Con dedicación rescata y cuida perros y gatitos de la calle.
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Para Marisela Castaños es imposible imaginar una vida sin estar al cuidado de sus mascotas. Todos ellos, son la alegría de su vida. Se han convertido en su familia.
Desde pequeña creció en un hogar en donde no pueden faltar las mascotas, sus padres siempre reconocieron el valor de los animales y desearon inculcar en sus hijos el amor hacia los seres más indefensos.
El objetivo fue cumplido. Marisela y sus cuatro hermanos crecieron rodeados de juegos, ladridos y el cariño que los cachorros pueden ofrecer.
Eso la llevó a desarrollar un amor genuino por los seres indefensos.
“No concibo a alguien que no ame y respete a los animales, forman parte de la felicidad de la vida. Ellos son una alegría, sin embargo, sé que hay muchos humanos a quienes les hace falta un poco de empatía y caridad”, señala la joven de 34 años.
Desde muy jovencita sintió interés por ayudar a los animalitos en estado vulnerable, se acercó como voluntaria a diversas asociaciones de animales y prestó su servicio.
Sin embargo, Marisela sentía la necesidad de hacer un poco más.
Un día, mientras viajaba acompañada de una amiga en un transporte público, vio como atropellaron a un perrito, y sin pensarlo dos veces pidió la bajada y las dos amigas corrieron para auxiliar al animal malherido.
De inmediato, solicitaron ayuda a algunas asociaciones, pero la petición fue en vano. Nadie pudo ayudarlas, por lo que desesperadas ingresaron al perrito a una veterinaria cercana.
“Me acuerdo que mi amiga y yo pagamos todos los gastos, el médico nos ayudó y agradeció por la labor de rescatarlo”, dice con una sonrisa de satisfacción.
Después de esa experiencia, Marisela, junto con sus hermanos, continuaron trabajando para rescatar animales en situación vulnerable y encontrarles un hogar.
Con gran esfuerzo y mucho trabajo, lograron fundar la asociación Balto y Togo, Bienestar y Rescate Animal. Por medio de la cual, hacen una ardua labor en favor de los animales en estado de abandono o vulnerabilidad.
Al día de hoy, tienen más de 80 perritos y 50 gatitos que, como Marisela dice, “son su vida”, pues forman parte de su familia.
Marisela y Jesús Ernesto, su esposo, trabajan con fervor para cuidar de los 14 perritos que tienen en casa. Esos animalitos, en alguna medida, llegan a suplir el amor por los hijos, que todavía no llegan en su matrimonio, pero que esperan con gran anhelo.
“Mi mayor deseo es ser mamá, pero no lo he podido lograr, sé que Dios me tiene una tarea y tengo que cumplir con eso y ya después llegarán los bebés. Ahorita la tarea es seguir ayudando, lograr tener un albergue para darles asilo, y que siempre tengan alimento”, dice con entusiasmo.
Los perros adorables son un refugio temporal de sus sentimientos. Mientras tanto, busca concientizar a los jóvenes sobre la importancia de una adopción animal responsable.
Contadora de profesión, actualmente estudia una nivelación académica para buscar la oportunidad de impartir clases a los jóvenes.
“Me interesa la docencia porque hago talleres en las escuelas y damos pláticas a los jóvenes, quiero aprender a llegarle a los jóvenes, y elaborar un proyecto para impulsar la fundación y que entiendan lo importante de una adopción responsable”, señala con firmeza.
Aunque la docencia es una meta a mediano plazo, ahorita su prioridad es enfocarse en el bienestar de los animales que han rescatado.
“Mi prioridad ahorita es que siempre tengan alimento, porque no dejamos que un día se queden sin comer. Dejo de comer yo, pero ellos no”, dice entre risas.
Para Marisela es importante que exista una armonía entre el ser humano y el medio ambiente. Considera necesario que haya una sensibilidad en las personas para entender que ese, es el legado que se queda para generaciones futuras.
“La gente debe entender que los animales necesitan del hombre, pero también el hombre necesita de los animales. Queremos generar armonía, esperanza, algo por que luchar. Es muy importante generar empatía por otro ser, sin esperar nada a cambio”, afirma.
Así, es como con su punto de vista y amor por los animales se ha convertido en un ejemplo a seguir, su hermana menor, decidió estudiar veterinaria para seguir con la labor del rescate animal. Además, los voluntarios de Balto y Togo trabajan para seguir rescatando a más animalitos que lo necesitan.
Al rescatar perros y gatos, Marisela se rescata la esperanza de una sociedad compasiva, y disfruta de sus días rodeada de amor genuino. Con un modelo diferente hace emprendimiento con caridad.