2018-02-16

Taller de vida te presenta, "Aforismos sobre el amor"

Sólo cuando se desmiente el ideal, se vuelve posible el amor. Habrá menos decepciones amorosas cuando cambiemos la fantasía de la completud, por la realidad de un insuficiente queriendo ser, inútilmente, el todo para otro.

Hablemos de amor en Taller de vida, hablemos de sus aforismos.

Ésta es una colaboración del psicoterapeuta humanista,

Antonio Ayala.

Sólo cuando se desmiente el ideal, se vuelve posible el amor.

Todo amor que nace desde la demanda del otro, es desde su demanda, insatisfactorio;

porque carece de autenticidad. No es genuino; el otro se hizo cosa (se deshumanizó) y ésto nos resulta sumamente decepcionante.

Todo amor que se patenta en la entrega total y desmedida, será considerado como un amor a destiempo por el ser amado.

La paradoja amorosa sucede cuando dos que pretenden amarse, terminan por cosificarse; porque se utilizan, pero nunca se llenan.

El exterior es real si cumple con tus necesidades: Reconocemos del otro como amor,

aquello que el otro hace, que cubre nuestras demandas, aquellas, que nacen de nuestras carencias.

Sólo cuando se desmiente el ideal, se vuelve posible el amor. Habrá menos decepciones amorosas cuando cambiemos la fantasía de la completud, por la realidad de un insuficiente queriendo ser, inútilmente, el todo para otro.

Ser complacido y ser amado, son cosas distintas, pero a menudo, lo exigimos como sinónimos. La complacencia, se exige desde un Ego desequilibrado, condicionando a extinguir lo insaciable.

Ser amado, se logra sin condicionamientos, desde un ego saludable y equilibrado, saciándose de lo que el otro ofrenda amorosamente.

Amor y deseo no caminan el mismo sendero; mientras el amor busca la integración y se basa en lo asequible, el deseo camina en medio de la pasión y camina hacia lo inasequible; lo imposible.

Caemos secuestrados en el amor, cuando interpretamos dicho afecto desde el control.

Hay una pugna del romántico por demostrar al otro lo indemostrable: convencerlo de su amor. Esto es siempre ficticio e inútil; el amor es manifiesto o no es.

La más grande decepción que encierran las frustraciones amorosas, es comprender que aquel, nunca podrá amarme, como quisiera, como en su infancia necesitó.

El amor es cura del fatídico desamor, es quien nos abandona en la apatía por la vida y despoja de la alegría por sentir; y su complemento el desamor, es quien nos despierta a golpes del hedonista enamoramiento, arrebatándonos de la inhabitable fantasía, devolviéndonos a la necesaria realidad.

En el amor, a veces, la vida te planteará dos opciones: quedarte contigo o ir tra él. Elige lo primero si quieres conservarte, porque en lo segundo, invariablemente,

terminarás perdiéndote y volviendo con las manos vacías.

El amor como fuerza creadora y destructiva, ésta ambivalencia que nos salva de la indiferencia ante la vida.

Hagamos el amor todo el día, todo el tiempo, día y noche, en la casa, en la calle, en público y, sobre todo, en privado; dejemos el sexo para esos ratos de aburrimiento, cuando el cuerpo tenga sed, aunque el alma esté saciada.

Los banales viven saciando al cuerpo y dejan morir de hambre el alma

El enamoramiento nada tiene que ver con el amor, es un proceso de idealización y carece de realismo y fundamentos lógicos sobre el otro.

Amar involucra conocer, tocar al otro en carne propia, palpar sus defectos y mantener la convicción de continuar a su lado si ello no nos degrada.

El enamoramiento es un amor de antemano, porque se ama desde antes de conocer a la persona, aquello que nuestro deseo ha de depositar en ella.

La idealización en el amor...El enamoramiento (en-amor-miento).

El amor romántico y sus romanticismos... Es sólo desde el romanticismo que el amor de sacrificio, tiene un sentido noble y se muestra como un amor que nos humaniza.

En lo real, deshacerse en la búsqueda de ser acogido por el otro, es un acto de renuncia a lo que somos y un abandono sin medida de lo que seríamos en la libertad de no ser esclavos.

Buscamos entonces un amo, porque la libertad nos parece deleznable en la ignominia de no ser reconocidos por un Otro.

El enamoramiento es un apego compulsivo. Una adherencia al otro y una renuncia al Ser. Porque al amor no hay que encontrarlo: hay que crearlo a diario.

Pregúntate esto ¿La pareja que tienes, la elegiste tú o tus carencias? Cuando las carencias dirigen nuestras decisiones, solemos decir “Dios lo puso en mi camino” y le llamamos enamoramiento a la suerte de imaginario que hacemos del otro desde nuestros vacíos.

Elegir con la consciencia evita onanismos ideológicos (enamorarse) y mira con justo tamaño al otro, decidiéndose a amar de antemano a un incompleto lejos de pretender ser completado por él.

Solemos elegir desde los vacíos predestinándonos un sin fin de frustraciones; sería más inteligente hacer una observación exhaustiva de aquello que nos dejó en falta para no caminar por los senderos que nos han trazado premeditadamente nuestras carencias.

Nunca nos enamoramos del otro; nos enamoramos de ese que somos, con el otro. De igual modo no odiamos al otro, sino a nosotros mismos…el mundo que no marcha bien, no es el de enfrente, sino el propio y aquello que nos angustia, es la proyección de eso que rechazamos en nosotros y depositamos a ajenos para salvarnos a nosotros mismos.

El amor en tanto deseo, es siempre satisfecho desde la parcialidad, pues cuando se alcanza, se termina y si se posee, se cosifica.

Por tanto, la condición para que un amor sea "el amor de tu vida" es no poder tenerlo.

No se da el amor por inspiración sino por necesidad, pero mientras no conozcas tus necesidades, creerás que dar tu amor es hacer un favor.

El amor y la libertad son una dialéctica: uno sin el otro, no pueden existir. Serás tan libre en el amor, como seas capaz de respetar la libertad del ser que amas.

El amor es un verbo que crea afectos y une los cuerpos; conciencia, observación y servicio propio, alcanzados por medio del otro. El amor nos vuelve inmortales; pero es el desamor quien nos humaniza y nos retorna a nuestra mortalidad, llenando de humildad nuestra existencia misma.

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