2020-08-29

Las tres fases del proceso emocional

La toma de decisiones puede estar basada en un pensamiento, en una emoción o un sentimiento. ¿Cómo lo haces tú?

La toma de decisiones puede estar basada en un pensamiento, en una emoción o un sentimiento. ¿Cómo lo haces tú?

Por: Édgar Chávez Bobadilla

Para comprender en mayor medida las acciones de los seres humanos es importante estar consciente que las emociones ejercen fuerza sobre el comportamiento de las personas. Pero éstas, ¿cómo se presentan en los individuos? Ya sea en cambios físicos o psicológicos, este sentir influye en el pensamiento y en la conducta del ser por un proceso emocional.

Cualquier proceso psicológico conlleva una experiencia emocional de mayor o menor intensidad y de diferente cualidad, por lo que la reacción emocional es algo omnipresente a todo proceso. Por tanto, explicamos más a detalle las fases del proceso emocional y cómo se presentan en el ser humano.

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Las emociones se disparan a causa de algún tipo de hecho significativo. El cerebro reptiliano (el que

se encarga de reaccionar abruptamente) actúa inmediatamente mandando señales de reacción al cuerpo ante la emoción percibida.

Este hecho hace relación subconsciente dentro de tu cuerpo (un recuerdo perturbador, una sensación dolorosa o un pensamiento inquietante) o puede producirse en el mundo que te rodea (algo que puedes ver, oír, oler, saborear o tocar). El cerebro reptiliano percibe este hecho y te advierte que es importante.

El cerebro empieza a evaluar este hecho, procesa y emite un auto juicio: “Es bueno o malo? ¿Me beneficia me perjudica?” Al mismo tiempo, el cerebro comienza a estimular el cuerpo para que actúe, para que se acerca o evite el hecho.

Si el cerebro considera el hecho como perjudicial, se desencadena la “respuesta lucha o huye”, y el cuerpo se prepara para atacar o para escapar.

En esta etapa, la mente empieza a asociar palabras, ideas y significados a los cambios que se producen en nuestro cuerpo. La mente puede poner a nuestras sensaciones e impulsos una etiqueta como “frustración”, “alegría” o “sentirse fatal”.

Generando un impacto significativo sobre cómo actuamos frente a ellas. Un ejemplo puede ser, observar a dos personas en una montaña rusa. Una de ellas está aterrada; la otra lo está pasando de maravilla. Ambas están experimentando los mismos cambios físicos (aumento de los niveles de adrenalina, mayor tensión arterial), las mismas sensaciones físicas (estómago revuelto, corazón acelerado) y los mismos impulsos (llorar) pero sus experiencias subjetivas son muy diferentes y dependen de lo que su mente les dice. Una mente dice: “¡Qué divertido!”, mientras que la otra indica: “¡Esto es peligroso!”. ¿Quién de los dos la está pasando bien y quién tiene miedo?

Ya que haces conciencia de estas tres fases, viene lo más importante: la TOMA DE DECISIÓN.

¿Tus decisiones son pensadas, emocionales o sentidas?

De eso platicaremos en la próxima entrega.

¡Saludos!

Edgar Chávez

Contacto: edart_ch@hotmail.com

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