La ilusión de una cancha digna une a los niños del Club de Fútbol Rasac FC
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
En el parque del Rasac, en Alturas del Sur, cada semana se reúnen más de 150 niños con una ilusión clara: que se les cumpla la promesa de tener una cancha digna para entrenar y jugar fútbol.
Desde hace cuatro meses una comisión de pequeños del Club de Fútbol Rasac FC, acompañados por sus padres y entrenadores, asistieron al Cabildo Abierto para pedir el apoyo del alcalde, con el anhelo de mejorar su espacio de entretenimiento siguen esperando.
Con valentía, los niños pidieron la intervención del Alcalde
Entre esos niños está Daniel García, de apenas 9 años, quien fue uno de los representantes del club en aquella sesión. Con voz firme y con la emoción de quien ama el fútbol, pidió frente a las autoridades que se les apoyara con una cancha de pasto sintético.
“Queremos que venga a ver cómo está nuestro parque”, dice Daniel, quien sigue esperando junto con sus compañeros una respuesta directa.
La promesa del Alcalde
“El presidente municipal nos escuchó y se comprometió”, comentan los padres de familia. “Pero desde febrero no ha venido a visitarnos. Los niños están motivados, creen en las palabras que les dieron, pero también ya preguntan todos los días para cuándo será la cancha”.
El Club Rasac FC no es un capricho improvisado, sino el resultado del esfuerzo de una comunidad que ha transformado un parque antes abandonado en un espacio lleno de vida y disciplina.
“Lo que se ha logrado es gracias al comité del parque, a los entrenadores, a los padres y, sobre todo, a los niños que vienen con ilusión a entrenar”, señalan los entrenadores Hugo Castro y Ricardo Sosa.
Los niños quieren una cancha de pasto sintético
Lo que solicitan no es un lujo, sino una necesidad: una ampliación del espacio y una cancha de pasto sintético, que se comprometen a cuidar bajo reglas claras.
“Nosotros le vamos a dar el mantenimiento, lo que pedimos es que nos ayuden a tener una cancha digna. Ya hicimos la parte más difícil, que fue levantar esto del abandono. Ahora queremos que el alcalde venga, que camine entre los niños, que vea el esfuerzo y nos diga con qué puede ayudarnos”, expresan los entrenadores.
El llamado de Daniel y sus compañeros no es político, es genuino. Viene desde la ilusión de la infancia que espera cumplir un sueño. El mensaje es claro: “Jugar en espacios dignos y con plena disciplina haremos de este sitio una mejor comunidad para vivir”.