Maribel Guardia deja ver los rincones de la casa que considera su templo personal, un lugar marcado por la devoción religiosa, la paz del jardín y los recuerdos de una carrera construida a lo largo de décadas en México
Por: Karina Valdez
Durante el periodo de confinamiento, diversas figuras del espectáculo abrieron una ventana a su vida privada al compartir imágenes y videos desde sus hogares. Estas publicaciones no solo muestran espacios lujosos, sino que permiten al público conocer de cerca el entorno donde las celebridades enfrentaron el aislamiento.
Aunque muchos famosos optan por mostrar solo fragmentos de sus residencias, pocos se atreven a recorrerlas a detalle. Una de ellas es Maribel Guardia, quien permitió a las cámaras entrar a su hogar y descubrir un espacio que refleja espiritualidad, trayectoria y una profunda conexión con la naturaleza.
Espiritualidad y protección en cada rincón
Para Maribel Guardia, su casa no es únicamente una propiedad, sino un refugio emocional y espiritual. La actriz y conductora, nacida en San José, Costa Rica, y radicada en México desde finales de los años setenta, ha construido un hogar que define como un verdadero templo personal, donde encuentra paz, armonía y tranquilidad.
La presencia de elementos religiosos es constante en distintos espacios de la residencia. En la sala principal destaca una imagen de la Virgen de Guadalupe, acompañada por cuarzos, además de diversas pinturas de artistas mexicanos y costarricenses, así como obras realizadas por su propia madre.
Uno de los aspectos más relevantes es su profunda devoción a San Miguel Arcángel. Maribel ha compartido que, tras una experiencia personal, prometió rendirle honor y respeto, lo que se refleja en las múltiples imágenes, lámparas y una fuente dedicada a esta figura, tanto dentro del hogar como en el jardín.
Para ella, esta devoción va más allá de lo decorativo y forma parte de su vida cotidiana.
Un árbol monumental como corazón del hogar
El jardín es, sin duda, uno de los espacios más importantes de la propiedad. Es ahí donde se encuentra un enorme árbol que se ha convertido en el centro emocional de la casa.
Maribel suele sentarse a meditar y contemplar la naturaleza, encontrando en ese entorno un estado de serenidad que, asegura, desea transmitir a quienes lo visitan.
El árbol no solo aporta belleza, sino que también alberga ardillas que frecuentan la zona, un detalle que la actriz observa con entusiasmo. El jardín está diseñado para convivir y disfrutar en familia, con juegos como columpio, resbaladilla y un brincolín donde su nieto, José Julián, pasa largos momentos de diversión.
Este espacio verde es el contraste perfecto con la vida pública de la artista, ya que representa un lugar de descanso, introspección y conexión con lo esencial, alejado del ritmo acelerado del espectáculo.
El altar personal: Reconocimiento, trayectoria y amor propio
La casa también refleja la sólida carrera que Maribel Guardia ha construido a lo largo de décadas en México. Tras representar a Costa Rica en Miss Universo 1978, certamen realizado en Acapulco, decidió establecerse en el país, instalándose en Jardines del Pedregal, al sur de la Ciudad de México, cerca de los foros de Televisa en San Ángel Inn.
La sala principal, de fachada blanca y entrada de cristal, alberga un piano blanco donde su esposo, Marcos Chacón, y su hijo, Julián Figueroa, solían tocar. Es un espacio cargado de recuerdos personales y profesionales, ya que ahí también se concretaron acuerdos importantes para su carrera artística.
Uno de los rincones más llamativos es el gimnasio, donde la actriz se ejercita regularmente. Las paredes están cubiertas con portadas de revistas en las que ha aparecido, que funcionan como recordatorio de su disciplina y constancia. Esta idea surgió por sugerencia de su madre y se ha convertido en una fuente de motivación personal.
El hogar se completa con un amplio clóset dividido entre ropa cotidiana y vestuario escénico, que incluye desde vestidos con pedrería hasta accesorios como penachos y alas, indispensables para sus presentaciones.
La recámara, decorada en tonos dorados, cuenta con:
- Un gran espejo estilo camerino.
- Un sillón reclinable.
- Balcones.
Más allá del lujo y la amplitud, la casa de Maribel Guardia es un reflejo fiel de su esencia: una mujer que combina espiritualidad, amor propio y una carrera construida con esfuerzo. Un hogar donde cada rincón cuenta una historia y donde la intimidad se transforma en un espacio de cercanía con su público.