2022-02-18

9 PRINCIPIOS MILENARIOS gracias a los cuales la sociedad Nipona es uno de los países más desarrollados del mundo.

9 PRINCIPIOS MILENARIOS gracias a los cuales la sociedad Nipona es uno de los países más desarrollados del mundo.

Consiste en comportarse de forma honorable y decorosa.

Una persona honesta nunca traicionaría su palabra.

No haría nada a espaldas de otra persona que pudiera causarle un perjuicio.

Trataría las posesiones ajenas de la misma forma en la que trata las suyas propias.

Se comportaría de la misma forma tanto si está siendo observado como si no.

Buscaría siempre un trato justo en el que ambas partes fueran igualmente beneficiadas.

El respeto en el sentido de tratar a todos por igual sin importar su procedencia, religión, sexo, color de piel o estatus social.

Consiste en hablar de forma cortés actuando siempre con amabilidad, en devolver una sonrisa, en procurar no molestar a otras personas con nuestros actos, en no anteponer el beneficio propio al ajeno.

¿Qué puedo decir del respeto en Japón?

Aún me sigo sorprendiendo cuando presencio alguna conversación entre dos japonenses en la que ambos se hacen reverencias el uno al otro casi hasta el aburrimiento.

Todo para mostrar el elevado respeto que sienten por la persona con la que hablan.

Se trata de estar desapegado del resultado y de no esperar que la acción nos sea devuelta con posterioridad.

Si algo he podido comprobar en cada una de las desgracias naturales que Japón ha sufrido desde que puse un pie en el país es el elevado nivel de solidaridad que tienen los japoneses para ayudar a aquellos que, por causas de la fortuna, se han visto afectados por ellas.

Entiendo por humildad el conocimiento de nuestras propias limitaciones y obrar según ese conocimiento.

La modestia de no creerse en posesión de la verdad y la voluntad de aspirar siempre a seguir mejorando sin considerarse ya en la cima del conocimiento.

Cuando pienso en humildad, siempre me vienen a la cabeza los grandes maestros de las artes marciales japonesas.

Muchos de ellos, ante los halagos por sus extraordinarias habilidades, suelen responder con una sonrisa y un gesto que viene a significar “Aun me queda mucho para ser extraordinario…”.

Incluso después de haber entrenado miles de horas y haber dedicado toda una vida a la práctica de las artes marciales, aún siguen aprendiendo.

La paciencia es la capacidad de esperar sin perder la calma, de saber elegir el momento adecuado para ejecutar una acción, de persistir a pesar de la adversidad, de perseverar en nuestro empeño aunque tengamos la impresión de no estar avanzando, de levantarnos cada vez que nos caemos, de respetar que cada uno tiene su propio ritmo.

Hay un dicho japonés acerca de la paciencia. Dice así:

“Si caes 7 veces, levántate 8”.

Se trata de la capacidad de no quebrantar la palabra incluso a pesar de que las circunstancias se vuelvan adversas y cambiantes.

Consiste en la adhesión firme a personas, instituciones u organizaciones con las que hemos deseado comprometernos y por las cuales velaremos incluso a pesar de que nuestros intereses personales se crucen por el camino.

La lealtad en Japón se palpa en el ambiente, sobre todo en el mundo empresarial.

Una vez escuché la historia de una empresa japonesa que debido al tsunami de 2011 perdió todas sus fábricas y tuvo que iniciar un proceso de reconstrucción que duraría 2 años.

El resto de empresas del grupo respetaron sus contratos y le dieron tiempo hasta que volviera a estar operativa y poder continuar su relación comercial como si nada hubiera ocurrido.

La austeridad es contraria al derroche, incluso a pesar de que poseamos una gran riqueza y seamos abundantes en recursos.

Una persona austera, no necesita mostrar a los demás la buenaventura de la que está disfrutando gastando y comprando cosas que realmente no necesita.

Solo hace falta ir al palacio imperial de Kioto y entrar en el interior para ver cómo el que podía ser el hombre más rico de Japón no vivía rodeado de brillantes y espacios sobrecargados, sino más bien todo lo contrario.

Consiste en apreciar lo que es bueno en la vida.

Es la actitud de dar las gracias por todo lo que recibimos reconociendo así el esfuerzo que hacen los demás por nosotros.

Es una forma de vida en la que siempre se trata de ver el vaso medio lleno.

La gratitud pasa por sentirse afortunado de lo que se tiene a pesar de que otras personas tengan más que nosotros.

Si tuviera que elegir la palabra que más veces he escuchado durante mi estancia en Japón, muy posiblemente diría que es “arigatou”, que significa “gracias”.

Cuando ambos lados de la balanza están en el mismo punto y los acontecimientos fluyen sin conflictos ni disputas.

La armonía se da cuando las relaciones entre las personas son saludables y tanto unos como otros velan por el bienestar del resto.

Japón es una sociedad con un elevado nivel de armonía.

La baja tasa de criminalidad de la que disfrutan y sus costumbres por mantener siempre un consenso a la hora de tomar decisiones que afecten a la totalidad del grupo, son dos grandes pruebas de ello.

Que tal si nos decidimos desde hoy a hacer nuestros estos preceptos, uno de ellos a la vez y un ciudadano a la vez, con PACIENCIA pero con determinación, ofreciendo ese ejemplo a nuestros hijos, contagiando a todos nuestros hermanos y así mismo enviando ese maravilloso mensaje de AMOR Y DE LUZ a la humanidad en pleno;

Quizá no solo avancemos a ser países desarrollados si no haremos del Mundo un lugar mucho mejor.

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