Unimate de General Motors: El primer trabajador industrial robótico que cambió la automatización en el siglo XX.
Por: Iván Aguilar
El Terreno Fértil del Siglo XX
El siglo XX fue un caldo de cultivo para la innovación. Los fundamentos teóricos de la mecánica clásica, establecidos por gigantes como Newton y Lagrange, proporcionaron el lenguaje matemático necesario para describir y predecir el movimiento complejo.
A esto se sumó el desarrollo vertiginoso de la electrónica, la invención del transistor y el nacimiento de la computación. El escenario estaba listo para que los autómatas de secuencias fijas dieran un salto evolutivo y se convirtieran en verdaderas máquinas programables.
El concepto de automatización, acuñado en Ford en 1947, ya no era una fantasía, sino una estrategia competitiva clave para la producción en masa.
Los Primeros Pasos: De ELSIE a SHAKEY
Los primeros dispositivos que podríamos llamar "robots" modernos eran modestos, pero revolucionarios en su concepción. En 1948, el neurofisiólogo británico Grey Walter presentó a ELSIE (Electro-Light-Sensitive Internal-External), una pequeña tortuga robótica que exhibía un comportamiento complejo y realista ELSIE podía:
- explorar su entorno,
- evitar obstáculos,
- dirigirse hacia una fuente de luz para recargar sus baterías,
demostrando así, por primera vez, la capacidad de una máquina para interactuar de forma autónoma con su entorno.
Una década más tarde, en los años 60, el Instituto de Investigación de Stanford llevó este concepto mucho más allá con SHAKEY. Este robot, que se comunicaba por radio con un ordenador central, fue un verdadero pionero. Estaba equipado con una cámara de televisión, sensores táctiles y software de razonamiento.
SHAKEY podía percibir su entorno, interpretar comandos sencillos como "ve a la habitación de al lado y mueve el bloque sobre la mesa", y planificar una secuencia de acciones para cumplir la tarea.
Fue el primer robot que demostró la capacidad de razonar sobre sus propias acciones, un hito fundamental en la unión de la robótica y la inteligencia artificial.
La Chispa de la Reprogramabilidad: El Nacimiento de Unimate
A pesar de estos avances, el verdadero punto de inflexión para la industria provino de una idea aparentemente simple pero profundamente transformadora: la reprogramabilidad. El inventor estadounidense George Devol concibió un "Transferidor de Artículos Programado" y lo patentó en 1954.
Su visión era crear una máquina que pudiera aprender y repetir una serie de movimientos, pero que, a diferencia de los autómatas, pudiera ser reconfigurada para realizar tareas completamente diferentes. Esta idea atrajo la atención de Joseph Engelberger, un ingeniero y empresario que vio inmediatamente su potencial.
Juntos, fundaron la primera compañía de robótica del mundo: Unimation (Universal Automation). En 1961, su creación, el Unimate #001, fue instalado en una línea de montaje de General Motors en Nueva Jersey. Su tarea era levantar piezas de metal al rojo vivo de un molde de fundición y soldarlas al chasis de los coches.
Era un trabajo peligroso, monótono y agotador para un ser humano. Para el Unimate, era solo el comienzo. Con su imponente brazo hidráulico, trabajaba sin descanso, con una precisión y una constancia inigualables.
No fue solo una máquina; fue el primer trabajador industrial robótico, el pionero que inauguró la era de la automatización y demostró que la colaboración entre humanos y robots forjaría un futuro de una productividad y seguridad sin precedentes.