preparación de pasteles, así como la decoración de la repostería en general.
El proceso de cocinar requiere atención y concentración, además, preparar una comida y disfrutarla puede dar una sensación de logro y satisfacción, lo que mejora el estado de ánimo de quien cocina y une a quienes comen un platillo juntos.
“Me llamó la atención el curso para aprender a hacer cosas diferentes, en las primeras clases ya nos enseñaron a hacer bollitos de naranja y pastel de zanahoria, también nos van a enseñar a hacer flan y pastel de chocolate”, dice entusiasmado.
Jesús hornea en su casa y muchas veces los vecinos le han sugerido que haga pan de elote para vender, pero el joven señala que entre la escuela y sus diversas actividades no le dan los tiempos para comprometerse con un negocio, aunque sí tiene la intención de emprender y continuar estudiando hasta ser chef.
“Si me gustaría dedicarme a esto, he tenido la idea de hacer repostería para vender, los vecinos me piden que venda pan de elote, pero no tengo mucho tiempo, quiero hacerlo más adelante”, señala.
Perseverancia y dedicación: entre desafíos académicos y el gusto por el deporte
Jesús dejó la educación secundaria regular por situaciones personales, pero ahora estudia la secundaria abierta y está a unos meses de iniciar la preparatoria el próximo ciclo escolar.
“En la secundaria abierta me concentro mejor somos menos alumnos y siento que aprendo más, voy a clases todos los días de 9 a 1”, explica.
Pero las ganas de aprender de Jesús no paran ahí, además de la secundaria abierta y el curso se repostería, también toma cursos de inglés y computación en el mismo Centro Comunitario, en donde ha encontrado un espacio para cultivarse y se siente una parte importante y productiva de la comunidad.
Las actividades gratuitas que brinda el CEOBI de la Tercera Ampliación de Urías, son para la familia de Jesús y para muchas otras personas una oportunidad real de capacitación y estudio que los motiva y les permite un crecimiento personal importante.
Jesús combina todos sus cursos con el deporte, practica béisbol desde pequeño y ahora también se ha integrado a equipos de sóftbol y fútbeis, deportes que practica en diferentes días y horarios para poder continuar con sus demás actividades.
“Juego béisbol desde chiquito soy cátcher, segunda y tercera base, juego en la liga Chololos, también juego softbol en la liga Quintero Castañeda y fut beis en el Muralla”, explica.
Los papás de Jesús lo acompañan a sus actividades y en ocasiones sus compañeros de equipo pasan por él para llevarlo, pero hay días en los que se complica la agenda y le da prioridad a la repostería.
“Hay momentos en los que se me junta todo en un día, como los viernes que juego beis, softbol y tengo clase de repostería. Cuando es así me voy al curso de repostería, a eso le doy prioridad”, asegura.
Así, Jesús continúa con sus aficiones sin descuidar sus estudios y mantiene claros sus objetivos para el futuro.
Un futuro prometedor: la aspiración de convertirse en chef
A sus 15 años, Jesús Armando Delgado Valdez no solo representa la esencia de la juventud activa y creativa, sino que también encarna el poder de la familia y la comunidad en la búsqueda de un futuro prometedor.
Su pasión por la cocina y la repostería, cultivada en el calor del hogar familiar, le permite explorar su creatividad y también lo conecta con sus seres queridos y su entorno.
A través de cursos en el Centro Comunitario para el Bienestar de la Tercera Ampliación de Urías, Jesús ha encontrado un espacio que le brinda herramientas para crecer, aprender y soñar en grande.
A pesar de los desafíos académicos, su perseverancia y dedicación son un ejemplo inspirador para sus compañeros y para todos aquellos que lo rodean.
Con el apoyo incondicional de sus padres y la comunidad, Jesús no solo aspira a convertirse en chef, sino que también se prepara para enfrentar los retos de la vida con confianza y determinación.
Su historia nos recuerda que, con pasión y esfuerzo, los jóvenes pueden transformar sus sueños en realidades, contribuyendo al bienestar de su familia y su comunidad.