El arte de un maestro churrero

Conocido como "don churrito" Jesús Alfonso Ayón suma 47 años como vendedor de churros en la esquina situada justo enseguida de las instalaciones de la Cruz Roja de Culiacán...

Por: Kenia Meza

“Don churrito” se ha convertido en una persona que le ha dado sabor y dulzura a cientos de culiacanenses.

(TBN) Un delicioso placer de origen español que quedó arraigado en el corazón gastronómico de los mexicanos son los churros cubiertos de azúcar. Y con más de 4 décadas de sabor, Jesús Ayón es el maestro churrero culiacanense por excelencia, ¡conoce su historia!

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Ya sea en tiempo de calor o de frío, si es un día soleado o lluvioso; el antojo de comer churros no tiene fecha de caducidad para los sinaloenses. Y felizmente están seguros de encontrar al maestro churrero justo en la esquina de la cruz roja.

maestro churrero

47 años se dicen fáciles pero conlleva mucho esfuerzo, trabajo y un centenar de historias creadas por cada persona que visita la carreta de los churros, instalados junto al edificio de Cruz Roja Culiacán.

Representa la saciedad por más de cuatro décadas de las personas que van en búsqueda del sabor y la atención de Don Jesús Alfonso Ayón y su familia.

En entrevista con el churrero Jesús Alfonso Ayón, nos platica que este oficio ya estaba impregnado en su sangre pues desde “antes de nacer, ya se encontraba en el negocio”.

maestro churrero

Lleno de orgullo comentó que fue su abuelo quien inició con el arte de la churrería en su familia. El abuelo aprendió este oficio cuando fue trabajador de la mina “El Mineral de Guadalupe de los Reyes y El Tambor” en Cosalá, gracias a un español.

Su compañero de trabajo solía cargar consigo una máquina de churros, por lo que despertó la curiosidad de su abuelo y decidió enseñarle todo lo que sabía.

Al aprender, su abuelo comenzó a vender churros en sus ratos libres a los mineros cansados por la jornada laboral. Un churro era como un regalo del cielo.

maestro churrero

Poco tiempo después su abuelo se casó y a su hijo, el padre de don Jesús, le transmitió sus conocimientos ‘churerros’. Fue así como el arte de un maestro churrero se pasó de generación en generación.

Hoy en día don Jesús presume que “casi todo Culiacán lo conoce” y por sus atenciones, algunas personas de cariño lo llaman “don churrito”.

La clientela no desespera por su bolsita de churros pues resulta sorprendente presenciar el proceso de elaboración de esta delicia y disfrutar sus olores.

maestro churrero

Es un deleite el observar la destreza con la que trabajan los churreros al ‘amasar’ la mezcla hasta la delicadeza con la que manipulan las tiras de masa que llegan en forma de churro.

De esta manera don Jesús no sólo ha regalado pedacitos de cielo transformados en churro, sino que ha sacado adelante a su familia, y hoy en día sus hijos son grandes profesionistas.

Entonces, cuando alguien te diga “come churro”, tu mejor respuesta sería: “sí, pero que sean de los churros de la cruz roja en Culiacán”.

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